capitulo 10

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Naruto era consciente de que necesitaba más tiempo para atar los cabos de una historia. Pensó en que alguien lo había estado traicionando desde el principio. La lista de candidatos era escueta y Sasuke encabezaba la primera posición. Caminó vio cómo su compañero de trabajo entraba en el restaurante, cruzaba unas palabras con un joven camarero y se sentaba en una mesa libre.

—Llegas tarde —dijo Sasuke. Supo que lo haría, por eso se lo había advertido —: Ya me he enterado de lo tuyo.

—Lo mío.

—Sí —dijo molesto —. No puedes ir por ahí golpeando a quien no te dé la razón.

—Tú también te lo crees.

—¿Por qué no? —preguntó ofendido —. Bueno, qué más da. ¿Qué vas a hacer con tu trabajo?

—Necesito tu ayuda.

—Cualquier cosa.

—¿Puedo confiar en ti? —preguntó Naruto.

—Tus razones tendrás para hacerlo o no. —dijo el japonés. Naruto guardó silencio y un camarero con una bata de médico, se acercó a la mesa.

—¿Saben los señores qué comerán?

Pidieron filetes empanados de cerdo y cervezas. El camarero tomó nota y se marchó

—Actúas de un modo muy extraño, venga...—dijo el japonés—. ¿Vas a contarme qué ocurre?

—¿Quién posee acceso a los expedientes? —preguntó Naruto.

—Sarutobi.

—Tengo que buscar una dirección.

—¿Qué tramas?

—Nada... —explicó Naruto —. Simplemente, necesito un expediente.

—¿Para qué? —preguntó Sasuke desconfiado —. No puedo ayudarte sin una buena razón.

—Confía en mí, Sasuke.

—No puedo, de verdad —dijo el japonés —. No soy un hombre de buscar problemas...

—Alguien intenta deshacerse de mí.

—Te lo advertí desde el principio —dijo —. La gente habla, sabes...

—¿Qué? —preguntó Naruto.

Tuvo la sensación de haber perdido algún detalle.

—Odio esperar... Toda la puta vida igual... —dijo el profesor japonés untando un poco de foie en el pan —. Lo siento, Naruto. No puedo ayudarte esta vez. Te aprecio, pero qué diría mi mujer si perdiera el trabajo... Mi vida es diferente a la tuya. Prefiero tener las cosas sobre la mesa, todo bajo control... Hemos vivido mucho tiempo sin seguridad, sin saber qué sería de nosotros, de mí... Ahora disfruto de una vida normal, el sol no sale siempre... pero tengo dar gracias por ello. No quiero otra cosa. Me gusta la rutina que tengo, saber que todos los días serán iguales hasta que me muera, que lo serán ahora, y no en el pasado, que vivíamos rodeado de cerdos, viendo cómo hacían suyo lo nuestro... Me gusta saber que no tendré que preocuparme si cumplo con lo establecido.

El teléfono vibró en el bolsillo de Naruto.

—Disculpa... —dijo levantándose de la mesa —. Necesito ir al baño.

Sasuke asintió masticando.

Subió las escaleras y entró en el baño. Golpeó la puerta para asegurarse que no hubiera nadie, no obtuvo respuesta.

—¿Sí? —dijo.

—Tienes que salir de ahí —dijo una voz femenina —. Es un traidor.

—¿Tsunade?

—Sí —dijo la mujer —. Intentarán envenenarte.

—¿Cómo? —dijo sorprendido.

—Escúchame atentamente —explicó —. Vuelve a la mesa y actúa con normalidad. El camarero regresará con dos vasos. Sé rápido y coge el alargado. Después traerán la comida. No la pruebes. Cuando el camarero traiga una fuente con patatas, alguien la tirará al suelo... Asegúrate de que Sasuke coma. Se pondrá nervioso... Después corre hacia el sur y busca el bar vietnamita, sal por puerta trasera de la cocina... Un coche rojo te estará esperando.

—Esto es una locura —dijo Naruto —. Es Sasuke...

—No hay tiempo.

—¿Cómo sé que puedo confiar en ti?

—Ambos queremos encontrar a Hinata, ¿verdad? —dijo la mujer y colgó.

Naruto tiró de la cisterna y un hombre entró en el aseo.

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Gakkō ai ( amor escolar) NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora