Texto 31

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Nos llenamos el cerebro de mierda, de porquerias inútiles que solo nos causan dolor muchas veces, lo hacemos día tras día y muchas veces nos damos cuenta, pero seguimos haciéndolo, lo seguimos haciendo porque somos masoquistas, somos personas que les encanta sufrir por cosas que no deberían importarnos.
Pero ahí está la clave, mientras menos debería de importar más lo hace, es como una herida chiquita, que le metemos el dedo todo el tiempo y empieza a crecer y crecer, pero no basta con eso, buscamos tirarle cosas para que duela más, para que arda y no soportemos el sufrimiento, tal vez sea una vía de escape de la realidad, tal vez lo hagamos para torturanos sin estar conscientes, pero de algo estamos seguros y es que a todos nos duele por igual todo, a todos nos duele que nos basureen, que nos humillen, que se burlen de nosotros a nuestras espaldas y en nuestra cara.
Por eso escapamos a ese lugar donde nos duele todo, pero no nos damos cuenta, por eso vivimos en redes sociales, en lugares que son para humillar a otras personas, para verlas sufrir, creemos que ver eso nos va a aliviar nuestro propio dolor, creemos que nos va a anestesiar y nos va a sacar de ahí y funciona, por un rato, porque cuando volvemos a mirar al mundo, cuando volvemos a ser personas humanas de nuevo vemos que todo está igual, vemos que atrás de la pantalla del celular, la computadora o la tele, el mundo sigue igual, no importa cuanto nos esforcemos en el mundo virtual por estar perfectos ante los demás, en el mundo físico estamos peor o igual de destrozados que los demás y eso no lo cambia nadie.
     "Mundo"
       Alejandro Díaz 2/02/18

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