Capítulo 4

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Las chicas corrían velozmente, tratando de igualar el ritmo en el que corría su compañero. De esta manera la chica de cabellos largos y rizados logro alcanzar una gran velocidad dejando atrás a Ronja,  la cual comenzaba a perder velocidad  poco a poco hasta que su figura se perdió entre los árboles.
Kjerstin corría a la misma altura que Birk, ambos compartiendo miradas retadoras desafiandose mutuamente, de esta forma lograron llegar los dos casi al mismo tiempo.

El cielo comenzaba a perder su tono azulado para dar lugar a uno anaranjado el cual señalaba que la noche estaría por cubrir el bosque, fue hasta ese entonces que una cansada y agitada Ronja llegó hasta la cima dejándose caer de lleno en el pasto con la mano en el pecho.

—Vaya hasta que por fin apareces— los chicos se encontraban parados frente a ella con las manos en la cintura, observándola cuidadosamente.—Pero si aún no comienza la competencia y ya casi estas muriendote, no quiero ni imaginar que Pasara mañana cuando te derrote.—Se burló la hija del sheriff, después de todo le encantaba burlarse de los chicos en especial de Ronja, no es que le cayera mal mucho menos que la odiara, si no que se le hacía divertido verla enfadada.
Por su parte Ronja hizo caso omiso al comentario de la adolescente hija del sheriff y se dirigió a su hermano.
—¿Qué procede ahora?—Dijo aún algo agitada.

—Pues como te tardaste una eternidad en llegar hasta aquí solo nos queda cenar y descansar porque mañana a primera hora inicia el reto— le respondió la chica extraña.

—¿Y qué se supone que comeremos?

—Tú tranquila, Kjerstin y yo ya nos encargamos de eso— Dijo el muchacho sonriente tomando de la cola a dos tlacuaches, mostrándolos a su hermana.

—Ahhgg ¿Es enserio? ¿Tlacuaches para cenar?—Hizo una mueca de desagrado mostrando su inconformidad.

—Así es cariño y si no te gusta puedes bajar tú sola la colina de nuevo a conseguir algo más de comer y luego regresar, pero como te tardas una eternidad de seguro llegarás cuando ya seas una anciana—Si, definitivamente le encantaba molestarla, y vaya que lo disfrutaba ya que aprovechaba cualquier oportunidad para hacerla enojar.

—No te preocupes, los tlacuaches aportan una gran cantidad de calcio, sobretodo las colas que son peludas— El muchacho observó a su hermana y al ver la expresión en su cara, soltó una carcajada.

La noche se encontraba muy tranquila, los tres adolescentes habían comido hasta saciarse, la hija del Bandolero descubrió que después de todo comer tlacuache no era tan malo como ella creía y que tenía un sabor similar al de un conejo. Tuvieron una plácida noche, llena de charlas, risas y si, una que otra burla por parte de Kjerstin, los hijos de los Bandoleros procuraron no decir nada al respecto del oficio de sus padres o cualquier otra cosa que los comprometiera a algo más. Por otro lado la hija del sheriff les contó todas sus hazañas y aventuras dentro y fuera del bosque, la primera vez que visito otro país entre otras miles de sus anécdotas.

—Wow de verdad que tú si has vivido de todo, has tenido la oportunidad de conocer muchos lugares, de viajar fuera del país —los ojos de Ronja brillaban de la emoción— Eres tan afortunada. Ojala algún día yo pueda tener la misma suerte y poder visitar otros lugares más allá de este bosque—Dijo la chica cambiando completamente su expresión a una de desánimo.

—Hay cariño, claro que si, algún día tendrás el privilegio de visitar tantos lugares así lo desees. — la chica castaña le dedicó una cálida sonrisa ante tales palabras.—Aún eres joven, te faltan muchas cosas por vivir—le respondió de igual manera; con una sonrisa.

Ronja comenzó a sentir una calidez muy satisfactoria como si estuviera en casa rodeada de toda esa gente que amaba, cerca de su padre que a pesar de ser un Bandolero y no estar de acuerdo con su oficio, lo amaba con todo el corazón, de su madre una mujer de duro carácter pero siempre comprensiva y confiable, de cada uno de los Bandoleros que los consideraba de su familia, cada sonrisa que éstos le sacaban, definitivamente no podía pedir nada mejor. Se sentía tan bien. En ese momento comenzó a extrañar su hogar y a todos los que la habitaban, sintiendo una gran sensación de nostalgia.

Sanzoku no Musume Ronja (BIRKNJA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora