Oscura Seducción. Capitulo 5.

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Capitulo 5:

Teniendo a Cristina desnuda y complaciente sobre mi cama en la soledad e intimidad de mi habitación, en mi departamento, rodee su cabeza con las manos y luego la bese con besos sensuales. Pose besos tiernos en sus rasgos faciales, y en su cuello mientras ella recorría apasionada con las manos la piel gruesa de mi cuerpo superior desnudo. Me besaba también en la cara, en el cuello, en los hombros y el pecho. Sentirla tan deseosa de mi, respondiendo a mis ansias con igual urgencia y entrega calmo la ira que sentí cuando la vi atrapada en los brazos de otro hombre.

Me olvide de todo lo acontecido en el local nocturno de donde la rescate para centrarme por completo en su sabor, en su calor y en la tersura de su piel. Me sujete con las manos de la cama, a sus costados y baje besando su cuerpo ahora con calma. Su cuerpo se agitaba cada vez que mi boca se apoyaba en su piel. Se dejo sumisa acariciar con mis manos, y con los labios hasta que separa un poco mas las piernas.

Ella alucinada y avergonzada tarde descubrió lo que pretendía bajando por su cuerpo con los labios, para luego acomodarme entre sus piernas, acercando la cabeza a su sexo. Gimió de sorpresa sintiendo mis labios buscar su centro del placer. Bese su clítoris y luego lo chupe suavemente. Su piel intima me pareció sedosa y gustoso deguste su sabor. Me impregne de su aroma.

Ante el juego erótico de mi lengua en su sexo, su néctar comenzó a fluir en mayor cantidad, en respuesta con la punta de la lengua esparcí sus fluidos. De la punta de mi lengua dejaba caer su esencia y volvía a jugar con su clítoris, finalmente la penetre con la lengua. Ella convulsiono levantando las caderas por el impacto del éxtasis. Sus manos se enredaron en mi pelo y me apego aún mas a su sexo.

Sintiendo mi lengua degustarla con mas pasión meneo las caderas en contra de mi boca. Adore que fuera tan receptiva y que respondiera sin inhibición. Lo estaba disfrutando. Su placer me daba placer.

Recorrí suavemente y lentamente su pierna derecha con la mano izquierda desde su tobillo, y con la otra mano jugué en su sexo. Le puse el dedo medio en su interior, luego sume otro mientras la lamia y chupaba. Sus gemidos me excitaban, su cuerpo se arqueaba y contorsionaba. Me dijo con la voz jadeante y enrojecida—Azad, me haces sentir tan bien, por favor mas, sigue, me gusta lo que estas haciéndome.

Intensifique las caricias y el remolineo de la lengua en sus puntos mas sensibles. Su cuerpo acalorado se mecía de la cama, sufría fuertes espasmos y convulsiones, libero su voz y arqueo la espalda enterrando la cabeza en la suave cama, apretándome la cabeza con las piernas. Finalmente gimió audiblemente al llegar al orgasmo. La deje recuperar la lucidez y el aliento. Me acomode frente a su cuerpo sujetándome con las palmas de la cama, cuidando de no tocarla. La observe estando agitada, enrojecida y extasiada. Me acomode lentamente encima suyo, busque su boca y saboreo el sabor de su sexo de mis labios y lengua. Ella de forma morbosa me beso en respuesta con ansia febril prendiéndose de mi cuerpo. Me beso jalándome el cabello, luego sus manos bajaron por mi espalda, finalmente me bajo el pantalón mientras besaba mi manzana de adán. Ame como masajeo y apretó mis nalgas. Se sujeto finalmente de mis caderas para guiarme a su sexo. Me animo para que la aplaste y penetre. Levantando las caderas fue a mi encuentro. Me dijo con confianza y decisión—ahora Azad, te quiero dentro de mi.

Yo emocionado no solté ni media palabra, solo respondí a su urgencia.

Busque en el bolsillo trasero de mi pantalón un condón. Abrí el sobre plateado con los dientes y me lo coloque rápidamente. Con el condón puesto me acomode en su sexo y empuje lentamente, deslizándome sin detenerme hasta estar hasta la mitad de mi envergadura dentro suyo. Entonces la abrace por debajo de sus brazos, poniendo la cabeza entre medio de sus senos. Ella espero a que me moviera saboreando mientras tanto la sensación de mi falo llenándola y estirándola.

Comencé a moverme con un ritmo sensual, fijo, y ella en respuesta araño con las uñas mi espalda. Subió las manos hasta mi cuello y lo rodeo con los brazos, después me rodeo con las piernas los muslos y las mantuvo de ese modo, yo en tanto sujete sus muslos para conquistar su interior sintiendo su piel contra la mía. Ella no fue sumisa, me busco a su vez moviendo las caderas para sentirme hasta la raíz.

Ese modo de buscarme como si quisiera ser un solo ser conmigo me dijo que me ama con igual intensidad que yo. Se dio toda, por completo. Me entregaba en ese momento su cuerpo y su corazón aunque no lo supiera. Con saberlo yo me conforme. Esperaría el día en que se diera cuenta y me lo dijera con palabras.

Me conformaría a futuro con escuchar que me ama una vez. Mientras tanto me decía a su modo, cada vez que uníamos los cuerpos; te quiero Azad.

Aumente el movimiento pelvico poco a poco hasta que la pasión nos consumió. Busque su boca y la bese a la vez que la hice mía con fuerza y rapidez. Sus senos quedaron aplastados por mi pecho. Deje de besarla al quedarme sin aliento. Estábamos ambos sudando, con la piel caliente, y sumamente sensible al mínimo roce. Su aliento cálido lo sentía en mi cuello. Se prendió de mi cuello con los labios, me lo beso y chupo también. Me mordía mas fuerte cuanto mas frenético me movía en su interior.

Me soltó la piel de sus dientes y labios al estar subiendo al clímax, y yo respondí a su abandono alcanzándola en su orgasmo. Sentí que me derretí en su cuerpo. Nos fundimos durante unos segundos. Fuimos uno al alcanzar el orgasmo. Nuestros espasmos, y vibraciones estaban sincronizadas, no supimos que cuerpo nos pertenecía, éramos uno. Agotado, extenuado, borrado de la realidad, del tiempo y espacio me deje caer agitado sobre ella con todo mi peso, y ella me abrazo posesiva con brazos y piernas. Enredo los dedos en mi cabello humedecido. Yo la abrace con fuerza, y apegue los labios en su cuello palpitante y húmedo. Con voz quebrada, agitada y enrojecida por el agotamiento le dije lo que mi alma y corazón anhelaban confesarle—te quiero Cristina, por favor conviértete de verdad en mi novia.

Ella no dijo ni media palabra, en respuesta se ciño mas fuerte a mi cuerpo. Entendí ese gesto como una afirmación a mi petición. La sentí llorar silenciosamente besando emocionada y abrumada mi cabello.

Le recalque—te lo diré cada vez que te vea hasta que te lo creas. Te amo. Al contrario de lo que piensas mereces ser amada y mereces amar. No hay diferencias entre tú y yo. Somos solo un hombre y una mujer.

Te elegí como mi mujer. No me importa la opinión de nadie mas que la tuya. Déjate amar por mi sin sentir temor. No voy a decepcionarte. No voy a abandonarte. No huyas de mi. Por favor confía en mi Cristina.

No me permitió liberarla de mi cuerpo aunque seguramente estaba resintiendo mi peso. Se aferro con firmeza y me dijo para que no continuara intentando liberarla de mi cuerpo—quédate así como estas, entre mis brazos Azad.

No me dejes sin tu calor, duerme así, apegado a mi piel mientras te cobijo entre mis brazos. Quiero abrazarte. Tal vez no tengamos otra oportunidad.

Busque su mirada brillante de lágrimas. Rodee su cabeza con las manos, luego capture sus labios con besos suaves y me perdí en nuestro cálido lazo de afecto. La sorprendí levantándome con ella de la cama, ella se prendió de mi cuerpo entendiendo que mi intención era levantar la ropa de cama para meternos entre las sábanas.

Luego de doblar la ropa de cama la acosté sobre la cama y me uní a ella tendiéndome de espaldas, ella se apego a mi costado izquierdo, la rodee con el brazo izquierdo y mantuve el brazo rodeándole la espalda alta. La jale mas arriba en la cama para apegarla un poco mas a mi piel.

Mirándome en la profundidad de sus ojos comencé a jugar con su boca con mis labios, y con los dedos de la mano derecha seque las lágrimas que brillaban en sus mejillas, luego bese tiernamente sus parpados pensando que seria la primera de muchas noches que la tendría entre mis brazos luego de hacerle el amor en mi cama, sin siquiera imaginar que ese; tal vez no tengamos otra oportunidad, que ella había mencionado estaba muy cerca de la realidad, porque la supervivencia de nuestro naciente romance pendía de un hilo.

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