Amnistía

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Sinceramente no encontraba la manera adecuada para anunciarles a mis padres y hermano sobre mi relación con Kara, ellos se habían quedado con la idea de que ella se había marchado para no volver después de lo que pudo ver en la Universidad, además que seguía sin procesar lo que ocurrió en la mañana, ella quería mostrarse ante mí tal cual es, creí que no me importaría pero tampoco soy precisamente la persona indicada para juzgarla, así que solo tome una gran bocanada de aire al estacionarme frente a la mansión y camine decidida hasta cruzar la puerta de entrada, colgué mi abrigo en el perchero y fue cuando escuché sus risas en el salón, suspiré y me dirigí hasta ellos. Al verme cruzar el umbral sus sonrisas me iluminaron, tenía una familia hermosa que siempre ha estado conmigo, que nunca dudaron en hacer lo indicado para protegerme, ellos jamás me abandonarían o darían la espalda.

-Me alegra tanto verlos sonreír—los salude de beso a cada uno sentándome al lado de mi hermano que me abrazó sobre los hombros—y mucho más encontrarte aquí, lo cual me parece muy oportuno hermano-

-¿Ah sí?—me ve confundido pero con esa sonrisa radiante.

-Verán—junto mis manos nerviosa—ayer me encontré con Kara...-

-Oh con que era eso—dice mi hermano dándome un codazo en las costillas.

-¿Me permites continuar?—digo con molestia fingida y él solo simula cerrar con candado sus labios—gracias, bien pues, ella decidió darme la oportunidad de volver a empezar, así que la invité a cenar esta noche—miro mi reloj—llegará en una hora.

-Será bienvenida—dice mi madre—sabes lo mucho que apreciamos a Kara y que ella te devuelva esa sonrisa es suficiente para mí-

-Opino lo mismo, te lo dije antes nadie ha podido superar a Kara, ella es definitivamente la indicada para ti hija-

-Gracias a los tres-

Mi madre se apresuró a arreglar todo con los cocineros, quería dar una buena impresión a su "nuera", admito que escuchar eso me causó escalofríos y mi hermano lo notó por lo que hizo algunas bromas junto a mi padre, Lex aún no pensaba en casarse, lo cual era lo mejor por el momento dado que es un hombre sumamente exitoso e inteligente como para no apreciar su libertad un poco más, mi madre lo presionaba pues decía querer nietos, siendo el mayor el cargaba más con ese peso de los herederos que yo. La hora pasó y la cena estaba lista, los tres pasaron a nuestro lujoso comedor y fui yo quien atendió al llamado del timbre, al abrir la puerta sentí que mis molestias se desvanecieron al verla como un ángel frente a mí, su hermosa cabellera rubia con esos caireles radiantes, ligeramente maquillada sin llevar las gafas puestas, un saco sport negro, blusa blanca debajo, unos jeans y zapatos bajos, traía una botella del vino que más amaba mi familia, eso me hizo pensar que los tenía vigilados.

-Hola—salude toda idiota y ella se dio cuenta así que se acercó dándome un beso.

-Hola mi bello ángel lunar—me veía fijamente que me sentí intimidada.

-Te están esperando muy emocionados—dije al dejarla entrar.

-Ya lo sé—me guiño el ojo abrazándome de la cintura—por cierto te ves increíble con este vestido—observa mi figura en este vestido entallado negro, con mis tacones estaba a su altura ahora.

-Solo hice lo que me pediste—ahora fui yo quien la besó—sin embargo debemos proceder a la cena-

-Cierto—me libera dándome la mano.

Caminamos hasta el comedor, al vernos entrar mi hermano lazó un sonido de burla que solo hizo reír a Kara, yo estaba nerviosa pero ella no, algo me decía que no era la primera vez que estaba así con ellos.

Yo seré tu humanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora