three.

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him & I 

Antes que cualquier otra cosa, reservé una cita con una ginecóloga, estaba asustado por lo que Dayana había hecho, no por el tema de sexualidad pero no sabía si había tenido algo más o si podía pasarle algo a ella.

—¿Por qué no quieres hablar conmigo? —murmuró tocando mi mano.

—No estoy interesado en hablar —dije como ella lo había dicho alguna vez.

—¿Es tan malo lo que hice?

Suspiré sin decir nada, se acomodó mejor en el sillón tomando mi mano. Estaban a punto de llamarnos para entrar al consultorio y no quería hablar.

—Respóndeme —comenzó a sonar preocupada y con ganas de llorar—. Por favor.

—Dayana, no quiero hablar.

Me soltó y para ser ella, no me hubiera soltado, por fin me armé de valor para poder mirarla, tenía la cabeza hacia abajo pero desde mi lugar podía ver que su barbilla temblaba.

—Day... —la llamé y me miró.

—Yo creí que si lo hacía me ibas a querer.

Y me sentí culpable, ya no podía decir que Jason y que yo éramos culpables, más bien yo siempre fui el culpable de lo que ella pudiera pensar.

—No, Day —abracé su cuerpo—. Si, estuviste mal al hacer eso, debes saber que te quiero, te quiero mucho.

—Pero no de la misma forma.

Aquellos ojos avellana me suplicaban una respuesta mucho más que un "te quiero" pero no podía dársela. Traté de pensar más allá de lo que podía en este momento, me era tan difícil hacerlo incluso por más que lo tratara. La puerta se abrió mostrándonos a la ginecóloga con una bata blanca, nos hizo una señal para que entráramos y así volví a la realidad en la maldita sala de espera.

—Dime, Justin —dijo la ginecóloga, una amiga desde la universidad— ¿En qué puedo ayudarte?

—Eh bueno, yo —rasqué mi nuca sintiéndome incómodo en el consultorio—, Hinda, vengo para que hagas una revisión a Day.

—¿Tiene algún dolor? ¿Cuántos años tiene? —decía Hinda sin imaginarse lo que diría y yo no era capaz de decirlo.

—No, no tiene dolor, quiero que la revises porque ha tenido relaciones. Tiene diez años.

Sus ojos se abrieron mirándome y mirando a Day después, esta última trataba de no rodar los ojos.

—Oh —pudo decir después—. Claro, claro, Justin, lo haré.

No sabía lo que Hinda pensaba, pero me hacía algunas ideas y la que más probablemente nos atormentaba a ambos, era si yo le había hecho algo a Day.

—Ven, pequeña —comenzó Hinda señalando la cama que estaba en el cuarto—, acuéstate ahí y veremos qué ha pasado.

En su voz podía notar curiosidad y tal vez decepción ¿de mí? ¿Por lo que no le hice yo a Day?

—Hinda —murmuré, ella me miró con los ojos caídos.

—Pido silencio para trabajar, si no es mucho decir, y ¿podrías salir?

Mi boca no podía estar cerrada, ella de verdad creía que yo le había hecho algo a Dayana sin siquiera habérmelo preguntado. Asentí dando un paso hacia atrás pero Day tomó mi mano.

—No, por favor, no te vayas —dijo apretándome.

Hinda miró a Day y la forma en la que se aferraba a mí. Abrió la boca un poco sin poder seguir procesando nueva información.

him & I «j.b»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora