Solo

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Izaya no podía apartar la vista de aquella estampa familiar que apenas conocía, la mujer abrazó a Shizuo y pudo notar incluso desde la distancia el amor que procesaba por sus hijos a pesar de todo, éste sonreía como nunca antes y correspondió el abrazo de una manera tan delicada que le resultaba imposible de creer. El hombre se acercó y con un apretón en el hombro le dijo unas palabras al rubio que hizo que cambiara su rostro a uno más sereno y tranquilo, se notaba que sabían cómo tratar con su hijo. Ambos hablaban con él, la mujer con una mirada tierna y cariñosa y el hombre de manera seria pero Izaya podía asegurar que las palabras que salían de sus labios no eran agresivas en lo absoluto.

« No es justo, nunca lo ha sido. Ese maldito monstruo tiene todo lo que quiere y sin embargo no sabe apreciarlo »

Ese pensamiento se escapó desde lo más profundo de su pecho y dejaba entrever una parte de sí mismo que detestaba. Aún así no podía dejar de mirar, no podía apartar la vista de aquella escena tan cálida, tan agradable y de la que tan poco conocía.

Varios minutos más tarde apareció Shizuo en el salón cargado con una maleta y vestido con ropa informal. Parecía mucho más relajado e incluso se permitió una leve sonrisa al estar rodeado de sus seres queridos.

-Me vendrá muy bien pasar unos días alejado de aquí, todo me recuerda a él haciendo que hasta escuche su voz.

-Ya verás como todo se arregla mi pequeño, solo necesitas relajarte y verás como todo se soluciona por sí solo - Namiko acarició la mejilla de su hijo de manera tierna pues a pesar de todos los rumores y de todo lo que sabía que había hecho para ella era y siempre sería su adorado hijo - ¿Kasuka, vendrás con nosotros? –

-Sí pero solo esta noche, mañana debo volver al rodaje

-Cierto ¿cómo llevas la nueva película? – preguntó Kichirou.

-Como sea igual que la primera será un éxito rotundo- interrumpió Shizuo.

-Siempre ves mis películas y series y todavía no he oído de tus labios una mala crítica hermano.

-Porque todo lo que haces es bueno – se apresuró a responder el hermano mayor.

Kasuka le miró un momento y decidió no responder, por otro lado, la madre ambos comenzó a reír llamando la atención de todos los ocupantes de la casa que no tardaron en sonreír en respuesta. El ambiente era tan cálido y agradable que empequeñecía todos los problemas anteriores.

-¡Deja de comportarte así!- Izaya se apartó de la ventana de mala gana y dejó con cierta brusquedad los prismáticos encima del escritorio.

«No debería ser así, él se dedica a dar problemas a todo el mundo y sin embargo le aceptan tal y como es »

Se sentó en el escritorio y empezó a abrir diversas pestañas de internet con el fin de recopilar información y de ese modo poder distraer su mente.

Unas horas más tarde.

Todos los miembros de la familia Heiwajima salieron del piso decididos a marcharse por unos días lejos de la locura y el agobio de esa ciudad a un sitio más tranquilo donde poder reordenar sus ideas y aclararse de una vez por todas.

Montaron en el coche del padre tras meter las bolsas en el maletero; los progenitores en los asientos delanteros y sus hijos detrás. Shizuo no pudo evitar sonreír por aquella escena que le recordaba los años pasados, su hermano y él jugando atrás mientras se dejaban llevar a algún lado, fue entonces cuando una nueva oleada de culpabilidad sacudió su cuerpo.

-Lo siento...- musitó con la cabeza agachada. Siempre dio problemas, siempre era el centro de todas las miradas, de todos los rumores; apenas recordaba las veces que tuvo que pedir perdón, tantas personas y por causas tan similares que se entremezclaban en su cabeza. Recordó como estuvo a punto de tirarle el frigorífico a su hermano por culpa de un estúpido pudin, las interminables horas en urgencias, el dolor de cada uno de sus huesos rotos. No quería seguir molestando a su familia y por eso se marchó, pero aun así aquí están, apoyándole de nuevo a pesar de todo.

¿Desaparecido? CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora