Día 39

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Abre la puerta finalmente y la veo como nunca lo había hecho antes. Tiene el maquillaje corrido y el rímel le llega casi hasta el final del rostro, además tiene los ojos rojos, rodeados de más maquillaje hasta el punto de que parece un mapache.

Y, aun así, la veo hermosa.

—Soy un desastre. —Dice cruzando los brazos sobre su pecho y baja la mirada.

—Yo también. —Contesto sin dudar.

—Soy una bastarda. —Prosigue y me acerco, le acaricio las mejillas y estoy seguro de que mis manos se cubren del rímel caído.

—Yo también. —Repito sin soltarla.

—¿En serio me amas? —Pregunta bajando la mirada, pero yo la obligo a levantarla de nuevo.

—Si. —Contesto. —Te amo, Katie y la verdadera pregunta es... —Bajo mis manos de sus suaves mejillas manchadas de rímel a su cuello. —¿Tú me amas?

Parpadea un par de veces, procesando lo que acabo de decir y comienza a asentir de forma efusiva.

—Si, Lobito, te amo. —Contesta cruzando los brazos sobre su pecho y me atrevo a acercarme para besarla con suavidad, acariciándole los labios con los míos en un gesto delicado, así no la puedo espantar por todo el trauma que ha sufrido.

Ella no se aparta, corresponde y me rodea el cuello con los brazos para acercarme, como si yo fuera su salvavidas de todo lo que le pasará en la luna llena.

Ella se separa del beso y odio que tenga los pulmones tan delicados, podría besarla durante horas de no ser por ellos.

—Aún soy un desastre. —Se queja señalando su rostro manchado y niego con la cabeza, sujetándolo de nuevo entre mis manos.

—El estilo mapache te queda, Mi Reina. —Bromeo y ella me empuja, pero sonríe. —Ven, te voy a limpiar y te sentirás mejor. —Digo y la guío de vuelta al baño, donde yo mismo soy quien se encarga de limpiar el maquillaje corrido de su rostro con agua y jabón.

En lo personal, se ve más hermosa sin maquillaje, pero a ella le gusta utilizarlo.

—¿Duele mucho? —Pregunta mientras le cepillo el cabello con cuidado, al ver que no contesto continúa. —La transformación ¿Duele como dicen?

—Yo estaré contigo. —Afirmo terminando de arreglar su cabello, dejándolo sin nudos, ahora lo recojo con una liga, aunque al ver que queda peor decido quitársela. —Y te daré un anillo, puedes ser híbrida si lo deseas.

—Bueno... Eso ayuda un poco. —Se encoge de hombros y se da la vuelta, dejándome ver sus encantadores ojos azules. —Pero ahora tengo más curiosidad que antes de saber quién es mi padre...

—Vamos a dormir. —Interrumpo tomando su mano. —Fue un largo día y el no dormir no te dará respuestas.

—Bien... —Está demasiado obediente, está preocupada, incluso puedo decir que siente miedo.

Llevo su mano a mis labios y besó sus nudillos antes de guiarla fuera del baño, hacia mi habitación, nuestra habitación.

Al entrar es ella quien cierra la puerta y se quita la chaqueta sin que se lo pida, siguen los zapatos y continúa...

—Katie... —Digo viendo cómo queda en ropa íntima y no contenta con eso comienza a quitarse el sujetador. —¿Qué...?

—Dijiste que querías pintarme desnuda, ¿Por qué no está noche? —Y deja caer la prenda al suelo. Nunca la había visto así, nunca había visto sus pechos descubiertos. La ropa sí que oculta belleza incluso en esta época, es algo sorprendente. —Y antes de que te quejes, quiero que lo hagas. —Prosigue antes de quitarse las bragas.

Amor De Pantalla {Klaus Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora