Amara regresó a casa al atardecer, quería seguir al lado de Emir viendo las olas estrellándose contra el muelle, pero si regresaba muy tarde los vecinos le dirían a sus padres.
Lo que hizo fue llamar a Emir y hablaron durante toda la noche. Antes se preguntaba qué tanto podían hablar dos personas, hoy se dio cuenta de que en realidad cuando te gusta alguien, hasta hablar del pan resulta extraordinario.
***
Emir y Amara estaban sentados en una banca alejados del resto durante el receso, la cafetería tenía más movimiento y ruido que de costumbre, estaban organizando un retiro para el fin de semana en un balneario. En realidad era una tradición de la escuela para los de último año, Amara quería ir, aunque no era obligación. No sabía que dirían sus padres al respecto.
Por otro lado, Emir estaba ilusionado con la idea de estar todo un fin de semana con Amara, ya salían hace un tiempo y las horas que pasaba con ella eran muy escasas, el único lugar en el que Amara se sentía tranquila estando con él, era en la escuela. No salían de la biblioteca o la escuela, a Emir le frustraba no poder hacer mejores planes con ella, pero toleraba la situación.
— Tomate, ¿irás? — Le preguntó Emir
— Tengo que consultarlo con mis padres, tengo muchas ganas.
— Créeme que yo más. ¿Te imaginas un fin de semana tú y yo juntos?
Amara sonrió, aunque le gustara la idea, no estaba muy convencida. Emir venía insinuándole que tenía ganas de estar con ella más íntimamente y aunque ella nunca le había dicho que sí, tampoco le había dicho que no. Recordó en ese momento una de las pocas veces en las que estuvieron a solas en el laboratorio, Emir le había tocado el muslo interno, pero ella se apartó rápidamente con la cara del mismo color de su cabello.
— ¿En qué piensas? — La voz de Emir interrumpió sus pensamientos.
— En como convenceré a mis padres. — Mintió ella.
— Algo se te ocurrirá, quiero que estés conmigo esos días. — Emir le dio un beso en la cabeza y la abrazó.
***
Al día siguiente Emir corrió hacía el escritorio donde se encontraba Amara.
— ¿Y bien?
— ¿Qué? — Preguntó confundida.
— ¿Te dejaron ir o no? — Apremió él.
— Pues... acerca de eso...
— Oh, no. Ya sé lo que dirás. No te dejaron ir. — Emir sonó acongojado y Amara soltó una risita.
— Esta vez no acertaste tontito. — Le puso el dedo en la nariz.
Un brillo iluminó los ojos de Emir, miró a todos lados y le dio un pequeño y rápido beso a Amara en la boca.
***
El fin de semana llegó rápido, pronto se veía a los estudiantes de último año con grandes mochilas cargadas de artículos personales subiendo al autobús que los llevaría a su destino.
Amara se acomodó junto a Emir, como se esperaba. El viaje duró alrededor de cinco horas y media, ambos dormían esperando llegar al lugar, cuando por fin arribaron, separaron al grupo en hombres y mujeres.
Amara soltó un suspiro de alivio al saber que los cuartos no se repartirían de forma mixta, así tendría una excusa para no estar con Emir.
***
Cuando se hubieron acomodado, Emir y Amara se dirigieron a la cafetería para almorzar.
— Hoy estarán todos en la fogata. — Le anunció Emir.
— Uhmm, ¿te espero allá? — Tanteó Amara.
— Tomate... Los que quieran van y los que no, no. Se excusan y se van a dormir. La mayoría de chicos van, pero tú y yo seremos la excepción.
— ¿Por qué? — Preguntó ella.
— No te hagas inocente. — Él le pincho el estómago con su dedo — Sabes que es la única oportunidad que vamos a tener para estar solos.
— Pues sí... acerca de eso...
— ¡Harrison! ¡Aquí estás! Luego de almorzar iremos a jugar fútbol, ¿vienes? — Los amigos de Emir interrumpieron lo que estaba diciendo Amara.
Emir miró con duda a Amara, pero está asintió restándole importancia, después de todo, vinieron a divertirse.
Después de almorzar, los dos se dirigieron a la cancha abierta del lugar, las chicas se iban a enfrentar contra los chicos en fútbol, Amara no sabía jugar y por eso se quedó sentada para apoyar a su novio mientras hacía algunas de sus mejores jugadas.
Casi no le prestó atención al juego, sus pensamientos estaban divagando en lo que pasaría esa noche. Estaba asustada y animada a la vez, quería estar con Emir, pero primero tenía que hablar con él para sentirse más confiada.
Al dejar de jugar Emir se dirigió a ella la abrazó y la besó eufóricamente delante de todos, Amara se quedó pasmada en su lugar mientras todos hacían ruido, no era un secreto para la escuela que ellos fueran novios, pero nunca eran tan demostrativos. Ella lo apartó roja como un tomate y todos comenzaron a reír a la par de Emir.
— Estás sudado — Amara volteó los ojos. — Ve a ducharte.
— Sería mejor si lo hacemos juntos. — Sonrío pícaramente.
— No seas tonto. — Amara también sonrío.
***
Luego de haberse duchado, Emir salió en busca de Amara, a estas alturas de la tarde, ya la mitad de chicos estarían organizando la fogata. Pero no la encontraba y no recordaba exactamente cuál había sido la habitación asignada para ella. No tuvo más remedio que esperar a que ella apareciera.
Amara estaba escondida en el baño de su habitación, no podía hacerlo por más tiempo o Emir sospecharía que algo estaba mal. Después de media hora pensando, asomó su cabeza por la ventana y se dio cuenta de que había anochecido completamente, Emir debería estar buscándola como loco, así que decidió salir y enfrentar lo que se venía.
Se dirigió a la habitación de Emir, estaba solo, de espaldas mirando por la ventana, tal vez esperando que ella pasara por ahí.
— Emir... — Él se giró y al verla su rostro pasó de la preocupación a la duda.
— Tomate, ¿dónde estabas? Me habías preocupado.
— Eh... pues... yo... — No sabía que decir, de verdad se notaba que lo había preocupado y estaba avergonzada.
— ¿Tú? Si no quieres hacer esto, solo dilo. No tienes que estar escondiéndote. Yo entenderé y te esperare el tiempo que sea necesario. — Dijo esto y se sentó al borde de la cama, colocando su rostro en sus manos en signo de cansancio.
— No, no es eso. — Amara dio un paso hacia él — Lo que quería decirte es que... pues... esta no será mi primera vez.
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Jugada del destino
Short StoryExiste una época de la vida en la que pensamos que al estar con una persona lo tenemos todo. Que no habrá otra igual. Que su amor será infinito... y claro que existen casos como estos, pero ¿es así siempre? La mayoría de las personas saben que no, e...