La nota

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La nota.

Tenia dias de estar viendo detalles, miradas, y tocadas de mano, de ella hacia mi, y yo no le correspondia  esa manera de coqueteo, a pesar de ser casado, el calor no se ha apagado dentro de mi, y soy un hombre al fin.
Pasaron los dias, y finalmente me decidi a invitarla a almorzar cerca de la oficina, me conto de sus cosas, de su vida, y de lo sola que se sentia al llegar a casa despues del trabajo, caminamos al trabajo y al llegar, antes de separarnos cada quien a la oficina, me dio un beso cerca de la boca, que me dejo helado, pero debo admitir muy emocionado.
Al final de la tarde, llegue a casa, la rutina no cambiaba, mi esposa cocinaba y yo me sentaba leía algo y encendía la televisión en lo que los chicos me traian sus tareas, eso era igual, noche tras noche.
Los años, la rutina, como siempre es a la que le echamos la culpa de el frío que cae en la relación de un matrimonio, no es culpa de nadie y es de todos, pero nos envolvemos en los problemas, en generar y sacar adelante a nuestros hijos y sus neesidades, que nos olvidamos de vivir nosotros lo que vivimos cuando nos conocimos.

Me arregle un poco mas para ir al trabajo, me puse el mejor perfume que tenia, me dieron ganas de cambiarme el corte de pelo que tenia como 5 años de tener el mismo, y ella entro sonriente, y me dijo, al oido............ ¡te ves particularmente seductor esta mañana!    Sonreí nervioso,  y agradeci, esos ojos coquetos, y esa sonrisa mordiendose los labios de manera muy seductora, me estaban provocando muchas sensaciones al mismo tiempo.

Finalmente la invite a salir despues del trabajo, en casa avise que tenia una comida con mi jefe y unos clientes y llegaria tarde, y me fui con ella, dispuesto a dejar salir el deseo, las ganas, y la aventura que me hacia falta vivir.

Después de la cena, me dijo que nos fueramos a su casa que me invitaba una copa de vino,  era exactamente lo que yo quería, me fui con ella en el carro coloco su mano en mi pierna, y me acariciaba despacio, mis nervios y mis ganas estaban al mil, ¡como me gustaba esa mujer!  Cuantas cosas me hacia sentir, cosas que no sentía desde hace mucho tiempo.

Ya en su casa, se puso ropa comoda y eso era una lencería, muy atrevida, previamente preparada seguramente, con musica romantica, de una selección cerca del televisor saco una pelicula triple XXX y la puso sin sonido para que la vieramos y una botella de vino, y dos copas, los besos empezaron, por todos lados, saco una crema chantilli de esas que ocupo en casa para hacerles postre a mis hijos, ¡mis hijos! , y se la puso en su piel para que lamiera despacio su cuerpo, sus senos su desnudez, de repente note un lunar en el cuello, igual a un lunar que tiene mi esposa, del que me deleitaba porque le hacia reir que lo besara  ¡mi esposa!   Pierdo la concentración, y le pido que me de unos minutos, esa mujer estaba encima de mi, acalorada, acariciandome, me dijo que iba al baño por algo para jugar.
Yo ya no quiero jugar, las cosas entre mi esposa no son malas, si caimos en la rutina, pero es una mujer maravillosa, que no tiene lencerías así, pero su desnudez me basta y sobra para amarla a placer, no tiene listo vino con dos copas, ni sabe de peliculas XXX, que importa si las protagonizamos, si ha subido un poco de peso, pero ha subido mi temperatura desde siempre, por que los besos no son solo de deseo, por un rato, si no que son besos de su vida que me regalo hace rato.

En lo que la chica traía el arsenal de juguetitos que uso tantas veces, no la juzgo es soltera, que se divierta como lo hace hoy conmigo, pense, no es justo para mi esposa ni para ella, porque no pasare de una noche y mi esposa no merece este engaño ni perder mi familia por una historia que jamas se comparara  ¡me levante de inmediato!   Me puse la camisa y deje una nota en la mesa de la sala, Sali antes que ella apareciera y me dirigi a mi casa, no espero un premio Nobel  por no haber tenido sexo con una mujer, o un monumento a la fidelidad, solo quiero correr a comprar un vino y tomar una copa con la mujer que espera mis caricias como cada noche, las mias, no las de alguien de paso por su vida.

Al salir la mujer del cuarto encontro una nota, que decia, "me perdi, pero tu me hiciste recordar el camino, eternamente agradecido"

Las Letras de mi alma

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