Capitulo 8

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— ¿Aun no?—pregunte con mi voz temblorosa—

— Claro que no...—negó con su cabeza sonriendo de manera maliciosa—

— Pero ya es algo tarde...

— No es mi culpa... debiste atender mis llamados... cada vez que lo hagas, esto será mucho más intenso...—con la palma de su mano acaricio mi rostro bajando suavemente hasta llegar a mis senos acariciándolo sobre la sabana—

— ¿Habrá otras veces?—me sentí muy alagada cuando él dijo esas palabras, eso quería decir que habría más—

— Así es...—su mano llego hasta mi pierna y la metió debajo de la sabana que me envolvía se deslizo suavemente por mi entrepierna hasta llegar a mi intimidad—

Emití un pequeño gemido en consecuencia a lo que él estaba haciendo, cerré mis ojos con fuerza al sentir sus dedos en mi intimidad recorrerla toda en sí—

— ¿Te gusta? ¿si? Dime que te gusta...

— Si... me gusta mucho...—arqueaba mi espalda a media que él lo hacía con rapidez—

— ¿Quieres que siga?—solo tuve fuerzas para asentir con mi cabeza—

Destapo uno de mis senos y paso su lengua delicadamente por allí... definitivamente ya no quería irme de aquí ¿Qué tenía el, que me hacía sentir ganas de no alejarme más de su lado? Gemí con fuerza cuando mordió mi pezón estirándolo y jugando con sus dientes.

— Solo... solo hazlo rápido...—dije rendida ya sintiendo mucho calor subiendo una de mis piernas a su espalda—

— Eres perfecta... y esto te gustara más...—beso mis labios desesperado para luego pasar a mi cuello succionando muy fuerte—

Con rapidez y rudeza quito por completo las sabanas de mi dejándome desnuda solo para él.

Y así finalmente me quede más tiempo de lo imaginado con él. Disfrutando de sus caricias, sus besos, de su cuerpo. Aunque podría parecer mentira, disfrutaba mucho de estar así con él, casi no sabíamos nada uno del otro, pero del poco tiempo que llevábamos de conocernos, el simplemente me hacía sentir única y deseada y por sobre todo me hacía olvidar este mundo en el que vivía, rodeado de gente que quería manejar mi vida a su antojo, junto a él me sentía libre y eso para mí era más que suficiente para preferirlo por sobre todas las cosas. Me rendí en sus brazos dejando que él me hiciera suya.

— ¿Quieres que te lleve ya a casa?—no estaba dormida solo me había quedado tendida sobre su pecho tratando de acompasar mi reparación y pensando—

— Si, es mejor que vuelva ya es tarde...—levante mi rostro para mirarlo—

— Pues solo vístete y te llevare...—acaricio mi mejilla con su pulgar, no pude evitar sonreír—

— Gracias...

Los dos nos levantamos de la cama tomando nuestra ropa y cambiándonos. Tome la gargantilla que Kyuhyun me había quitado dejándola sobre una de las mesa de los costados de la cama, durante el viaje en auto me la colocaría otra vez.

Me llevo hasta unas cuadras antes de llegar a mi casa. Eso era lo más conveniente.

— Gracias por traerme Kyuhyun... ha sido una noche estupenda...—dije tímidamente—

— Para la próxima ya sabes, contesta tu teléfono y no cuelgues—se acercó a mí para besarme—

— Claro... ¿Cuándo te veré de nuevo?

— Yo te llamare ¿ok? Por cierto... ¿estas tomando alguna pastilla anticonceptiva?

— No.... ¿Por qué?—mi rostro se volvió pálido al pensar en ello— ¿no usaste protección?

¿Recuerdas nuestro pasado?  (con Kyuhyun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora