Guardiana De Cristal ©

Capitulo 17

Y al final
el amor que recibes
equivale al amor
que haces.

-The Beatles

Movido por el dolor que apretaba en su pecho, Alex se dirigió tan rápido como pudo a su habitación, estaba seguro de que si pedía un cambio Adelle no lo dejaría, no estaba dispuesto a perder el tiempo en represalias,
"mas vale pedir perdón que pedir permiso"

Movido por ese pensamiento tomo una mochila comenzó a llenarla de provisiones, ser un guardián implicaba ser fuerte en todo sentido de la Palabra, durante todo su entrenamiento, nada, le había dolido tanto como aquellas palabras

«si, es gabriel»

Seco las lágrimas que descendían por sus mejillas, nada duele más que un corazón roto.
El sonido de la puerta abriéndose llamo su atención pero no dejo de meter cuchillos, espadas, ropa y mas armas en la maleta.

-¿puedes creerlo?- dijo Caleb entrando a la habitación - la zorra de Iza se largo con Gabriel.

Sabia que no era intención de Caleb herirlo, el sabia de su enamoramiento por Iza y siempre había detestado como ella no se daba cuenta, como con sólo unas palabras o acciones podía lastirmalo tan profundo como en ese momento.

-Alexander, ¿que estas haciendo?¿por que empacas?

-me voy.

-¿Te vas?-al no recibir respuesta un inmenso terror lo invadió, no podía irse- no... Por... ¿por qué? ¿A dónde?

-lejos Caleb, y no intentes detenerme- era la primera vez que se había girado a verlo desde que entro en la habitación, y aun que en un principio quería verlo, ahora se lamentaba, se veía destrozado y terrible, tenia los ojos hinchados y rojos mientras lágrimas caían por sus mejillas, Su corazón se rompió y la ira lo consumió, seguro era culpa esa perra, Iza siempre lo lastimaba.

Y era por eso que la odiaba, por su horrible capacidad de destruir a todo aquel que se encontrara cerca de ella, quería ir y pegarle, matarla si fuera posible, por haber herido tanto y tan profundo a Alex.

¿Y ahora que haría? Si Alex se iba el iría con el.

- no te detendré, pero tampoco esperes que me quede, iré contigo.

-Caleb, no.

-¿Caleb, no? ¡Alexander has pasado toda tu maldita vida enamorado de ella! ¡Lo único que hago es preocuparme por ti!

-¡¡Pues ya no lo hagas!!

-¡No lo entiendes! Nunca entiendes, ella no te quiere, no lo entiendes, ella te hace mal, no lo entiendes, ¡Nunca entiendes! No puedes entender que no se escoge quien te ama! ¡No puedes entender que te amo mas que ami mismo y me llena de rabia ver como ella te rompe una y otra vez el corazón mientras yo observo tu sufrimiento desde las sombras!... mientras te amo en silencio y callo por temor.

Por un momento la habitación quedo sumida en silencio sin oírse más que sus respiraciones agitadas por la pelea que acababan de tener, por sus sentimientos.

No iba a quedarse ahí parado, esperando ser rechazado, Caleb dio un paso, Alex no se movio y eso lo animo a continuar. Dio una rápida zancada y en un delicado movimiento tomo con ambas manos la cara de Alex y lo beso.

Lo beso como si la vida dependiera de eso, lo beso como siempre soñó, lo beso con ternura, expresando todos y cada uno de sus sentimientos a cada segúndo que pasaba y sus labios se movían al mismo compás, como si hubiesen sido hechos para estar juntos siempre y fue en ese momento en el que se dio cuenta de que le estaba devolviendo el beso.

Lo amaba, joder lo amaba tanto que lágrimas de emoción comenzaron a brotar de sus ojos. Maldita sea Alexander era lo único que quería y necesitaba en su vida.

Lentamente, con delicadeza, como si temieran romperse o romper al otro, se separaron y abrieron los ojos, los dos tenían lágrimas en ellos.

La esperanza brilló en los ojos de Caleb y Alexander se dio cuenta de su error, lo había ilusionado, le dio esperanzas al devolverle el beso. Se odio a si mismo por lastimar de esa forma a su amigo. Pensó que si el le robaba un beso a Iza querría que se lo devolviera pero se acababa de dar cuenta que solo estaba hiriendo a Caleb y el enojo brillo en sus ojos.

-¡Vete!

-Pero...

-¡VETE!- grito, se odiaba, se odiaba tanto. Caleb con los ojos bañados de lágrimas salio de su habitación sin decir otra palabra.

Se odiaba tanto que el dolor que le causo en un principio su propia desilusión desapareció dando paso al odio. Un odio profundo que iba dirigido a nadie mas que a el mismo.