Enamorados de una chica curvy

Prólogo

“Opino que lo que se llama belleza, reside únicamente en la sonrisa”

                                          –León Tolstoi

Siempre desde muchas épocas atrás, la belleza ha tomado diferentes puntos de vistas; principalmente físicos.

Cada hombre admira a una mujer por diferentes motivos. Muchos por sus ojos, por la piel, por lo esbelta; y otros que profundizan sobre la belleza interna valorando en sobremanera diferentes cualidades de la personalidad de una mujer.

A estos hombres, lo que le llamo la atención  de esta mujer en particular fue su carisma, su actitud, autoestima, inteligencia y ser una mujer valiente y abasallante.

Ella, una chica sencilla, no muy agraciada físicamente, deja todo por ir detrás de sus sueños. No tenía mucho que perder. A nivel sentimental, lo único que quedaba eran sus recuerdos hermosos sobre su madre fallecida, dos amigos que la ayudaron a salir adelante y un padre ausente desde su infancia pero que al fin y al cabo, siempre estaba ahí para ayudarla en lo que necesitará pese a la distancia. 

Llegó a la vida de un grupo de chicos guapos, con fama y fortuna; para enseñarles el verdadero sentido del amor, revolucionandolos, trancediendo culturas distintas, idioma y geografia.
Ellos comprenderán el verdadero significado de la belleza, el amor y la amistad.

El la miro fijamente. Le explicó en coreano fluido, pero se dio cuenta que la chica no era de ahi. Sus ojos eran redondos, su pelo ondulado y su cuerpo... No era tan esbelta...

- No entiendo muy bien lo que dices- hablaba ella en inglés.

El sólo por impulso y al entender perfectamente el inglés, se aproximó a ella dándole un beso suave en sus labios.

Por inercia, se dejó llevar. No era una chica fácil, sólo le gustó probar a ese chico. Se veia rudo, fuerte y con personalidad.

En ese momento sólo sintió que ese chico era hasta más dulce que la melaza, más vulnerable que un animal abandonado y hasta más sensible que una flor arrancada de su planta.

Ella no pudo parar de observarlo mientras el, avergonzado, se fue alejandose poco a poco de ese lugar.