Distintos pero iguales

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Apretó la hoja contra su cuello, el filo afilado de su navaja comenzó a rasgar esa piel tan capaz de resistir a todo, pero a su vez tan delicada. Un fino hilo de sangre se deslizó por su cuello haciendo notorio el delito que se estaba cometiendo en esas cuatro paredes.

Izaya levantó la vista y su mano se detuvo al ver los ojos color café del hombre al que le estaba arrancando la vida poco a poco.

«El que va a acabar muerto soy yo» pensó al cruzarse con su mirada, apretó el mango de su confiable navaja dispuesto a terminar si la ocasión lo necesitara pero lo que sucedió en ese momento dejó a Izaya pálido y quieto como una estatua. Shizuo cerró de nuevo los ojos y ladeó ligeramente la cabeza dejando su cuello aún más expuesto si era posible.

«¿Qué es esto? Me ha visto y sin embargo se está dejando ¿matar? ¿Shizuo se está dejando matar por mí?»

El moreno sintió un escalofrió recorrer su cuerpo por completo haciendo que incluso temblase ligeramente, quitó la hoja de su piel ya marcada y le cogió por las mejillas en un impulso que quizá le costase caro.

-¿¡Te vas a rendir estúpida bestia sin cerebro!?

Shizuo abrió de nuevo los ojos con algo de pesadez y le miró directamente a los suyos, a esos hermosos ojos rojizos que tanto tenían que esconder.

-¡Responde!

Se notaba que Izaya se encontraba en tensión pero a la vez estaba furioso, como pocas veces antes le habían visto. Sus labios apretados en una delgada línea, su cabello caía ligeramente hacia delante sin tapar sus ojos que mostraban una mirada fría y acusadora contra su enemigo y las manos apretadas en puños contra el colchón a cada lado del rostro del rubio que se mantenía igual.

-¡Responde joder! ¿Te da igual lo que te pase? ¿Estás tan mal que me dejas cortarte el cuello de la manera más lenta y dolorosa posible? ¡No te burles de mí!

Puso las manos sobre su cuello apretando para ahogarle, sabía que no resultaría, ambos lo sabían pero en ese momento les daba igual.

-Hazlo...

Dijo Shizuo con la voz quebrada, su cuerpo aún inmóvil dejaba ver la cantidad de sustancia que le había inyectado Shinra; le costaba hablar y apenas movía la cabeza y las puntas de los dedos de todas sus extremidades pero, ese no era el caso pues aunque pudiera no se defendería, es lo que estaba demostrando con su actitud; una actitud que ponía de los nervios a Izaya.

-No voy a hacerlo -separó las manos de su cuello y se inclinó sobre su cuerpo hasta quedar cara a cara con apenas unos cinco centímetros de distancia - Eres un maldito cobarde por lo que estás haciendo ¿te crees que por esconderte aquí y dejar que yo te mate se acabará todo? ¿Te crees que eres el único que lo ha perdido todo? ¿Te crees que conoces lo dura que es la soledad? No tienes ni idea...

-¡Qué sabrás tú de mi sufrimiento! - su pechó comenzó a subir y bajar de un modo violento luchando por ahogar el torrente de emociones que amenazaba con tomar el control y hacerle caer una vez más - No sabes na-

Izaya agarró sus cabellos haciendo que levantase algo más la cabeza de modo que ambos se tocaran en la frente, sus ojos se comenzaban a humedecer mientras se negaba a dejar escapar esas lágrimas de rabia.

-¡SÉ MÁS QUE TÚ! - Gritó tan alto que su voz resonó en cada estancia de la casa del rubio - Sé más que tú... -repitió sintiendo que una lágrima se deslizaba por su mejilla sin poder evitarlo.

Shizuo se encontraba totalmente anonado por lo que estaba viendo, por un momento quiso levantar la mano y limpiar esa diminuta gota cristalina pero ni podía ni le dejaría hacerlo pues, enseguida la hizo desaparecer con la manga de su abrigo negro.

¿Desaparecido? CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora