two.

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Him & I

Raramente podía sentirme, incluso asustado pero parecía más bien que tenía sentimientos encontrados. Day seguía sentada pero ahora en una de las sillas de mi oficina, estaba tan entretenida leyendo un libro no tan pequeño y para ser sincero, tenía unas ganas inmensas de saber qué leía.

—¿Estás cómoda? —murmuré sin dejar de teclear.

—Si no hay algo más que hacer —dio el final encogiendo sus hombros.

—¿Tienes hambre?

Bajó el libro de su vista, pude verla de reojo, dejó caer sus pies fuera de la silla, tenía una falda corta ¿por qué con tan poca edad podía ser así?

—Sí —pudo decir sin ganas.

—Creo que no tienes, estás diciéndolo a regañadientes.

—Entonces no.

Pulse "enviar" al correo que estaba haciendo. Me levanté tomando mi teléfono.

—Vamos a la cafetería —la miré, soltó el libro y salió de la oficina sin esperar a que le diera la mano como solía hacer—. Cuéntame sobre el libro que lees ¿de qué trata?

—No estoy interesada en hablar.

Dando algunos pasos más, quedó adelante de mí. No había que tenido enfrentarme así con ella, a veces lo hacía con Jason pero ya, más lo hacía con Holly o Freya y a mí, a mí me respondía todo, eso bastó para saber que realmente estaba enojada conmigo. Una niña de nueve años que no es mi hija, enojada conmigo, ni Freya lo había hecho.

—Hola, Day —saludó Daniel mirándola de frente—. Has crecido bastante, mírate.

—Hola, Daniel —agitó su mano.

—Come bien para que crezcas mucho más ¿lo prometes?

—Claro que sí.

—Esa es mi niña, diviértete con Justin.

Daniel pasó por mi lado golpeando mi espalda, la sonrisa nadie se la podía quitar. Y a mí me la había borrado una niña que seguía caminando furiosamente delante de mí. Al sentarse en una de las mesas de la cafetería, colocó su cara sobre ambas manos esperando a que yo llegara.

—¿Qué vas a querer? —pregunté antes de sentarme— ¿Un cupcake de chocolate?

—Quiero una ensalada.

Podía pasar toda la tarde escuchándola decir respuestas tan cortas, pero al menos ya no estaría besando a niños y lo logré, pude pasar el resto de la tarde escuchándola decir que no tenía ganas de responder mis preguntas. Casi las seis de la tarde, podía sentir el frío de Toronto por las calles, estaba de camino a casa y aunque Day pedía que no fuéramos con Jason, no podía hacer otra cosa que llevarla porque al fin de cuentas yo no era quien decidía sobre ella.

—Por favor, no me lleves con papá —suplicó una vez más moviéndose en el asiento—. ¿Le dirás sobre lo de hoy?

—Tengo que llevarte con él, estaba preocupado por ti. Y no le diré sobre lo de hoy.

Detuve el auto fuera de la casa de Jason.

—Eres el mejor —se acercó besando mi mejilla muchas veces y rozando el último cerca de mis labios—. Gracias.

—Pero si vuelve a pasar, se lo diré. Después me agradeces.

Salí del auto. Tenía un punto a mi favor y ambos lo sabíamos muy bien, por más que Day tratara de enojarse conmigo, no podía hacerlo y por más que yo tratara de ser duro con ella, no podía. Podía sentir sus pequeños besos aún sobre mi cara.

him & I «j.b»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora