Capítulo O6

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Podría escuchar a Namjoon divagar sobre cualquier tema y nunca cansarme. No era justo que mi hombre soñado tuviera novia. Era alto, más alto que yo, de complexión perfecta para mí, siempre vestía increíble y tenía unos hoyuelos para morirse. También era fuerte, tanto que rompía todo lo que tocaba. Inteligente, nunca me aburría cuando hablábamos y nunca le faltaba un tema interesante. Y era tan dulce, su risa era dulce, sus ojos eran dulces, sus acciones eran dulces. Creo que voy a llorar.

—¿Quieres ir por algo de comer? —me sonrió, mostrando sus hermosos hoyuelos— Normalmente Heejin me trae algo pero hoy tiene una entrevista de trabajo.

Por dentro estoy haciendo una pataleta. Heejin. Ella era la perfecta novia. Era bonita, divertida y tan inteligente como él. Se podía ver el amor que se tenían ambos a kilómetros. Era frustrante saber que no había ni una oportunidad para mí.

—Hm, claro.

Soy un masoquista. Siempre aceptaba a pasar más tiempo con él. Ya iba tres meses así. Era el momento de buscar ayuda de quien sea.

Cuando llegué a mi casa encontré a Tae enrollándose con Jimin en el sofá. Oh, qué sorpresa. El pobrecito había caído directo en las garras de mi hermano. Sabía que mi hermano no estaba enamorado, solo buscaba una distracción. En cambio Jimin, el pobre Jimin. Sus ojos brillaban cuando veía a Tae. Me hace sentir culpable porque fui yo quien hizo esto posible al obligarlo a venir conmigo a mi casa cuando estaba fastidiado con Yoongi.

—En serio, hermano. Tienes muchas habitaciones en esta casa

Jimin rodó fuera del sofá, asustado, cogió su camisa y se la puso rápidamente, su rostro estaba tan rojo por la vergüenza. Tae se puso cómodo en el sofá, dándome una mirada irritada por malograr el momento.

—Tu novio llamó tres veces. —me dijo, con burla.

—¿Yoongi? Qué raro. —inmediatamente después de decir eso me sonroje. Mi hermano, y hasta Jimin, se rieron de mí— Ya no hay respeto. —mascullé saliendo de mi casa.

Llamé a Yoongi para preguntarle que había ocurrido. Según él Hoseok y Lady Min III me extrañaban, por eso debía ir a su departamento ahora mismo. Era ridículo pero aun así fui.

—Sabes qué es raro, Min Yoongi.

—¿Qué? —balbuceó con la boca llena de la comida que acaba de hacer.

—Que Hoseok me extrañe cuando él ni siquiera está aquí.

—Muy raro.

—Pero es más raro que tú sepas que él me extraña cuando no han hablado en todo el día.

—Es telepatía.

—Telepatía.

—Sí. En un par de años la vamos a desarrollar.

—Eres un bebé. —me ignoró y siguió comiendo.

Estaba sentado en su cama, con el gato en mi regazo. Yoongi comía muy feliz, tirado en el suelo. De rato en rato, él levantaba la mirada para ver la película que veíamos. Éramos tan hogareños. Yo tenía puesta ropa para dormir. Esa ropa se mantenía en el armario de Yoongi para los días en los que me pesaban ir hasta mi casa. Mi ropa siempre olía al perfume costoso que me regaló mi padre, pero esta dos prendas, el pantalón de chándal y mi camiseta gris, olían a Yoongi. No era un mal olor pero raro oler a tu mejor amigo.

—Quiero volver a hacer música.

El gato maullo cuando salté de la cama y me senté al lado de Yoongi. Esto era algo grande. Tomé su rostro entre mis manos y lo levanté. Un fideo aún colgaba de su boca pero eso no quitó mi sonrisa. —¿Estás seguro? ¿Qué te hizo cambiar de idea?

Yoongi amaba la música pero la había dejado después de que su situación económica se hizo tan difícil que tuvo que conseguir más de dos trabajos, lo que dejó cero tiempo para si mismo. Sin embargo, en el último año su situación ya no era tan ajustada, tenía tiempo libre. Cuándo me contó que amaba hacer musica le dije que lo volviera hacer pero él se negó y no quiso hablar de ello.

—Yo... yo solo lo pensé mejor. —sorbió el fideo y me mostró una de sus sus sonrisas tímidas. Con un grito lo rodee con mis brazos. Apenas tuvo tiempo de apartar su plato.

—Es increíble. —lo apreté con más fuerza.

Lentamente dejó caer su cabeza en mi hombro, sus manos fueron a mi espalda, regresando el abrazo. Nos quedamos así por un rato, hasta que el bullicio que había en el corredor se acercó a su habitación.

—Oh, no queríamos interrumpir.

Yoongi me soltó en un parpadeo. Sus  mejillas estaban sonrojadas. Era tan lindo.

—Lo que digas —respondí astutamente.

Hoseok sonrió al verme. Camino hacia mi me dio un corto abrazo. —Hola. Es bueno verte, te extrañe ayer.

—Te dije, Hoseok te extrañaba —dijo Yoongi, comiendo de nuevo. Es posible que murmurara “telepatia” pero era difícil saberlo con su boca llena de comida.

—Hola a todos —dijo Namjoon, también entrando en la habitación y poniéndose cómodo. Genial.

Yoongi me dio un vistazo. Él sabía que me era difícil estar alrededor de Namjoon. Lo supo desde el primer día.

—Sabes, Seokjin. Me gustas mucho —dijo Hoseok, acomodando su cabeza en mi regazo, remplazando a su gato. Yoongi rodó los ojos y Lady Min le dio una mala mirada.

Se quedaron hasta las una de la madrugada. Eso significa que tuve que soportar la lindura de Namjoon por tres horas más de lo usual. Estaba cansado.

—¿Es menos o más difícil ahora? —me susurró Yoongi. Ambos estábamos ya debajo de las sábanas. Aunque la primera vez que dormimos juntos en la cama, después del “incidente” de la mañana siguiente, prometimos no volver a hacerlo. No duró mucho la promesa, sin embargo, no ha vuelto a ocurrir un “incidente” igual.

—Sigue siendo difícil. —susurré devuelta. No fingí no saber a que se refería.

—Para mi también lo es.

—Lo peor es que el empieza a quererme, pero como un amigo.

—Yo siento que él me ve como un hermano mayor, un modelo a seguir.

—Estamos tan jodidos.

—Todo lo contrario.

Nos carcajeamos de manera silenciosa. —Y después te atreves a decirme inmaduro a mí.

—Es que lo eres.

—Tú no te quedas atrás.

—Por eso somos geniales juntos.

Chocamos los cinco. Estuvimos un minuto en completo silencio antes de que, al unísono, soltaremos un gemido, derrotados. —Necesitamos ayuda. —murmuré.

—¿Qué tipo de ayuda?

—Aún no lo sé, solo quiero dejar de sentirme así de patético.

—Podríamos ayudarnos mutuamente. —al ver mi mirada confundida, continuó— Cuando ya no podamos más con la presencia de esa persona podemos llamarnos para ser rescatados. O si sucede como hoy, si la presencia de Nam se te hace demasiado, puedes hacerme un gesto y yo con cualquier excusa te sacó de aquí.

—Eso podría funcionar. —reflexione. Cada vez que me sienta atrapado en la lindura de Namjoon podría llamar a Yoongi para que me salve. Y cada vez que él este envuelto alrededor del niño que me miraba extraño podría alejarlo.

—Es una idea mía, es perfecta.

—Ahora tengo miedo.

—Duerme. —me reí.

Me cubrí hasta el cuello y me acurruque contra el cálido cuerpo de Yoongi. Dormí como un bebé.

¿Me Ayudas? [Yoonjin/Sujin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora