Capitulo 4 segunda - parte

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Esa misma noche, Naruto no concilió el sueño. Con la mirada clavada en el techo, fue incapaz de quitarse la imagen de la joven Hinata. Algo cambió drásticamente en la vida de los dos.

Las chicas anteriores no habían logrado despertar el interés del profesor. Buenas en la cama, cariñosas, atentas, intelectuales. Todas eran perfectas para un hombre común pero no estaban a la altura de las exigencias de Naruto. Su última experiencia había sido Shion, la relación más larga de su historia. Ino no fue más que una piedra en un zapato por muy sumisa que fuera en la cama. Shion había recorrido lo que otras chicas como Alexandra, Sara o Cristina lograron en su momento. Con ella se inició en la vida en pareja, cambió hábitos y escribió cartas de amor. Pero por mucho que deseó a la joven artista de segunda división, jamás llegó a sentirse carcomido por su ausencia. Su mente era lo suficientemente obtusa para hacer hueco a otras personas. Entonces llegó Hinata, una adolescente por la que volvió a velar de madrugada.

Hinata no volvió a participar en las clases y Naruto sólo le hacía preguntas sencillas para que saliera airosa. Ninguna de sus compañeras sospechó nada. Todas se entretenían odiando a Sakura, la chica estudiosa que tenía todas las respuestas, mientras Naruto se comunicaba con Hinata dejando notas personales en las redacciones.

El primer contacto se estableció a través de un trabajo escrito. Un encuentro. El profesor había marcado algunas palabras en los folios de la joven, una letra S y un número con un cuatro como nota final. El número indicaba la hora y la inicial, el día.

El profesor confió en su instinto y echó sus cartas. Con abrigo y jersey de punto, se presentó en el Kodai-ji Temple. Las directrices fueron claras. El parque era el lugar donde turistas y habitantes locales disfrutaban de sus paseos, visitando el palacete, recorriendo las largas rutas que lo conectaban con otras partes de la ciudad. Un área tan grande que, cuando caía el sol, los viandantes no salían de las áreas iluminadas.

Hinata lo citó en unas coordenadas precisas. Devolvió el mensaje con varias señales y Naruto se presentó en una de las entradas. La equis del mapa, un puente. El único punto desde el que se podían ver tres entradas a la vez.

Una mujer de agradable apariencia y con ropa deportiva, se cruzó ante el profesor. Cruzaron miradas y ella sonrió.

«Eres patético. Deberías estar con mujeres como esa.» se decía a sí mismo.

«¿Dónde estás, Hinata?»

Naruto se quedó quieto ante el puente. Allí no había nadie. Miró el reloj. Eran las cuatro en punto de la tarde y el sol caía lentamente.

—¿Llevas mucho tiempo aquí? —dijo una voz femenina.

Era Hinata, vestida completamente de negro.

—Pensé que no aparecerías —dijo él ocultando la sorpresa.

—Yo pensé que no darías con este lugar —dijo ella —. ¿Cómo estás?

—Bien. Supongo. ¿Y tú?

—Fatal —dijo ella abatida de repente.

—¿A qué se debe?

—Mi profesor me obliga a citarme con él a escondidas —contestó con una mueca.

Naruto giró el rostro.

—Esto es un error.

—Entonces, ¿por qué me haces venir aquí? —preguntó ella cambiando su tono.

—Tenemos que tomar una decisión acerca de todo esto —argumentó —. Como adultos.

—No hacemos nada malo.

—Oh, no —dijo él —. ¿Estás enamorada?

—¿Por qué dices eso?

—No tienes idea de lo que es el amor... —dijo él.

—Tú sí, ¿verdad? —dijo ella —. Tienes razón, esto ha sido un error... Tengo que marcharme.

La chica dio varios pasos cuando, de repente, Naruto tiró de su brazo y comenzó a correr, arrastrándola por el parque.

—¡Qué haces! —gritó confundida corriendo torpemente —¡Me voy a caer, Naruto!

Él rio sin mirar atrás hasta que escuchó las súplicas. La miró a los ojos y la levantó por las piernas como si cargara el cuerpo de un soldado herido, ante la vista de los curiosos. Salieron por la puerta principal, un taxi se detuvo, subieron y el profesor dio las indicaciones. Con el éxtasis y la adrenalina, el vehículo cruzó el Vístula, frío y revuelto hasta llegar a la calle Kamanza dori, una vía de doble sentido, de edificios bajos y pequeños restaurantes. Naruto pagó la carrera y sujetó a Hinata del brazo para que saliera. Ella agarró su brazo, lo apretó contra el pecho y caminaron. Naruto la arrastró hasta un restaurante local de cocina pequeña y abierta y sillas de hierro, cómodas restauradas y ambiente cálido; un lugar pequeño con apenas cinco mesas y una carta limitada. Parejas que comían, otras que no hablaban. Se sentaron en una mesita de madera. Naruto pidió una botella de vino tinto, ella fue al baño. Vislumbró a una pareja que había en uno de los rincones. No se hablaban. Ella parecía triste y deprimida y él sólo ponía atención a su teléfono móvil y al plato que tenía delante. Bien vestidos, pero malamente correspondidos. Naruto pensó si eso era algo natural en toda relación humana, si tras vivir años con la misma persona uno terminaba hartándose de ella hasta ignorarla como a un mueble.

—Me encanta este lugar —dijo Hinata —. Me encanta todo.

Naruto sonrió.

—Gracias por todo. Estaba buenísimo —dijo Hinata cuando salían.

—Nunca invito a cenar en las primeras citas —dijo Naruto.

—¿Esto es una cita? —contestó ella.

—A tu edad —dijo él —. Sí, supongo.

—¿Y a la tuya?

—A mi edad sólo cenas con quien realmente quieres tener a tu lado.

—Eso no es cierto —contestó ella.

—Lo demás es una pérdida de tiempo... y de dinero.

—Los chicos que me invitan a café, son muy dulces —dijo ella.

—Pero no pasan de ahí... —añadió él —. De un café.

—Es un simple café —contestó ella.

—¿Y una cena? —preguntó el profesor.

—Es algo que tendrás que averiguar.

Naruto la condujo hasta un edificio en el que había una terraza abierta y se escuchaba un piano.

Caminaron hasta la parte superior y salieron a una superficietriangular, como la proa de un barco, con tablones de madera donde la gente sesentaba y tumbonas con telas a rayas donde otros tomaban café y escuchaban elconcierto de jazz. Frente a ellos, el cielo raso de la noche y la calle Kamanzadori desvaneciéndose. Bajo la música de Sonny Clark, Naruto y Hinata se besaronen un largo choque de labios, cruce de lenguas y fluidos salivales. La nochederivó en más y más alcohol. Ebrios de alcohol y borrachos de vida, tomaronotro taxi que los llevó hasta el apartamento 24 en el número 15 de la calle Marutamachi.Besos y manoseos por el interior de sus ropas en el ascensor. Naruto abrió lapuerta torpemente y llevó a Hinata hasta su cuarto.i=R��F-

Gakkō ai ( amor escolar) NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora