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El día pintaba perfecto, el calor del verano junto al sonido de las aves cantar daba el aspecto de una linda tarde, las risas de los niños al salir de la primaria se escuchaban por doquier mientras celebraban haber terminado su año escolar. Las nubes se veían suaves y esponjosa, casi parecía que podrías lanzarte sobre una y caerías en una suave cama de algodón.

Todos parecían felices, pero a las afueras de la ciudad había un muchacho, un joven de apenas dieciséis años a quien el dolor lo carcomía por dentro. Su nombre: Peter Parker.

Su traje negro perfectamente arreglado y su peinado parecían no darse a notar debido a su cara. Su nariz se encontraba sonrojada al igual que sus mejillas, sus irritados ojos parecían rodeados por anillos morados mientras por su rostro bajaban amargas lágrimas. No sabía que haría después, no sabía cómo lo había permitido, solo se preguntaba "¿por qué? ¿Por qué no pude llegar a tiempo?". A su alrededor no había muchas personas, pero estaban aquellos que más le importaban. Sus amigos más cercanos e incluso algunos de los vengadores, pero el no podía mirar a ninguno, no mientras su mirada se posaba sobre aquel ataúd abierto frente a él.

El rostro de la mujer era casi de un color blanco perfecto, sus labios estaban resecos y morados, y sus ojos eran adornados por una ligera sombra café y un pequeño delineado casi imperceptible. Aún sin vida ella seguía siendo hermosa a la vista de todos.

Uno que otro de los presentes miraba a Peter, se veía tan pequeño, tan débil, parecía poder romperse con el más mínimo roce. Sus amigos temían por el, sabían por lo que había tenido que pasar cuando murió su tío, ahora que su tía había muerto tenían por seguro que sería mucho peor.

Tony se encontraba a su lado junto a Pepper, dándole todo el apoyo que podía. Sabía lo que era perder a las personas a quienes más quería, no permitiría que aquel muchacho estuviera solo en su dolor. Detrás de ellos estaban algunos vengadores, principalmente Wanda y Clint, cada uno tenía su propio motivo, pero no querían que el muchacho estuviera solo.

El padre daba las últimas palabras de despedida a aquella mujer tan especial para el joven, aquella que lo había cuidado desde niño junto a su tío, al cual tampoco había podido proteger. Una fila se formó para darle el último adiós a May, uno por uno fueron pasando, primero sus amigos, luego los de su sobrino, después fue Pepper, y por último Tony acompañó al muchacho para entregarle su último ramo de amapolas, sus flores favoritas.

El ataúd estaba por ser cerrado, Peter lo vio como en cámara lenta, como si su tía le diera el último adiós, no supo en que momento, pero sólo se dejó caer en los brazos de Tony, escondiéndose en su pecho como un niño que busca la ayuda de sus padres, Tony cayó de rodilla junto a él, abrazándolo con toda su fuerza también, paseaba sus ojos entre los presentes, algunos se abrazaban viendo al muchacho, otros simplemente habían comenzado a llorar un poco más fuerte.

Estuvo un momento con el muchacho en el suelo, dándole palabras de apoyo al oído y sosteniendo su cabeza contra el. Por fin logró levantarlo y camino junto a él hasta sus amigos, quienes lo tomaron en un abrazo grupal.

El funeral terminó con el entierro de May, pero para Peter no sólo su tía se había ido, sino que se había llevado su vida entera con ella.

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Esta historia de amor (spideypool) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora