XII

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Alex
Salgo corriendo después de cerrar la puerta detrás de mi, sigo el camino que tome al principio para regresar al túnel, mi pecho no para de doler, entro al túnel y camino hasta el otro extremo para poder pisar el bosque, quito las ramas que cuelgan de la entrada, cierro los ojos e inhalo y exhalo para poder calmarme, quito las lágrimas de mis ojos con la manga de mi camisa, el camino de regreso a la manada es largo así que tendré que transformarme.

-Zenda, podrás transformarme- le pregunto un poco decepcionada, el cielo esta completamente oscuro, solo puedo ver algunas estrellas en él.

-Tratare- me dice cabizbaja, cirro mis ojos y siento como mis huesos se quiebran para tomar su nueva forma, caigo al suelo gracias al dolor, mis garras y colmillos salen, abro mis ojos y veo a mi hermosa loba blanca, corro en dirección a la manada...

Damon

-Damon despierta, Alex no esta bien- Akela me despierta de un grito.

-Vamos tonto nuestras chicas nos necesitan - me dice a punto de tomar el control de mi cuerpo.

-Akela tranquilízate - mi pecho duele demasiado, me levanto de la cama un poco aturdido por lo que Akela me acaba de decir, tomo unos pantalones oscuros, una polo color guinda y mis vans negros, tomo del perchero mi chamarra de cuero negro y las llaves de la casa, bajo las escaleras para poder salir por el patio que da al bosque, deslizo la puerta corrediza para salir, empiezo a corro entre los árboles del bosque, me guió por el aroma de Alex.

-Damon déjame salir - Akela suena desesperado, cierro mis ojos y dejo que mi lobo salga, estiro mis patas, corro dando grandes zancadas para llegar lo mas rápido, entro sigilosamente a la manada, todo esta muy silencioso, logro localizar la casa principal, todas las luces de la casa se encuentran apagadas, gracias a que Akela es de color oscuro no llamo tanto la atención de las personas que aun están afuera, trato de caminar por la parte de atrás de las casas cercanas a la mansión, ya que estoy ahí puedo ver que la ventana de la habitación de Alex esta abierta, en toda la pared hay plantas que caen desde arriba, le pido a Akela regresar a mi forma humana, cierro mis ojos y en segundos vuelvo a ser humano, doy un gran salto hasta caer en el piso de su habitación, reviso bien el lugar para asegurarme de que no haya nadie más, doy largos pasos para llegar a la cama, Alex esta cubierta de pies a cabeza con varias mantas, me recargo, con cuidado quito las mantas de su cara, todos su cuerpo tiembla, sus mejillas están rojas, la sacudo varias veces pero no reacciona, me acerco a se pecho para poder escuchar su corazón, late demasiado rápido, empieza a retorcerse.

-Alex, despierta - la vuelvo a sacudir.

-Alex- le grito, abre sus ojos de repente, la veo aturdida.

-Que pasa?- me pregunta como dormida.

-Me empecé a sentir mal y Akela me dijo que algo no estaba bien con ustedes así que tuve que entrar por la ventana, te vi retorciéndote y estuve tratando de despertarte pero no abrías los ojos- le digo con una mueca, se levanta de la cama y camina hacia el baño, camino atrás de ella, veo como se observa en el espejo, debajo de sus ojos tiene unas grandes ojeras y se ve algo pálida, se lava la cara.
-Que hora es?- me pregunta.

-Las 4:30 de la mañana- se ve sorprendida.

-¿Que? - abre los ojos como platos.

-Quieres comer algo?- me pregunta.

-Claro- bajamos las escaleras despacio, entramos a la cocina, me siento en uno de los banquitos del desayunador que esta enfrente de ella, veo como habré el refrigerador para preparar unos emparedados.

Mi mate, el tío de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora