Prólogo

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"¿Eso es todo lo que soy para ti? ¿Tu rival?"- Preguntó Diana Cavendish, la considerada 'perfecta prefecta' de Luna Nova. Había formulado su pregunta con un tono neutral, pero por dentro ella estaba destrozada.

"¿Uh? Bueno... Eres mi rival y mi amiga. ¿Hay algo malo con eso? Porque si es así, no me puedo imaginar qué es."- Le respondió Akko, la considerada (incluso por casi todos los profesores) 'burro que no debería estar en Luna Nova'.

"No, no hay nada malo. Simplemente estaba intentando saber si soy algo más que tu supuesta rival a la que quieres superar para demostrar de lo que eres capaz."- Las palabras habían salido de su boca con una acidez que era casi imposible de no notar, y Diana lo sabía. Había cometido el error de dejar que sus emociones nublaran su juicio por unos instantes, y haber hablado en esa condición.

"Yo..."- Akko le iba a contestar pero fue interrumpida cuando la profesora Du Nord llegó. "¡Chariot-sensei!"- Dijo su nombre con una sonrisa, pensando cómo de afortunada era al tener a su ídolo de la infancia como profesora, y tutora privada.

"Buenos días Akko, Diana."- La primera sonrío más al escuchar su nombre, mientras que Diana asentía levemente a modo de saludo.

"¿Sucede algo, Miss Du Nord?"- La pregunta hizo que la profesora le entregara una carta a Diana, la cual se quedó mirando al sobre con una expresión neutral en su rostro.

"Con permiso..."- Dijo la rubia para después irse, lo más probable, a su habitación.

"Me pregunto qué la pasa..."- Susurró Akko. Le estaba empezando a preocupar el comportamiento de su amiga. No era común ver a Diana Cavendish hablando con toxicidad en sus palabras cuando se trataba de dialogar con un amigo, y el hecho de que se quedara mirando fijamente la carta sin decir nada e irse enseguida tampoco era muy propio de ella.

"¿Ha ocurrido algo?"- Preguntó la profesora pelirroja mientras se inclinaba un poco para estar más o menos a la altura de su estudiante.

"Sí, verás..."- Akko comenzó a contarle lo que había sucedido antes de que llegara, y también le confesó que el comportamiento de Diana últimamente no era el que solía ser, Akko no sabía cómo decirlo o describirlo, pero se había dado cuenta de eso.

"No sabría decirte Akko... A lo mejor tantas responsabilidades la están empezando a afectar. No lo sé, pero creo que lo mejor que puedes hacer es no darle más vueltas y estar ahí para ella demostrando apoyo pero sin mencionarle nada de lo que me has dicho."- Cuando terminó de darle su consejo, Chariot vio cómo Akko miraba al suelo, con una evidente tristeza en su rostro.

"Chariot-sensei... ¿Por algún casual le ha ocurrido algo similar con Croix-sensei?"- Preguntó la menor. Akko podría no ser la mejor en el campo de la magia, pero no era tan tonta como se decía, si algo se le daba bien, era observar y sacar conclusiones.

"Es posible, pero estoy completamente segura de que no es por lo mismo. Espero, quiero y deseo que no sea así..."- Su voz era un susurro, y también había dirigido su mirada al suelo. Dos brazos la rodearon con gentileza en un abrazo, y una cabeza se apoyó en uno de sus hombros. "Hablando de la reina de Roma."- Dijo a la vez que echaba la cabeza ligeramente hacia atrás.

"Buenas..."- Dijo Croix con una voz un tanto cansada. "¿Os pasa algo? Tanto tú como la mini tú tenéis pinta de estar preocupadas o algo por el estilo..."- Akko se sonrojó ligeramente al escuchar a su profesora llamarla 'mini Chariot'.

"Akko estaba preocupada por Diana... Y de alguna forma u otro me acordé de lo que nos pasó."- Croix rió y se quedó sonriendo un poco. "¿Y tú? A mí no me engañas... Algo te ha pasado, ¿qué te ha dicho Finnelan?"

"¿Finnelan? ¿Has estado con ella, Croix-sensei?"- La mencionada asintió y abrazó con un poco más de fuerza a Chariot.

"Doble sí. Bueno, no me ha dicho nada que no me esperara. Que yo no debería estar aquí después de todo lo que hice, que si soy una desgracia, que no comprende cómo Holbrooke me ha dado permiso para volver a dar clase y bla bla bla."- Chariot se dio la vuelta y abrazó a la peli-morada.

"Siempre es genial ver a Finnelan enfadada porque las cosas no van como quiere."- Dijeron Akko y Chariot al unísono. Era obvio que como las problemáticas de sus correspondientes generaciones, compartirían esa forma de pensar.

"Madre mía... Dios las cría y el Diablo las junta."- Susurró Croix entre risas haciendo que las otras dos brujas también se rieran con ella, olvidando momentáneamente todas sus preocupaciones.

Mientras tanto, Diana se había encerrado en su habitación y estaba dando vueltas con la carta que la habían dado en la mano, bastante arrugada.

"¿Por qué no me puedes dar un momento de paz, Daryl? ¿Y por qué demonios has vendido las pertenencias de mi madre sin previo aviso...? ¿Tanto te interesa el maldito dinero? Eres tan despreciable, tan asquerosa, tan..."- Diana paró su monólogo cuando sintió lágrimas en sus mejillas.

No, no debía llorar. Era signo de debilidad y ella no era débil. Era una manera en la que todo lo que sentía y mantenía callado, salía a la luz, y no lo podía permitir porque no era más que un contratiempo.

Decidió que por una vez que dejara salir todo lo que ocultaba no pasaría nada, por lo que se tumbó en su cama y se quedó dormida en silencio sin hacer ningún ruido, dejando que las lágrimas corrieran por sus mejillas sin ningún impedimento.

Había preparado una nota para Hannah y Bárbara en la que ponía que se había retirado a su dormitorio porque se encontraba indispuesta, por lo que agradecía que cuando llegaran fueran lo más discretas posible porque lo más probable sería que estuviera descansando.

Confía en mí (Diakko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora