La carta del asesino

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Estaba por llegar a la endemoniada torre, solo debía las escaleras en espiral, eran metálicas y gastadas, oxidadas, nada confiables pero ahí estaba yo, Winn Schott siendo valiente, ¿quién lo diría?, tuve que encender la lamparita de mi celular pues siendo de noche y sin luna no había mucha visibilidad de parte de los faroles del campus y menos en esta zona, aquí incluso habían candiles, eso tan anticuado pero en fin no me sorprendía mucho que todo estuviese con ambiente fantasmagórico, las paredes dejaban ver los ladrillos por debajo de la pintura gastada, las ventanas con cristales oscuros rotos y la cereza del pastel, símbolos extraños que jamás había visto en mi vida, el censor indicaba que mi jefe se encontraba en la última puerta que era de menor tamaño además de que la perilla si la tenía, al abrirla me encuentro con un pequeño cuarto, como el que yace en un faro, había una mesa en el centro circular hecha de metal, sobre ella una computadora con excelente procesador eso lo note de inmediato pues tenía todo a su disposición para hackear cualquier sistema en el mundo, ahora comprendía el mensaje de mi jefe, sigo caminando por el lugar y al lado derecho habían estantes de libros desde los más grandes filósofos de la historia hasta los más grandes avances científicos así como novelas de todo tipo, al lado izquierdo un sofá de estilo victoriano muy bien cuidado con una lámpara a su lado, curioso sin duda alguna pero no podía hallar nadie más en este extraño lugar con paredes vacías de color beige, cuando estaba por regresar en el fondo vi una entrada en el techo, no era difícil adivinar que era el ático aunque su altura no rebasaba el metro y medio, iba a subir pero detrás de las escaleras a unos 50cm pude notar una tenue luz, me acerque chocando con la silla frente a la mesita donde había una nota, o más bien una carta, tomo asiento y acomodo la pequeña lamparita para así comenzar a leer.

"Querida y pronta víctima.

Te escribo esta carta para que vayas conociendo el miedo, para que empieces a dudar de todos y no sepas, ¿qué hacer?, te diré a detalle, cómo te torturaré, hasta que mueras, pero no solo físicamente te destruiré psicológicamente primero, para que al final no logres sentir nada, en el dolor qué sientas yo me reiré y veré cómo te desesperas, veré como sufres, lloras y gimes por no saber, ¿qué hacer?, no sobrevivirás a menos que yo quiera y si yo quiero sobrevivirás solo para sufrir más. Algo que debes saber es que yo sé todo de ti, tu dirección, tus horarios, tus conocidos e incluso esa joven de la que vives enamorado desde hace mucho tiempo y aunque cambies tu rutina no lograrás nada, pues yo sabré todo de esos cambios, sé cuántos artefactos hay en tu habitación e incluso sé el nombre de las mascotas que has tenido, sé, de ese tipo que te fastidia en la universidad, sé de tu jefe y su organización para nada secreta, sé de tu gusto por el café casero, pero sobre todo sé de qué forma sufrirás y de qué forma morirás. Entraré a tu habitación sin que te percates de ello, te observaré cómo ya varias veces lo he hecho como cuando vivías en casa de tus padres, te tomaré por sorpresa, caerás noqueado y para cuando despiertes ya habrá empezado todo, estarás amarrado a un silla, amordazado y entonces me verás, saldré de las sombras con un cuchillo en la mano, tendrás miedo e intentarás escapar, pero no podrás, haré que el cuchillo entre en tu piel e iré despellejando poco a poco tus manos, hasta que solo quede el músculo, después haré unos guantes con la piel los cuales te pondré y te coseré a tu piel, cortaré fibra a fibra, cada músculo de tus manos antes de poner esos guantes, esos guantes tendrán alcohol dentro para que remojes un poco las manos, después empezaré a cortar líneas en tus brazos, introduciré alfileres, luego tomaré tus pies descalzos e iré cortando lentamente la planta del pie de tal forma que sea un corte fino hasta tocar los músculos y los nervios, pondré tus pies sobre clavos ardiendo y amarraré tus pies de tal forma que no puedas quitarlos de ahí, iré rebanando tu piel y luego la quemaré con el cuchillo ardiendo, lo pondré en cada herida para evitar que te desangres, evitaré tocar tus puntos vitales y evitaré que te desmayes, tendrás que seguir consciente para contemplar cada tortura que te esté haciendo, cada sentido de tu cuerpo se percatará del dolor, será enorme, pero no suficiente, después de un rato te dejaré solo, creerás que pasa mucho tiempo, comenzaré con el dolor psicológico, encenderé una motosierra y la dejaré cerca de ti, pero no te cortaré con ella, solo la verás, tomaré un soplete y lo pondré junto a ti, pero tampoco te quemaré y cuando menos los esperes, clavaré un desarmador en tu espalda y lo dejaré ahí, pondré unos alfileres justo a su alrededor para que este no se caiga, empezaré a cantar de alegría notas desafinadas mientras disfruto tu agonía, me pedirás que te mate y yo te diré que no, aun no será tiempo, el dolor apenas comenzará, pues tomaré tus muñecas perforaré la piel con un cuchillo para mantequilla y justo cuando vea el hueso, lo comenzaré a raspar con un tenedor, empezaré a hacer los mismo en tus codos y hombros, después suturaré esas heridas con un hilo, un hilo que se rompa fácilmente, así cuando te muevas se abrirán de nuevo las heridas y llorarás de dolor, intentarás cerrar los ojos para no poder ver, entonces cortaré tus parpados para evitar que cierres los ojos, cortaré un poco tus orejas para que queden puntiagudas y pondré en ellas pinzas de ropa. Después de un rato me volveré a ir y no sabrás que hacer, te desesperarás, intentarás gritar, entonces yo regresaré con hilo de nailo y aguja para cocer, te quitaré la mordaza, tomaré tu lengua, cerraré tu boca con la lengua de fuera, empezaré a cocer lenta y tortuosamente, tu boca quedará cerrada y tu lengua de fuera cocidas, ya no podrás gritar, ya no tendrás fuerza, tomaré tus brazos y los iré dislocando del hombro y luego los codos, para dejar al final tus muñecas dislocadas, después en el espacio entre los huesos te clavaré cuchillos sin romper las extremidades, continuaré haciendo lo mismo con tus piernas, pero primero, tomaré un rayador de queso, rasparé tus rodillas para dejar el hueso al descubierto, te desataré los pies y te pondré de rodillas en el piso, tomaré otro cuchillo e iré cortando un poco tu espalda hasta que la columna se pueda ver, tomaré un tenedor y rasparé tu columna, el final estará cerca, ya pronto dejarás de sufrir, ahora comenzará el verdadero tormento, tomaré la motosierra y la utilizaré para cortar tus dedos, tanto pies como manos, pero no será rápido, no, no amigo, será lento y tortuoso, tomará al menos diez minutos cortar cada dedo con la motosierra apagada, tomaré el soplete y lo pasaré por tus heridas para cauterizar todo y evitar que te desangres, curaré tus heridas con iodo y un estropajo de alambres, tomaré una navaja de sacapuntas y haré incisiones en tu cara, introduciré la navaja oxidada y suturaré las cortadas, tomaré un tubo y lo iré introduciendo en tu cuerpo, seguiré cortando pero ahora con un serrucho, utilizando la parte sin filo y sin dientes para empezar a cortar tus piernas hasta lograr llegar al hueso, una vez ahí, tomaré unos clavos y martillo, para clavarlos en tus huesos, ya no te podrás mover, ya no tendrás fuerza, ya habrás muerto en vida, pero no te será tan sencillo morir, te levantaré, te llevaré a un lugar mejor, te pondré en un ataúd, después te sellaré ahí dentro, uniéndote a la madera, cuando cierre la tapa, te enterraré en algún lugar donde no te puedan encontrar, te dejaré ahí por tres horas y regresaré por ti para darte tu final, pues te quemaré debajo de la tierra, te quemaré con tu ataúd, y lo que pondré dentro no será agua, será gasolina y aserrín, prenderas tu cuerpo debajo, debajo de la tierra y entonces será tu fin, pero ahora ya que estás consciente de tu final, ya que sabes que morirás, ya que sabes tus torturas, espera pacientemente mientras lees esta carta, pon atención, la dejarás y al voltear hacia atrás... ahí estaré yo.

Yo seré tu humanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora