Tenía los ojos totalmente cerrados, con tanta fuerza que me dolían, el terror había invadido mi cuerpo, Eddy iba a matarme y yo no tenía ninguna escapatoria posible, ese era el fin de Alice Cassidy, rubia, loba y asesina...
Escuché el disparo y ahogué un grito de horror, pasaron unos pocos segundos que a mí me parecieron horas, todo estaba en silencio y yo no entendía nada... ¿Estaba muerta? Fui abriendo mis ojos poco a poco y observé la habitación en la que se suponía que había muerto... ¿Ya estaba? ¿Este era mi fin? ¿Esto era el cielo? Mil preguntas como esas se agolparon en mi mente hasta que al apoyar una mano en el suelo sentí un calor impropio del mármol del que estaban hechas las losas sobre las que estaba sentada... Olía raro, muy raro, como a...
¿Sangre? Rápidamente comencé a palpar cada parte de mi cuerpo asegurándome de que estaba ilesa... ¿Qué diablos había pasado? Al levantar un poco la mirada vi el cuerpo de Eddy, dioses... ¡¿Estaba muerto?! Lo miré horrorizada y me aparté todo lo que pude esparciendo la sangre con la que me había manchado por todo el suelo, pero eso no me importaba lo más mínimo... ¡Estaba viva! Sonreí muchísimo mirando mis manos y me levanté, al momento en mi rostro se dibujó una gran mueca de dolor y me tambaleé llevando mi mano derecha a la herida abierta por la daga de Eddy, ese veneno seguía provocándome un ardor casi inaguantable. Conduje mi mirada hacia la puerta y, de repente, reparé en un grupo de personas que estaban mirándome, eran dos chicos y dos chicas.
- ¿Has terminado ya de flipar? -Era un chico moreno de cabello corto y en punta, sus ojos eran de un negro sorprendentemente oscuro, era bastante más alto que yo y me miraba como si la situación le aburrirse. De pronto me di cuenta de que él era el que había disparado a mi casi asesino, ese chico era el que me había salvado la vida.
- Sé amable, Adam -La chica morena de ojos verdes rodó los ojos mirando al chico, debía de tener unos 15 años, era de estatura media. Se acercó a mí sonriendo para que yo no tuviese miedo, error, nunca te aproximes a mí sí estoy aterrada, ataco.
Mis ojos se iluminaron, más bien débiles por mi actual estado, y la miré desafiante, si se hubiese acercado un poco más la hubiese golpeado, pero la otra chica, más mayor que ella, la tomó del brazo apartándola para mantenerla alejada de mí, dónde estuviese a salvo.
- Zaira, está asustada, acaban de intentar matarla, no es una buena idea acercarse tanto. -Miró a la muchacha algo preocupada y dirigió su atención hacia mí.- Tranquila, Alice, no temas. No te haremos daño. Yo soy Evelyn, el chico tan borde de antes se llama Adam, probablemente termines tomándole cariño aunque al principio cuesta, pero te puedo asegurar que es una buena persona. Esta chica tan inteligente y bonita de aquí se llama Zaira -señaló a la quinceañera que se había acercado anteriormente a mí- Este niño tan valiente se llama Zack -señaló a un niño de unos 10 años que llevaba un palo en la mano, si no hubiese estado tan herida y desconcertada me habría parecido tierno y todo.
- Yo... -Los miré a todos sin saber muy bien qué debería hacer, así que... Me desmayé.
2 días después...
De nuevo, como todas las noches, durante mi desfallecimiento soñé con Walt, había momentos en el día en los que realmente deseaba poder estar sumida en un largo sueño solo para estar a su lado, para ver su rostro, para perderme en esos ojos color verde esmeralda, para que me dedicara esa sonrisa tierna y alegre que solía utilizar para tranquilizarme y asegurarme que todo iría bien... Esa misma sonría que yo misma había apagado aquella noche...
- Me alegra saber que has sobrevivido, Al -Sonrió mirándome a los ojos acercándose y acarició mi mejilla con la mano derecha de una forma tan cálida y delicada que, por unos segundos, juraría que mi corazón se había parado.
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Cinere
Teen FictionEstoy harta de vivir aquí. En ese momento vi como Wally, uno de los chicos más idiotas que he conocido en mi vida, se acercaba a mi mesa... Yupi. - Los monstruos no comen con los humanos, comen solitos y alejados -me dedicó una sonrisa de suficienci...