20) El heredero de la nada

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Con humo saliendo de sus agrietados labios, Andrew inclinó su cabeza hacia atrás, su castaño abello siguiendo la moción. Sus ojos verdes estaban fijos en la distancia, en la lejanía que le separaba de aquella bruja la cual le había robado la razón y encandilado el alma. 

Sin prisa alguna, el chico movió su mano izquierda hacia sus labios, separándolos ligeramente cuando el cigarro hizo contacto con ellos.  La calada que tomó fue lenta y tentativa, mayoritariamente para disfrutar del humo que llenó su boca y pulmones, quemando de forma placentera y leve todo lo que éste tocó. Con una pequeña sonrisa, abrió la boca para dejar el humo escapar. 

—Si se supone que puedo tener lo que sea que ansíe... ¿Por qué no puedo tenerte, Akko? Lo he intentado de tantas formas y tú sigues empeñada de que Diana es la persona indicada para ti.— El británico murmuró para sí mismo, rompiendo el silencio que se había asentado en la pequeña habitación en la que el muchacho estaba alejado.

Imágenes de su penoso comportamiento hacia Akko cuando tuvo el honor de poderse llamar a sí mismo "su novio" se desencadenaron en su mente, haciendo que el joven gruñera por lo bajo.

—Maldito gilipollas...— Andrew ladró en un medio susurro, tirando el cigarrillo ya consumido al suelo y pisándolo con desdén. —Todo esto es mi maldita culpa, ¿y aún me pregunto por qué no quiere estar conmigo?—

El chico dejó escapar una risa sarcástica bastante rasposa antes de inclinar su cabeza hacia delante y tapar su cara con ambas manos, las cuales aún estaban heridas de cuando apalizó a Diana una semana atrás. Las yemas de sus dedos tocaban su pelo, y el joven no tardó en agarrarlo, sumido en profunda desesperación.

Con su vista fijada en el suelo, Andrew se mordió el labio inferior con fuerza. Un quejido murió en su garganta pese a que se pudiera oír a lo largo de la habitación como un simple ruido ahogado y gutural. 

—¿Qué demonios me pasa?— Se preguntó a sí mismo, su voz un suave susurro. —Soy mejor que esto, joder.—

La imagen de Akko abrazando a una herida y sangrante Diana firmemente cruzó su cabeza más rápido que la mismísima luz, causando que gruñera nuevamente. Aunque esta vez, su gruñido fue más bien un gimoteo que desencadenó que lágrimas escaparan de sus ojos.

—Pero no comprendo... No soy capaz de entender qué tiene ella que no tenga yo. ¿Qué es lo que tiene Diana Cavendish que yo, Andrew Hanbridge, hijo del Conde de Hanbridge, no tengo?— Sumido en su delirio, empezó a carcajear para después suspirar, sus ojos ablandándose y sus labios curvándose en una sonrisa.

—Diana... ¿Por qué me hierve la sangre cuando pienso en ti?— El vizconde se preguntó, volviendo a mirar a la lejanía que era apreciable a través de la ventana. —¿En qué momento todo como lo conocíamos cambió y por qué lo hizo?—

Después de unos segundos, Andrew pasó una mano por su cabello y lo peinó hacia atrás, su sonrisa siendo una de superioridad. Se ajustó la chaqueta del traje, y posteriormente se crujió los nudillos y el cuello. 

—Lo hecho, hecho está... Ahora no puedo echarme atrás y suplicar por un perdón que nunca obtendré. Akko, como bien dije... Después de la calma, viene la tempestad.—

Andrew dio un giro de ciento ochenta grados sobre sus talones y empezó a caminar hacia la puerta, sus manos metidas en los bolsillos y su cabeza echada ligeramente hacia atrás.

—Y yo soy la tempestad.—

N/A:

¡Muy buenas, feliz año nuevo a todos los que estén leyendo esto! Espero que el 2019 os esté tratando bien, aunque el tiempo sea algo relativo al igual que el comienzo de un nuevo año.

Sí, sí, lo sé. Ha pasado mucho tiempo desde que publiqué la última nota/parte de esta historia, y lo siento. Literalmente me había quedado sin ideas y no tenía ni idea de cómo continuar esto. Además, sentía que con cada capítulo que subía, esta historia se acercaba más y más a su inevitable decadencia... Pero bueno, "año nuevo, vida nueva".

Sí, voy a retomar esta historia, aunque vaya a publicar de manera lenta y gradual puesto que la vida real requiere bastante de mi tiempo y concentración, pero esta historia va a volver a las andadas. Uno de los planes que tengo con respecto a la historia es ir re-haciéndola poco a poco, cambiando cosas aquí y allá que no me gusten o considere que sobran para así estar más en paz con esta historia.

Por cierto, a lo mejor os habréis dado cuenta de que mi manera de escribir o narrar ha cambiado un poco... Al menos eso es lo que me parece a mí, puesto que he estado escribiendo en inglés desde que abandoné esta historia y obviamente eso trae consigo una serie de cambios y diferencias que hay que tener en cuenta. Si no os gusta o necesitáis alguna que otra aclaración, decídmelo en los comentarios, pero con respeto, por favor.

Y pues bueno, nada más... ¡A disfrutar se ha dicho!

Confía en mí (Diakko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora