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𝓝𝓾𝓮𝓿𝓪𝓼 𝓼𝓮𝓷𝓼𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼

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𝓝𝓾𝓮𝓿𝓪𝓼 𝓼𝓮𝓷𝓼𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼

  𝓛a pelirroja en sus adentros había envidiado de buena manera que su hermana pudiera hacer casi todo lo que quisiera. Podría divertirse de cualquier manera y con quien sea sin obtener un castigo o manchar su reputación aunque no fuesen cosas graves.

Una princesa jugando con harina definitivamente jamás sería bien visto, pues eso denotaría que carecía de educación y que no le importaba jugar con los alimentos que día a día los campesinos entregaban después de arduo trabajo. Era simplemente inaceptable.

Ella jamás deseo tener esa vida, aunque no tenía derecho a quejarse.

Victoria ni siquiera termino de preparar su postre, cuando Nabella regreso a la cocina le informo que Beatriz la esperaba para el té en el jardín principal. Obviamente no iría a donde su madre con el vestido lleno de harina.

Por lo que rápidamente fue hacia sus aposentos y cambio su vestido, sacudió sus cabellos de chocolate para que la harina cayera al suelo, y después con un trapo húmedo se limpió el rostro y los brazos.

Al salir del palacio y divisar a su madre se dio cuenta que no estaba sola, pues Beatriz se encontraba bebiendo el té con una mujer de tez oscura y cabellos completamente ondulados. De inmediato descarto la posibilidad de que aquella mujer fuera alguien importante pues no estaba vestida con algo sumamente extravagante.

Usaba un tipo de paliacate color beige en su cabeza y portaba un simple vestido color gris. No era que Victoria estuviese discriminando a la mujer por su apariencia. Simplemente se le hacía extraña la compañía de su madre.

Cuando llego hacia ellas dejaron de platicar entre si y sus vistas se posaron sobre la bastarda, Beatriz inmediatamente le sonrío a su hija y se puso de pie.

—Buenas tardes. —exclamó Victoria sonriente.

—Buenas tardes hija mía  —respondió Beatriz y abrazo delicadamente a su hija. Después su vista se posó sobre su acompañante—. Hadassa ella es mi preciosa hija. —la presentó y Hadassa sonrió.

—Mucho gusto Victoria, soy Hadassa  —la mujer extendió su mano y Victoria respondió a su gesto entregándole su mano también—. No tienes idea de cuánto me ha hablado tu madre de ti los últimos años.

—El gusto es mío. —contestó Victoria y se sonrojó.

Beatriz se dispuso a servirle té a su hija en una taza de porcelana y después se la entrego.

—Hija, te he citado aquí precisamente porque quiero que conozcas a Hadassa  —indicó Beatriz. Victoria la miraba con atención—. Vive en el pueblo y es... mi vidente.

¿Vidente? Definitivamente Victoria esperaba que fuera cualquier persona menos una vidente. Sabía de la existencia de personas como Hadassa, de hecho habían muy pocas personas que se atrevían a mostrar sus cualidades. Personas con capacidades sobrenaturales.

Dinastía Roja ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora