O sea ¿qué había dicho? Esa pregunta y los rostros de sus tres perplejas amigas, lo cuestionaban.
Candy, luego de haber tomado una resolución, pidió a Terry su permiso para regresar a casa, tomar unas cosas, llamar a sus amigas y...
– Me iré a vivir con él.
– O sea, no entendí. ¿Con quién? – cuestionó una Annie a quien le resultaba difícil comprender a la primera explicación.
– Mi jefe a partir de... – se miró un reloj, – cuatro horas atrás.
– Pero... – Paty finalmente pudo reaccionar, – ¿ya no trabajas para la contadora Marlowe?
– No.
– ¿Desde cuándo?
– Desde hoy.
– Y... ¿dónde te encontraste este jefe?
– ¡Donde haya sido! – espetó una desesperada Karen quien diría: – A mí lo que me sorprende es la decisión de irte a vivir a con él.
– Vivir, vivir con él no. Simplemente... voy a pasar muchas horas a su lado, debido a su trabajo.
– ¿Siendo el tuyo...? – se inquirió con doble intención.
– Su asistente y enfermera.
– Pero tú de enfermera tienes lo que yo de astronauta.
– Eso indica que el hombre no es feo.
– Ni tampoco gordo ni barroso. Es el hombre de la radio.
– ¡Muérete si estás mintiendo! – expresó una gritona Karen la cual no fingió la envidia que sintió.
– De su boca no ha habido afirmación, pero... la noche que le conocí, se subió al metro en la estación donde está la estación de radio. Y hoy, comprobé en su apartamento, una mini-radiodifusora.
– Pues si es así – Karen, en la maleta que había en la cama, comenzó a meter rudamente las pertenencias de su amiga que como las demás la miraban desconcertada, – apúrate a empacar para que te lleve y mis ojos lo puedan comprobar.
– Karen, ¿por qué Candy habría de mentir? – preguntó Paty recogiendo un par de calcetines embolados.
– Yo no dudo de ella sino... de ese hombre. ¿Qué tal si algún mal quiere hacerle? ¿Lo vamos a permitir nosotras: sus amigas? ¡Claro que no! Nadie en estos tiempos se toma molestias por nada.
– Pero Terry se nota una persona de fiar –. Con su poco contenido adentro, Candy cerró la petaca oyendo de Karen...
– El tío de Robert también se le veía ¿y qué crees que pasó? Envenenó a media familia para quedarse con su casa. Así que – la furiosa amiga tomó la maleta pidiéndole al resto: – ¡Vámonos! Porque entre más pronto lo veamos, decidiremos si puedes quedarte con él.
– ¡Karen! – la llamó Candy.
– ¿Qué?
– Hoy no iré a su lado sino hasta mañana.
– ¿Y tú crees que hasta mañana podré con las ganas de conocerle?
– Bueno, pues si tanto lo deseas... puedes llamarle. Aquí tienes su tarjeta con su número telefónico –. De su bolso Candy la extrajo para entregársela a Karen la cual era seriamente recriminada por Annie y Paty.
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Caminando por el Rin
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO COMO SE ESTIPULA. Historia corta de universo alterno ideada en el año 2015 para el mismo festejado del mes: Terry Grandchester.