Texto 8

758 12 0
                                    

Destino, carretera infinita que entrelaza miles de caminos de todas las personas, algunos caminos  se nos hacen difíciles de andar, otros son más fáciles, pero como dice el dicho "caminante no hay camino el camino se hace al andar".
Desde ese primer paso estamos aprendiendo, a base de golpes, tropezones y caídas, caídas fuertes y que cada vez nos tienen más tiempo en el piso, pero que cada vez que nos levantamos nos hacemos más y más fuertes, porque, por qué así somos, para esto vinimos a este mundo, para aprender, para ser fuertes y sobre todo nunca rendirnos, ante nada.
Cada prueba que pasamos, cada piedra con la que tropezamos es nuestro propio desafío, es nuestra cuota de sufrimiento, después de todo el camino no puede ser liso para siempre.
Siempre nos vamos a encontrar con adversidades, pero el secreto para resolver cada una es que no existe un secreto, porque cada una es especial, cada una es única y nos deja una enseñanza, una experiencia en particular.
El camino se puede hacer solo o acompañado, a veces esa compañía no es para siempre, es pasajera pero deja su huella, y a veces cuesta reponerse y seguir debido a esa persona que decidió dar un paso al costado, pero eso también es una enseñanza, es algo que nos dice que nadie es imprescindible, que nadie esta atado a nadie y que por más que duela hay que avanzar, que no nos podemos quedar estancados porque eso sería el triste final de un hermoso camino.
El destino nos conecta a todos de una forma particular, lo hace como un hilo invisible, este hilo es fuerte, se tensa, estira, desgasta pero nunca o casi nunca se rompe del todo.
                                   "Los caminos del destino"
                                     Alejandro Díaz 13/01/18

Ser Donde viven las historias. Descúbrelo ahora