Epilogo

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En una taberna, dos hombres fumaban y bebían cerveza apoyados en una barra. Otro hombre, borracho, dormía a pierna suelta sobre un taburete. El humo formaba una cortina insoportable.

Uno de los hombres tenía el pelo rubio y largo, la piel reseca y tostada. Era corpulento, atlético. Quizá por la vida en el campo o una alimentación rica en carbohidratos.

El otro, rojizo, con los ojos verdes y oscuros, El local olía a humedad y suciedad.

En una vieja televisión, una mujer presentaba un noticiario.

—¿Qué se te ha perdido allí? —dijo en ruso el tipo rojizo, levantando su cerveza y encendiendo un cigarrillo.

—No estoy seguro... —dijo el hombre moreno —. Tengo una corazonada.

—¿Qué dice Anastasia? —preguntó el camarero.

—Desde cuándo importa eso... —contestó el hombre rojizo.

Los hombres callaron cuando en la televisión apareció la figura de Hyuga. Estaba más envejecido y entonces se había convertido en primer ministro...

—Sube el volumen —dijo Naruto.

—Ese hijo de perra busca pelea con todos... —dijo el camarero —. Menuda familia de sanguinarios...

—Pavel, cóbrate —dijo Naruto —. Me tengo que marchar.

El hombre se despidió, salió de la taberna y caminó hasta el final de la calle.

Estaba atardeciendo y hacía calor. Se encontraba en un pueblo pequeño, de paisaje soviético y rótulos del socialismo. Al final de la carretera, el asfalto dejaba un camino de tierra que lo llevaba al interior del bosque.

Encendió un cigarrillo y caminó varios metros.

Diez años no fueron suficientes para olvidar todo lo sucedido. Aún recordaba la mañana que despertó, en una cama junto a Hinata, apaleado y sin fuerzas, en la casa del viejo Jiraya, un grajero solitario sin hijo dueños de fincas y tiendas del pueblo.

Lo último que recordaría, la estación de París.

Aún podía escuchar la voz de su madre.

En un principio, no entendió nada de lo que sucedía cuando abrió los ojos.

Con el tiempo, aprendió ruso a marchas forzadas, haciendo horas y horas de trabajos forzados en la finca del bielorruso. Meses después, se dio cuenta de que no era el infierno tal y como pensaba, sino un pueblo del norte del país vecino, Bielorrusia.

Hyuga se encargó de borrarlos por completo, otorgándoles una nacionalidad diferente y un pasaporte con pocas posibilidades. No saldrían de allí, no tenían dinero ni sabría cómo.

Poco después, el japonés ganó las elecciones y llegó al gobierno. Y así, durante dos legislaturas, llevando al país contra las naciones vecinas.

Por su parte, él nunca más sería Naruto Uzumaki y ella Hinata Hyuga.

Durante mucho tiempo, carecería de acceso a ningún tipo de comunicación, ni siquiera al correo ordinario. Todas las personas que lo conocieron, creyeron que Naruto y Hinata habían muerto en un accidente de tráfico.

Aprendieron a hablar y leer el idioma para dos años más tarde, casarse después de tener a su hijo, Su matrimonio, bajo la cruz ortodoxa, tenían a Boruto y Himawari. Naruto pasó una temporada gozando de una vida mejor, lejos de lo que conocía él como bienestar. La muerte del viejo Jiraya, lo convirtió en el heredero principal de la familia. Con las ganancias de la tiendas y fincas, no tendría que trabajar más y podría dedicarse a retomar su camino.

Sentía que todos le habían traicionado, incluso Tsunade, que no hizo nada por buscarlo.

Había pasado una década, pero para él, seguía pareciendo un ayer.

Una mañana, se dio cuenta de que no había más que hacer, lo había aprendido todo, y la teoría no servía de nada sin la puesta en escena. Estaban preparado para regresar.

Puede que Naruto pecara en robarse a la joven en la estación parisina, pero Hyuga erró dejándolo con vida.

Sólo tenía un objetivo, que era enfrentarse a Hyuga.

Sabía que no era fácil, sino todo lo contrario, pero había invertido diez años de su vida para dicho evento.

De repente, bajo un árbol, el viejo teléfono móvil vibró. Miró la pantalla de color verde.

Era un mensaje.

Su contacto lo esperaba en la estación central de Kioto. No había marcha atrás. El plan había comenzado. No se despediría de la gente que los acogió, no dejaría notas o mensajes de voz.

Simplemente y sin vacilar, dio media vuelta y caminó en dirección a la vieja estación de tren y le comunico a Hinata que ya era hora.

Naruto sonrió al sol.

Pronto dormiría tranquilo para siempre.

tenían planeado enfrentarlo y mostrarle que no los elimino, que al contrario los hizo fuerte dejándolos iniciar de cero; Hyuga estaba viejo su  esposa había muerto por depresión de la perdida de su única hija. y ellos eran fuerte para volver a su ciudad natal y seguir con su felicidad.

Hyuga no esperaba encontrar a su hija casada con hijos y feliz, Hinata lo pierdo no después de todo era su padre, Hyuga murió meses después por una enfermedad, Naruto volvió a escribir y estaba recreando su vida en una historia, Hinata cuida de su familia ahora en su ciudad natal sin preocupación.
Naruto se reencontró con Ino le agradeció mucho por toda su ayuda, su galería va a viento en popa y de Tsunade no a sabido nada.

Ahora si se puede decir que puedes ser felices sin ataduras y criar a sus hijos en libertad.



Fin.
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Gracias por seguir la historia, disculpen por la demora estaba en blanco por no saber darle fin ya que en el libro termina todo lo contrario. Sin mas muchas gracias y bendiciones.

Gakkō ai ( amor escolar) NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora