Prologo

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Amara daba inicio a su día como normalmente lo hacía, un baño, tomaba su desayuno y esperaba a que su padre la llevara directamente a la escuela para reunirse con sus amigos; aunque ese día sería diferente, pues es nueva en la ciudad, por ende, nueva en la escuela.

***

Emir, por otro lado, amaneció en la misma cama de siempre preguntándose si debía ir o no a la escuela y si en realidad era necesario hacerlo. Su madre le gritaba desde la sala apresurándolo, pues ya se hacía tarde.

No tenía opción, es el primer día de su último año. Pronto saldría de ese infierno llamado escuela.

***

Al llegar a su nueva escuela, Amara se sentó en un banco gris que estaba en el amplio patio frontal para observar a sus compañeros pasar. Es su último año y espera que no se presenten problemas. No había querido irse de su antigua escuela. Pero su padre, por motivos de trabajo, fue transferido a esta ciudad y con él toda su familia.

Amara desde niña siempre fue sociable por lo cual sabía con certeza que amigos no le iban a faltar. Se dirigió con una sonrisa a su salón, está consciente de que los cambios no son más que nuevas aventuras las cuales se deben disfrutar.

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Emir montaba en su patineta cuando su grupo de amigos, a modo de broma, lo hizo perder el equilibrio y caerse, tropezó con una joven la cual venía concentrada en su celular. Sus amigos reían a su espalda mientras él se levantaba apenado y le ofrecía una mano a la chica pelirroja con mala suerte.

***

Amara no supo cómo ni por qué estaban cayendo chicos del cielo, solo sabía que dolía mucho que uno de esos cayera encima de ella. Cuando se recobró del impacto, agarró la mano que le extendía el chico de ojos cafés. 

Jugada del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora