Capítulo 9

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— Suficiente... Paren, ¡jm, no!— A penas pudo pronunciar aquellas palabras, pues no paraba de reír, la hija del Bandolero, mientras era atacada por "sus dos contrincantes" con una gran ola de barro. Sin embargo eso no los detuvo, más adrede, ambos se fueron contra ella, lanzándole grandes municiones de este elemento, una tras otra sin parar.

En una oportunidad qué tuvo, la chica salió corriendo en dirección al gran lago huyendo de las futuras porciones de lodo, que la inundarían, si es que permanecía allí.

Los chicos la siguieron hasta ese punto, encontrándose con una muy divertida y feliz Ronja, sumergiéndose en el agua. No tardaron en hacerle compañía, después de todo, requerían un baño con urgencia.

.

Sentados, en una gran piedra cubierta de musgo, los tres adolescentes, admiraban el hermoso paisaje. Los últimos rayos del sol, antes de que este se ocultará entre las montañas y la luna ocupará su lugar en lo alto del cielo.

—Se han dado cuenta que ahora, anochece más temprano. — Comentó, la hija del sheriff.

—Es una señal. —Miró al cielo. —... El otoño está cerca.

Un profundo silencio. Cada uno se encontraba metido en sus propios pensamientos, mirando al horizonte. Algo incómodo, hasta que Kjerstin rompió el interminable silencio.

—¿Y piensan seguir aquí, en el bosque, o se irán a casa, cómo dijeron?, ¿Lo recuerdan?

—Nosotros no nos rendimos tan fácil, era obvio que fue una treta para engatusarte.— Río irónico el pelinaranja.

—Bueno no son tan endebles como yo pensaba. — Se burló.

—Si claro, no nos iremos hasta que el oso nos devoré. — La castaña miraba hacia el horizonte, mientras pronunciaba aquellas palabras con tono sarcástico, sin dirigirle la mirada a ninguno de sus compañeros. — Hasta ese entonces... terminaremos con esto.

El chico volteo a ver a su hermana.

—¿Piensas que no podremos lograrlo?— Cuestionó el muchacho.

—No será necesario, que esta hermosura te devoré para que yo gane.— Añadió la hija del sheriff.

—Ahora comienzo a creerlo. ¡Es un oso! Una criatura salvaje, no es para domesticarlo. Es su naturaleza.— Reflexionó Ronja.

—Pero es posible... Todo es posible.

—¿Pero qué pasará, si llega el otoño y ninguno de nosotros logra domarlo aún? ¿Y si el invierno llega?— Su mirada era sombría.

—Lo haremos.

—¿Pero si no?

—Lo haremos.

—¿Y si...

—Lo haremos.

—Bien. —¿Qué otra opción le quedaba? Cuando él tomaba una iniciativa, nadie se la quitaba.

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El sol se encontraba ya en lo alto del cielo. La noche anterior había sido bastante larga para el trío de adolescentes, tenían tantas energías que les fue difícil conciliar el sueño. Ya avanzada la noche, el cansancio, y a la vez el aburrimiento los venció. Pareciera qué les hubieran pegado en la cabeza con un bate, que los puso a dormir profundamente.

Ronja fue la primera en abrir los ojos, encontrándose con sus dos compañeros, aún durmiendo profundamente. Decidió levantarse, se dirigió al lago y lavó su cara, la cual mostraba una pinta terrible, y el cabello completamente desacomodado. Si querían terminar, ya con eso, lo antes posible, sería mejor no perder el tiempo y avanzar con lo más simple; El desayuno. Si, conseguiría el desayuno les ahorraría una tarea a los individuos que aún se encontraban durmiendo. ¿Qué tan difícil podría ser, conseguir un poco de comida?

Sanzoku no Musume Ronja (BIRKNJA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora