Día 31

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—¡Papi! —Escucho a Hope llamarme antes de que irrumpa en mi habitación, casi derribando las puertas. —¿Puedes hacerme un favor?

—Hola, hija, ¿cómo estás? —¿Yo dije eso? ¡Soné como Elijah! Esta casa está mal. Decidí solo continuar con la pintura, trazando pinceladas delicadas.

Al darme cuenta Hope está a mi lado, viendo la pintura con notoria sorpresa, me detengo. —¿Esa es Katie? —Pregunta con curiosidad, pero es obvio que conoce la respuesta.

—Es preciosa, ¿no? —Preguntó admirando mi creación. La pinté en el parque, ella ama tomar fotografías ahí, siempre luce perfecta con su cámara, frunciendo el ceño para concentrarse antes de tomar la fotografía. —Ahora sí... —Interrumpo mis pensamientos, seguro de que no me hará bien seguir enterrado en los recuerdos con Katarina a pesar de que son pocos. —¿Necesitabas un favor?

—¡Si! —Grita recordando que la traía a mi habitación al principio. —Es que me quedé sin pinturas y necesito que me compres unas.

—Usa las mías. —Esa respuesta parece haberla molestado.

—¡No puedo! —Grita, como si le hubieran dicho que la tercera guerra mundial se había desatado. —Es que... usar tus pinturas mezclaría tu arte con el mío y eso no puede ser. Lo leí en algún lado. —Protesta y yo la veo con desconfianza, algo trama... Pero no puedo negarle nada.

—¿Qué colores? —Pregunto enjuagando mis pinceles en el agua, prestándole toda mi atención.

—¡Los que se te ocurran! —Chilla empujándome fuera, literalmente me empuja hacia la salida. —Pero necesito que corras a comprarlas, yo me quedo con el tío Elijah.

Decidida a no empujar más, solo da media vuelta y corrie hacia la habitación donde estaba Elijah, de la cual se niega rotundamente a salir a menos de tener noticias de sus trabajos.

Yo en cambio necesito aire, por eso decido salir cada vez que la oportunidad se presenta, ¿es normal extrañar tanto a alguien? No lo creo.

Al pasar por el parque la busco con la mirada, suplicando que alguien me escuche para verla por lo menos un segundo. Pero como siempre ocurre, mis suplicas no son escuchadas y ella no está ahí.

Finalmente llego a la tienda de artesanías para comprar las pinturas cuando mi teléfono suena y contesto al ver el nombre de mi hija en la pantalla.

—¡Papi! —Grita en cuanto me llevo el teléfono al oído. —Tengo pinturas, vuelve a la casa ¡ya!

—Hope, ya estoy en la tienda. —Me quejo saliendo de la tienda. Esta niña parece princesa.

—¡Vuelve o te lo pierdes! —Y cuelga sin decirme más.

Yo obedezco simplemente porque no quiero comprar pinturas, la encargada siempre se me queda viendo y desde que conocí a Katarina eso me incomoda.

Al entrar en la casa decido volver a terminar mi pintura, cuando algo parecido a un coro de ángeles llega a mis oídos. Su voz.

La sigo como si fuera el canto de las sirenas y termino frente a la puerta de la habitación de Elijah. Hope está ahí y me hace señas de que me quede quieto y solo escuche, nuevamente le hago caso.

—¿Qué sabe una niña como tú de esto? —Escucho la voz de Elijah. No lo había escuchado hablar desde lo que pasó.

—Hope me trajo para contarte mi experiencia y como salí adelante y lo olvidé, pero seré honesta y te diré que no olvido mi perdida y tú tampoco lo harás. —¿Perdida? ¿ella que perdió? ¿el bebé del que no quiere hablar? —Tengo pesadillas a pesar de que ocurrió hace dos años?

Amor De Pantalla {Klaus Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora