Capítulo 2: Al agua patos

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- ¿Tan pronto en dirección? - pregunta divertida la la señora Úrsula

- No fue mi culpa - me defiendo

La maestra suelta una pequeña risita malévola y se va, me cruzó de brazos.

- Pueden pasar - nos avisa la secretaría con un tono aburrido

Supongo que ya que esto es una escuela de criminales la gente debe vivir por aquí.

Me siento en una de la sillas frente al gran escritorio en donde detras se encuentra un hombre regordete de unos 50 años con tres pelos en su cabeza.

- ¿De nuevo por aquí señor Jackson? - pregunta aburrido el viejo, el chico bufa

El anciano pone sus ojos verdes sobre mi, trago saliva.

- Soy Thomas Gilbert, - se presenta amable el director - la señorita Úrsula y su madre me han hablado de usted

- ¿Eso es malo? - pregunto ingenua, el hombre suspira rendido

- Tendrán que limpiar la piscina de las chicas y de los chicos

- ¿Porque? - me quejó

- Lo mismo digo - refuñe molesto el castaño a mi lado

- ¿Se esta quejando? - pregunto indignada al director ya que no pienso hablar con el chico - Yo fuí a la que violaron - digo molesta

- ¡Mentirosa! - se para el chico enojado de su asiento

- Señorita Hobbs no hay que exagerar - me calma el viejo

- ¡No estoy exagerando! - grito indignada mientras también me levanto de mi asiento - Regla número veintitrés, si un hombre toca mi cara sin mi permiso se considera violación - me cruzó de brazos y el director suspira cansado

- Salen de esta oficina y se van a lavar las piscina, primero la de las mujeres y luego la de los hombres. La señorita Amanda ira a revisar su trabajo - bufamos y nos volvemos a sentar

- ¿Que eso de las reglas? - pregunta de mala gana al director

- La chica es extraña y tiene ciertas reglas...

- ¿Por eso no me hablas? - me pregunta el chico a mi lado pero solo lo miro sería

- Si no le dices tú nombre no te habalara - explica el viejo en tono cansado

- No te lo mereces - me dice el chico de mala gana

Mira cuanto me importa, me encojo de hombros.

- Ya se pueden ir - nos avisa el director

Caminamos en silencio, ni siquiera miro de reojo al chico. Ni ti li miricis, que infantil para estar en una escuela de criminales parece un bebé de seis años, tengo conversaciones más maduras con mi perro Almohada.

- ¿Porque marcas el número diez, la piscina es el doceavo piso? - pregunta el chico mientras se fija en los botones del ascensor

Pongo mis manos sobre mis ojos para que el chico entienda pero este solo me mira confundido. Que bien, es malo para la mímica.

¿No entiende que si no me da su nombre no podremos comunicarnos?

El ascensor se abre, salgo del éste seguida por el idiota, camino hasta dar con la puerta con el número 10-5 sobre esta.

Entró, tomó mis gafas de piscina, me las pongo y salgo de la habitación para encontrarme con el castaño el cual me ve divertido. Le muestro mi dedo del medio para luego dirigirnos a la piscina.

Al llegar tomamos la redes y empezamos a trabajar en silencio, bueno a excepción de chico que se ríe de mis lentes.

- Hola solecito, - escucho una voz familiar, me doy media vuelta y me encuentro con una pelirroja sonriente - dejaste tu Biblia - mi cuaderno - en la habitación así que decidí leerla

- ¿Que haces aquí? - pregunto confundida mientras levantó mi mano

- ¿Que, que hago? Eres un completo chiste, cuando me entere de tu castigo me vine corriendo - dice divertida Annabell sentándose en una de los grandes sillones junto a la piscina

- Pero que afortunada - escucho la voz de mi otra compañera - estas castigada con Logan Jackson - se muerde el labio Sakura

- Perra - dice simple el castaño

La chica se encoge de hombros ignorando el comentario del tal Logan y se sienta al lado de Annabell la cual me mira divertida.

- ¿Y esas gafas? - pregunta señalandome

- Regla número cincuenta y uno, no tocó el agua sin gafas de piscina - todos estallan en carcajadas

- ¿Te bañas así? - pregunta Logan entre risas

- Creí que no me hablabas - le digo molesta

- Lo mismo digo. - lo miro mal - Responde

- Si - suspiro - solo cuando tomó agua no las uso, de resto, cualquier otro contacto con el agua las uso

Todos vuelven a estallar en carcajadas, el chico se acerca a mi aún con una sonrisa.

- ¿Que pasa si rompes una de las reglas? - pregunta frente a mi

- Pues depende, muchas veces entró en un ataque histérico, otras...

No puedo continuar ya que el chico me quita mis gafas y me empuja a la piscina.

No alcanzó a reaccionar. Trato de nadar, nada. Respiro hondo cada vez que mi cabeza sale del agua, escucho las risas de los presentes. De repente ya no alcanzó la superficie de la piscina y me empiezo a hundir a pesar de mis intentos por nadar, nada fue funciona.

Escucho un "¿esta jugando?" por parte de sak quien solo recibe como respuesta un "no creo" de Annabell, pasan unos segundo más y aún no puedo salir del agua "deja de bromear" me regaña Logan, es lo último que escucho antes de ver todo negro.

La religión de los raros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora