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Intenté ignorar el sinnúmero de mensajes que me enviaba Taehyung durante el fin de semana.

Hombre, Jungkook no ha dejado de hablar de ti todo el maldito día.

Llámale, es demasiado terco para hacerlo él.

No entiendo por qué coño siguen separados, si están tan enamorados.

En un día de trabajo no podía concentrarme en un par de mensajes que probablemente eran únicamente una invención de Taehyung, para que volviéramos. Existía una alta posibilidad de que Jungkook no hubiera mencionado mi nombre en la última semana y yo perdería cualquier tipo de dignidad llamándole como un estúpido.

Trabajé arduamente durante el día, escribí, borré y reescribí el mismo mensaje una y otra vez, sin estar convencido de enviarlo. Probablemente jamás me convencería de hacerlo.

Por favor, hablemos.

Ya en mi hogar, me eché en la cama y decidí que no perdería nada, además de un poco de orgullo en caso de que viera mi mensaje y no lo respondiera.

Cerré mis ojos, esperando a despertar por el sonido de mi celular o bien una vibración que anunciaba un nuevo mensaje.

Y eso fue justamente lo que ocurrió.

Como cualquier lunes por a la noche, a pesar de que debería estar durmiendo, luego de un día más que agotador, me encontraba con la adrenalina a cien, sin peinar y vestido como si hubiera salido de un basurero.

– ¡¿Dónde están?! –grité cuando llegué al hospital.

– Siguen en operaciones. –respondió Namjoon.

– ¿Qué pasó? –pregunté con mis ojos llenos de lágrimas.

– ¡No lo sé! El policía llamó ¿Crees que iba a perder el tiempo preguntando cómo habían chocado?

– ¿No te han dicho nada sobre papá? – pregunté al borde de los nervios.

– Me dijeron que tenía un par de fracturas, no lo sé aún no sale nadie. –dijo algo aturdido.

– ¿Qué ha pasado con mamá?

– No... no lo recuerdo. –respondió sin mirarme.

Me quedé mirando al suelo, pensando en que, de todas las veces que vi en las noticias sobre choques o accidentes, nunca imaginé que sería parte de esas familias que esperaban con desespero a saber si sus familiares seguían con vida o no.

Definitivamente no estaba preparado para perder a mi madrastra, mucho menos a mi papá. Sabía cuidarme sólo, pero no podía vivir sin mis padres ¿Qué se supone que haría luego? ¿En sus cumpleaños? ¿En navidad o año nuevo? ¿Quién me haría el almuerzo el día de mi cumpleaños? ¿Quién iba a abrazarme por conseguir un nuevo puesto en el trabajo?

Sentí las lágrimas mojar mi rostro y sólo por la desesperación, comencé a temblar.

– ¿Cómo están? –sentí una voz tras de mí.

Sequé mis lágrimas y me paré firme a saludar a mis amigos. – Hola Tae. –sonreí y miré a su acompañante. – Hola Jungkook.

Ambos me abrazaron, haciéndome sentir aún más ganas de llorar. Pero mantuve la compostura, tanto por intentar calmarme yo mismo, como para que mi hermano no colapsara junto conmigo.

– ¿No han sabido nada? –preguntaron ambos.

– No, estamos esperando. –suspiré.

– Bien, es hora de ir por café. –suspiró mi hermano, listo para despejar su mente. – ¿Quieren? –preguntó mirándonos.

Amentiam [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora