Texto 18

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Vivimos conectados, conectados a personas, aparatos, animales, naturaleza, estamos conectados a todo y todos los que nos rodean, pero qué pasa cuando esa conexión se rompe.
Cuando la conexión se rompe es como si se rompiera algo adentro de nosotros, nos duele, nos despierta en una enorme agonía, es difícil volver a conectar, más cuando ese lazo, esa conexión fue forjada durante años, pasó por muchas cosas, dolores, traiciones, alegrías, risas y al final fue cubierta con una enorme capa de confianza, confianza que sabemos que va a ser difícil reconstruir.
Pero porque nos duele romper una conexión así, no es por lo momentos buenos solamente, no es por la confianza perdida, sino que es por los malos momentos que pasamos junto a esa persona, momentos en los que supimos que de verdad iban a estar siempre ahí para lo que necesitáramos, pero siempre a veces para el tiempo, para la eternidad es un segundo y olvidamos que somos efímeros, como muchas de nuestras conexiones.
A veces las conexiones que tenemos con personas son efímeras, son conexiones que nos enseñan, que nos marcan, pero que no están destinadas a ser siempre iguales, que están destinadas a ser breves y gracias a ellas nosotros podemos avanzar, avanzar a un lugar nuevo, avanzar y crear nuevas conexiones, no solo con los demás, sino que también con nosotros mismos, con nuestra alma.
   "Conexión"
    Alejandro Díaz 18/01/18

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