Capítulo 8

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La hija del sheriff no salía del trance, ante lo sucedido hace un instante. Se quedó viendo el camino por el que hace un rato, se alejaban las espaldas de Birk y Ronja, petrificada sin saber que hacer.

~¿Entonces se acabó?~

De qué le serviría quedarse, ya no había nada que hacer, sería algo tonto terminar esto, si ya no tenía con quien competir y así ya no tendría ningún sentido. Solo le quedaba regresar a casa y tener que prepararse para asumir su "responsabilidad con el pueblo, por ser la hija del sheriff", cosa que no le agradaba, no el ser la hija del sheriff, eso estaba perfecto, sino el tener que asumir el cargo de su padre al cumplir la mayoría de edad.
Le hubiera gustado quedarse un poco más de tiempo en el bosque, terminar con ese desafío. No siempre las cosas salen como uno quisiera. Tenía que regresar a casa, no le quedaba de otra, de otro modo ¿A que se quedaría?

Recogió sus utensilios que había llevado consigo en su pequeña estancia en el bosque y se empeño en continuar con su largo recorrido a casa, algo triste y a la vez decepcionada.

°°°

—¡Ouch! Me pisaste.

—Lo siento.

Escondidos detrás de unos enormes arbustos, se encontraban los hijos de los Bandoleros, murmurando entre sí, para evitar ser escuchados por alguien más que no fueran ellos mismos.

—Esto es genial, ahora ella bajará la guardia, y todo saldrá como lo acordamos.— ambos chicos se miraron cómplices.

—Es hora del siguiente paso.

Se miraron a los ojos y asintieron a la vez determinando que estaban listos.

Ya había avanzado lo suficiente, apartándose del dúo de adolescentes que se encontraba oculto, sin que ella pudiera siquiera sospecharlo. No dejaba de pensar, razonar en su mente. Todo esto comenzaba a causarle malestares internos.

Continuo caminando hasta llegar a una zona ultra boscosa donde apenas podían verse los reflejos de los rayos del sol.

—¡HAAAY! ¡¡Ya estoy  harta de que siempre quieras manejar a los demás y hacer lo que se te plazca!!

—¡Ja, tú te quejas de mi, pero eres igual, sino es que peor!  ¡Pero eso si, quieres que todos hagan lo que tú dices!

—¡No me vengas a insinuar que soy igual de hipócrita que tú eh!

—¡Mejor guarda silencio, si no entiendes de razones!

—¡A MI NO ME VAS A CALLAR, NO SOMOS IGUALES!— La hija del Bandolero comenzaba a alterarse cada vez más.

—¡¿Ahh no?! ¿Y qué autoridad tienes tú sobre mi?, ya nadie te soporta.

—Pues fíjate que el sentimiento es mutuo, yo tampoco te soporto más.

—No tendrás que hacerlo ni un segundo más, porque ahora mismo me largo, ¡Espero nunca más volver a verte!— El chico le dio la espalda a su hermana y se alejo de ahí.

—¡¡Eso espero!!

La chica de quince años, escuchaba atenta la conversación o ¿Debería llamarse discusión?, De los dos hermanos, detrás de un árbol, para evitar ser vista y causar incomodidad. ¿Qué cosa tan grave pudo haber pasado entre los dos hermanos, que se veía que se querían tanto, para causar este gran dilema? Quería averiguarlo, aunque a la vez no.

No fue necesario acercarse demasiado, pues de los arbustos salio la castaña un tanto molesta mostrando sus puños, hecha una furia. En cuanto esta vio a Kjerstin, se acercó a ella un poco más calmada.

Sanzoku no Musume Ronja (BIRKNJA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora