A lo largo de nuestras vidas recorremos un sin fin de autopistas, para la mayoría de nosotros no son más que un tedioso obstáculo que nos separa de nuestro destino final, un desperdicio de tiempo, apenas una excusa para tomar una siesta o mirar una película si tenemos la suerte de no ser el hombre tras el volante.
Sin embargo, desde el punto de vista de la autopista y de aquellos que a su pie habitan, nosotros no somos más que un parpadeo, un estrella fugaz que se pierde en el horizonte antes de poder vislumbrar su naturaleza. Y ambos, viajero y residente, permanecemos ajenos al mundo y las historias que el otro tiene por contar.
Pero a veces ocurren anomalías, situaciones particulares en las que ambos se ven forzados a interactuar aun contra su voluntad. Una avería mecánica, un vuelta errónea, una parada fortuita. Es suficiente motivo para que dos senderos, se unan en uno solo. En la mayoría de las ocasiones apenas por un breve momento, en otras, de forma permanente.
Esto se asemeja mucho a la vida. La cual no es más que una habitación de la que entran y salen personas sin que nada podamos hacer para retenerlas.
La interestatal 47 conduce directamente a la ciudad capital, la última desviación de esta carretera se encuentra a unos 15 km de su destino final y es prácticamente imperceptible para aquellos que no la conocen con antelación. El turista ocasional siempre cruza de largo sin si quiera percatarse de su existencia.
Este desvío conduce directamente a un pequeño poblado agricola conocido como Lirio Blanco.
El cual se extiende a lo largo de un par de hectáreas y se difumina paulatinamente a medida que se adentra en las montañas. Posee poco menos de cien habitantes, que en su mayoría se dedican al cultivo y el comercio local.
En Liro Blanco existe un palacio de gobierno, un par de escuelas, una iglesia católica, algunas casas y un pequeño distrito comercial. Estos edificios componen la totalidad del centro urbano, el cual se extiende por apenas un total de cinco calles transversales y tres verticales. Mas allá de este punto se extienden algunos senderos y caminos de tierra que conducen a pequeñas granjas y otras cuantas plantaciones agrícolas.
Entre ellos destaca uno que se distingue del resto por ser el único recubierto de pavimento. Dicha calle, atraviesa varios plantíos y va a desembocar en una planta hidroeléctrica en la cima de la cima de las colinas. Dicha planta aún no ha sido inaugurada pero se prevé que provea de electricidad a gran parte del país.
En este trayecto también se divisan varias casas, entre las cuales sobresale una en particular por poseer una arquitectura moderna.
No se trataba de la edificación tradicional de madera con techo a dos aguas, rodeado de establos y pesebres, que eran el resto. Ésta había sido construida con ladrillo, tenía proporciones rectangulares de inspiración occidental y estaba pintada un blanco inmaculado.
Destacaba su enorme garaje, los diversos balcones con puertas de cristal que poseía en su planta alta y el pequeño invernadero en el patio trasero.
Se trataba de la primera construcción en "Moonlight Hills", un suburbio moderno que estaría destinado a dar cabida a los nuevos residentes de Lirio Blanco.
Cuando la planta hidroeléctrica fuese finalmente inaugurada, arribarían una gran cantidad de nuevos pobladores al lugar, entre los cuales se contarían por su puesto: ingenieros, investigadores, científicos y una gran cantidad de trabajadores técnicos.
Entre estos hombres, se encontraba el prestigioso ingeniero americano William Colt. y su hijo Taylor. Al primero le había sido asignado la supervisión de la obra y era el único miembro de la comitiva de desarrollo que debía permanecer en Lirio Blanco de manera permanente e inmediata.
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Senderos | Temporada 01 [Terminado]
RomanceCuando Taylor, un muchacho de ciudad, se ve obligado a mudarse al campo. Cree que su vida no podría ir peor, sin embargo tras conocer a Eliza , la hija del panadero local. Se enciende la chispa de amor que llevara a ambos por senderos desconocidos p...