Propuesta Indecente. [BanKag]

1.

Para Kagome todo empieza ese fatídico día.

Comenzó pisando fuerte, arriesgándose con una falda de tubo y una blusa para ir a las tres clases que tenía en la universidad.

Porque sí, por fin era universitaria.

Ella y su amiga Kikyo eran muy parecidas en estética pero, a la hora de la verdad eran completamente distintas, mientras Kagome había decidido coger la carrera de empresariales, Kikyo se había decantado por la de historia del arte, por ello, ambas estaban separadas en ese primer día de universidad.

Si Kagome decía la verdad y por fin confesaba por qué había escogido aquella universidad, diría que la causa tiene nombre y apellido: Inuyasha Taisho.

La chica de pelo largo y azabache y de claros ojos marrones sabía que estaba enamorada de él desde primaria, un amor no correspondido, por cierto.

Al entrar a la facultad todo empezó bien, conoció a dos chicos muy simpáticos, Koga y Miroku que venía de un pequeño pueblo cercano y habían estado juntos desde siempre, ahora ambos pensaban en montar una empresa juntos y por ello habían decidido intentar entrar en la misma universidad. Además conoció a una chica mayor que ella por dos años que estaba en su curso por haber pasado un año en África central y otro en Australia llamada Rin, que además de madura, era la mujer más adorable que había conocido en su vida. Ambas intercambiaron teléfonos y hablaron sobre quedar lo más pronto posible para conocerse mejor.

Cuando ya solo le quedaba una hora para irse de allí, y mientras paseaba por los pasillos junto a Rin, ya que ambas compartían muchas de sus clases, tuvo un encontronazo con el jugador estrella de fútbol de la facultad: Bankotsu Mashima, un joven apuesto y de mirada penetrante. Tan penetrante que, por un momento, Kagome pensó que podría estarle mirando el alma con esa intensidad.

Pero lo dejó pasar.

Igual que intentó dejar pasar que, al escuchar el nombre de "Inuyasha" también se le adjuntar palabras y frases como donjuán, mujeriego y bueno en la cama.

La mañana acabó antes de lo que pensó y aún sin proponérselo decidió caminar hasta su coche y dirigirse al piso que compartía con Kikyocuando Miroku se acercó a ella.

- ¡Kagome! Perdona por no decírtelo antes, pero pensé que Rin te lo había dicho. Esta noche hay una fiesta para los de primero, va a estar casi toda la facultad y podrías venir si quieres

La muchacha sonrío.

- Claro, será divertido

- Perfecto, es en casa de Bankotsu, no te olvides.

Ella asintió antes de entrar en su coche y despedirse mientras se ponía rumbo a casa.

Aunque todavía no hubiese hablado con Inuyasha, estaba del todo segura de que estaría en esa fiesta y tanto ella como Kikyo sabían que era su momento para estar despampanante. Su mejor amiga la ayudó con el maquillaje y a decidir los tacones, mientras Kagome decidió ayudar a su amiga a planchar su larga melena.

Cuando ambas estuvieron perfectas, Kikyo cogió su coche y ambas fueron directas a la casa de ese tal Bankotsu Mashima. Según Kikyo, ese chico era el más guapo de todos, para Kagome solo era un imbécil más.

- Vamos Kagome, anímate, estamos en la universidad, tenemos 18 años, ya no nos va a parar la policía por estar bebiendo, relájate.

- Lo sé pero, es que no veo a Inuyasha desde verano, y en la universidad las chicas solo hablando de lo bueno que es en la cama, ¿crees que es cierto que se haya acostado con todas esas chicas?

-¿De verdad importa?- contestó su amiga - Tú tampoco eres virgen gracias a mi encantador primo que no me dejará de dar la tabarra todas las cenas de Navidad para que le consiga una cita contigo.

Las mejillas de Kagome se colorearon.

- Tu primo era muy bueno.

Kikyo sonrió

- Lo llevamos en la sangre- su amiga se rió- Pero enserio Kagome, creo que deberías de olvidarte de Inuyasha. Esta es la última noche que te voy a intentar ayudar a hablar con él pero, si después de hoy no consigues nada... por favor, intenta buscar otro chico.- dijo seria- o llama a mi primo y aconséjale que deje de comerme la oreja.

Kagome asintió mientras se quedaba pensando.

Hacía demasiado tiempo que su amor por Inuyasha no era correspondido y hoy era un todo o nada.

Al llegar al lugar la música y el olor a alcohol embriagó sus sentidos. Koga y Miroku se dieron cuenta de su presencia, ambos estaban junto a Rin y más personas que saludaron cordialmente. Kagome presentó a Kikyo y se dio cuenta de que su nueva amiga y su mejor amiga se iban a llevar muy bien.

Poco a poco el ambiente se fue volviendo más animado... o por lo menos eso era lo que veía el jugador de fútbol favorito de la ciudad sentado en el sofá con dos rubias sentadas en su regazo.

La música sonaba a topa y se entremezclaba con los latidos de su corazón, era una sensación que le gustaba, lo mantenía alerta y, al mismo tiempo, lo relajaba. El olor de la rubia más cercana a él lo hizo apartarse de ellas con su característica sonrisa ladina, odiaba el olor de las colonia baratas, no podía evitarlo, ese hedor que poco a poco se convertía simplemente en alcohol etílico y dejaba ese olor impregnado en la piel era una de las cosas que menos le gustaban de este mundo.

Y entonces vio a su querido capitán, Inuyasha Taisho, hablando con una chica con un vestido negro despampanante que hacía círculos con su tobillo y se tocaba el pelo con sus dedos. La escudriñó con la mirada intentando ver su cuerpo completo, Inuyasha estaba delante de ella y no lograba ver su cara.

Su pelo también era negro, su piel era claro, pero no llegaba a ser pálida ni blanca, sus piernas estaban torneadas y esos tacones le quedaban de infarto... Pero una duda le embargó sus pensamientos, ¿había visto a esa chica en algún sitio?

Y entonces pudo ver su cara a la perfección, era la chica con la que había chocado aquella mañana, ¿por qué no la había mirado con más detenimientos? Ahora ambos podían estar pasando un buen rato en el cuarto de arriba...

Oh, claro. Ya se acordaba, estaba demasiado enfadado como para reconocer a una chica guapa por culpa de Taisho, quien había vuelto a tener los mejores tiempos aun cuando él era el mejor jugador.

Pero ahora que lo pensaba bien, tal vez había una oportunidad para ganarle...