Capitulo 1:
Andaba perdida en la capital preguntando a los transeúntes por la dirección de la agencia de asesoras del hogar. Me dieron este dato de trabajo hace un par de días.
Debo encontrar trabajo como asesora puertas adentro con urgencia. Ya no me queda dinero ni para pagar un boleto para el bus de la locomoción colectiva. Ya no tengo ni un quinto para ayudar a pagar el cuartito en una pensión que comparto con una amiga que me trajo con ella a la capital.
Me vine de mi pueblo natal en el Sur para trabajar en la capital.
Debo trabajar, debo ganar dinero, debo ahorrar para seguir estudiando. Sé que si quiero ser alguien que no necesite depender de otro para poder sobrevivir debo esforzarme y hacer algo para lograrlo. Estoy sola. Ya no tengo una familia por la cual regresar. Lo perdí todo en el Sur, pero aún me queda la vida.
Ahora dependo solamente de mi misma así que tengo que luchar. Llorar, lamentarme y quejarme contra la vida es perder valioso tiempo.
Dicen que todo pasa por algo y creo que tienen razón. El haber perdido a mi madre, y al techo donde vivía hace un mes, fue el vamos, la instancia que necesitaba para atreverme a buscar mi propio camino.
No puedo permitir que nadie me humille, ni me haga sentir en menos nunca mas. Duele, duele demasiado que la persona que debe cuidar de ti, apoyarte, y amarte de forma incondicional te desprecie, te descuide, y te culpe por cosas que no son culpa tuya y anteponga a un extraño a ti. Pero. ¿De qué me sorprendo?. Desde que me acuerdo ha sido así. Si me pongo a pensar he tenido suerte de que no me haya pasado antes lo que me paso hace un mes y medio en la casa de mi madre a manos de mi padrastro.
Si hubiera pasado de niña no me libro.
Que rabia y que asco me produce recordar todo lo que pase en este último tiempo en casa de mi mamá a manos del marido de mi madre.
No, por ningún motivo quiero ser como ella, como mi madre. Seré otra clase de mujer. No quiero anteponer a un hombre a mi misma. No quiero apasionarme, no quiero perder el juicio por un hombre y pasar por encima de mis valores y de misma.
Por culpa de mi madre y de la vida que lleve a su lado tengo mal concepto de los hombres en general. El tacto o la cercanía de cualquier hombre me enerva.
Ante el tacto o la cercanía excesiva de un hombre mi cuerpo se pone en alerta.
Siento asco y rechazo ante cualquier hombre que me demuestra un interés lascivo. Ni un beso he podido dar. No sé si alguna vez superare el trauma, y el rechazo que siento por el género masculino, al sexo, y al romance.
No soy una chica de 19 años normal. Tengo demasiadas cicatrices, demasiado odio dentro de mi que me impide construir un lazo afectivo con un hombre.
Todo el odio que me envenena el corazón se acumulo como veneno mortal desde que era una niña.
No quiero querer a alguien, ni quiero necesitar a alguien. Quiero vivir por y para mi.
Usaré cualquier método para salir de mi jaula, es decir de la pobreza, menos a un hombre por que usar a un hombre para que la mantenga es la costumbre habitual de mi mamá.
Nadie con un músculo entre las piernas logrará que renuncie a mis sueños. ¡Yo no voy a enamorarme!.
Ahora lo primero que tengo que hacer para dar comienzo el camino hacia mis sueños es encontrar trabajo. Cualquier trabajo por humilde que sea no me viene mal. El trabajo dignifica.
Debo demostrarme a mi misma que puedo. Me animo a mi misma—si puedes Cristina. Vamos chica. Tu puedes. No permitas que te intimide la gran metrópoli. Se valiente. Ya lograste dar el primer paso, salir de la casa de tu madre.
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Oscura Seducción.
RomanceCristina es una joven de 19 años que debió huir de su pueblo natal debido a la negligencia de su madre y del abuso de su padrastro. Ella necesita con urgencia encontrar trabajo como asesora del hogar puertas adentro. Azad Beglaryan es de origen tur...