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La verdad es que tampoco se había maquillado demasiado, ni siquiera se había estropeado su sombra de ojos, pero el sudor de la noche anterior se juntó con su pensamiento de que la cara sin maquillar era más cómoda. Kikyo sacó toallitas desmaquillantes de su bolso nada más entrar en el baño, Kagome cogió algunas y empezó su labor. Cómo agradecía que su amiga solo comprara productos de buena calidad. Se lavó la cara y se miró al espejo. Mucho mejor.

Su amiga, que iba vestida con ropa de deporte, ya que le gustaba correr por las mañanas, se sentó en la taza del váter mientras veía a la del vestido a través del espejo.

- Cuéntamelo todo.

- Fui a la cocina a tomar algo, apareció, hablamos un poco y empezamos a liarnos. – resumió antes de echarse agua en la cara.- Me dijo que podía hacerme olvidar a Taisho, parece que se dio cuenta de cómo lo miraba y entonces acabamos haciéndolo en su cama.

Su amiga se levantó de golpe.

- Espera, espera, espera... ¿te has acostado con el jugador más famoso de la ciudad? ¿Has dormido con él? ¿Y me estás contando que sabe algo de lo tuyo y lo de Inuyasha?

- Sí, Kikyo, me he acostado y he dormido con él, pero fue solo una vez y no creo que vuelva a pasar. – dijo encogiéndose de hombros.- Y no creo que me conozca, ni siquiera sabíamos nuestros nombres, creo que se dio cuenta de cómo miraba a Inuyasha, ya está.

Kikyo asintió. Su amiga siempre había sido muy obvia con Inuyasha. A veces incluso dudaba que el chico no estuviera al tanto de los sentimientos de su amiga, por lo que sí entendía como el astuto de Bankotsu Mashima se había dado cuenta de la mirada de enamorada que tenía cada vez que hablaba con él.

- Vaya, nena, parece que sí que te soltaste la melena. – se rio y se acercó al espejo abrazando a su amiga por detrás.- Estoy muy feliz. No has conseguido a Taisho, pero creo que te puede venir bien quedar con Mashima y desahogaros.

Kagome solo sonrío mientras tiraba las toallitas usadas a la papelera y entrelazaba los dedos de su mano con los de Kikyo. Salieron del baño y se sentaron en su mesa donde ya estaban servidas las bebidas. La chica de pelo lacio comenzó a contar cómo de bien se lo había pasado con Rin, Miroku y Koga, además de los pocos conocidos que había hecho en su propia facultad que fueron invitados a la fiesta. Le habló por ejemplo, de un tal Naraku, un chico que parecía amar el arte en toda su extensión, e inteligente, con el que se podía hablar de cualquier cosa.

Entre charla y charla, Kagome cotilleó Instagram, varias personas de su facultad habían decidido seguirla, por lo que le dio al follow a las que le habían caído bien. Cotilleo un poco las historias de Inuyasha, averiguando que la chica con la que estaba se llamaba Sango y finalmente se metió en los mensajes privados. Koga le había enviado fotos de la noche anterior, Rin le había mandado stickers y Kikyo había escrito preguntando donde estaba, al igual que Inuyasha.

Decidió contestar a su amor de la infancia, diciendo que estaba bien, que no se preocupara y que ya estaba en casa. Cuando salió del chat, se dio cuenta de que tenía una solicitud de mensaje privado. El nombre no le dio ninguna pista, pero la foto de perfil sí. Era Bankotsu, le daba su número de teléfono junto al mensaje de "por si quieres llamarme otro día, Higurashi."

Sonrió antes de enseñarle el mensaje a su amiga.

- Háblale ahora mismo y agenda su número. Lo vas a llamar, el finde que viene lo vas a hacer.- La chica negó con la cabeza. – Pues lo llamaré yo para que quede contigo.

- ¡No, Kikyo!

- Ya sabes lo que tienes que hacer, cariño. Queda con él y pasa un buen rato, olvídate de Taisho y empieza a vivir como adulta y universitaria.

La chica solo asintió mientras se cruzaba de brazos y se removía en su sitio. Tenía que olvidar a Inuyasha, eso era una realidad. Más aún si tenía pareja y con el hecho de que ese chico nunca había sentido nada por ella. La idea de volver a estar entre los brazos del chico de la trenza la embriagó haciendo que sus piernas temblaran. Quería repetir, y por cómo de rápido había encontrado el joven su perfil, parecía que el ojizarco también tenía esa idea.

Siempre había admirado a Kikyo en eso. Era un alma libre, una chica independiente y segura de sí misma. No buscaba un romance como el de las películas, pero tampoco estaba cerrada al amor, era como si su vida ya estuviera completa sin tener pareja. Kagome lo entendía y quería llegar a ser como ella, pero la idea de compartir su vida y su felicidad con alguien que la amara seguía pululando por su mente.

Notó las manos de su amiga sobre las suyas y alzó la vista. Ni siquiera se había dado cuenta de que había agachado la cabeza.

- Kagome, puedes hacer lo que te dé la gana, enserio – comenzó la chica de pelo largo – y te lo digo de verdad, lo mejor que puede hacer para olvidar a Inuyasha es poner tierra de por medio. Si de paso le das una oportunidad a algún chico mono de hacerte sentir mejor, pues bienvenido sea.

- ¿Hacerme sentir mejor?

Kikyo se rió expulsando sonoramente el aire por la nariz.

- Follar, cielo. Si de paso follas y conoces muchos chicos, mejor para ti. – explicó.- Así sabrás lo que te gusta.

La otra asintió no muy convencida y su amiga cambió de tema a la última serie que estaban viendo juntas. Mientras explicaba una de las pistas que habían dejado en un capítulo para la posible secuela, Kagome desbloqueó su teléfono y agendó el número de Bankotsu.

"ahora que lo dices, sí me gustaría quedar"

"guay"

"nos vemos el lunes en el pasillo 3?"

Así fue como Kagome Higurashi acabó el lunes caminando por el pasillo más corto y alejado de la universidad. Solo contaba con tres aulas enormes dedicadas a charlas o exposiciones, de ahí su nombre, y los baños de la universidad. Kagome se restregó las manos por sus muslos enfundados en unos vaqueros para calentarse un poco, sus brazos se estaban congelando y todo culpa de Kikyo, quien había cambiado de sitio la ropa del armario y no encontró ningún jersey de entretiempo que echarse encima. Así que llevaba una blusa calada que el viento frío de octubre traspasaba sin dificultad y unos vaqueros azules a juego con sus vans. Cargaba un bolso con sus apuntes y en la mano llevaba el móvil. Dudaba entre escribir o no un mensaje al ya nombrado, pero al verlo frente a la puerta del servicio simplemente bloqueó el móvil y lo guardó en su bolso.

- ¿No vienes un poco veraniega para este frío? – comentó con sorna el moreno, quien llevaba ropa de deporte pero una sudadera con gorro de color verde oscuro que parecía bastante abrigoso.

- De todos modos me vas a calentar. – contestó entrando al baño de mujeres sin esperarle.

El ojizarco se quedó con los ojos abiertos, aunque supo disimular el gesto cerrándolos de golpe y con una risita.

- Esa ha sido una broma pésima, Higurashi – comentó entrando y cerrando la puerta tras él. Acorraló a Kagome contra el lavabo y descendió su cabeza a su altura.- Pero sí, eso es lo que voy a hacer por ti, bombón.




volví :3

Propuesta Indecente. [BanKag]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora