Capítulo O2

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—Tiene pareja. —dije, arrastrando las palabras— Y no solo eso, también le gustan las niñas. —di le di otro trago a mi bebida— Sabía era demasiado bueno para ser verdad. Y, ¿has oído eso del detector de “gays” del que tanto bromean? PURA MIERDA. Eso no existe y dejó de ser divertido hace miles de años. No es como si un homosexual llevara un cartel que solo otro homosexual puede ver, o como si tuviéramos un saludo clave para reconocernos. Es absurdo, sabes. —intenté tomar otro trago pero mi vaso estaba externamente vacío— MESEEROO, OTRO AQUÍ. —agite el vaso sobre mi cabeza— Si está tan enamorado de la ella, ¿Por qué no la mencionó en esta última semana que nos hemos conocido? ¿Por qué? —resople— Odio a los hombres. A todos, excepto a mí por supuesto. Soy increíble, ¿no te parece? Siempre me dicen que soy atractivo. ¿Preferirias una niña a mí? No, no respondas. Me estoy poniendo estúpido por la bebida. Sabes, Yoongi, esta heladería tiene mucho alcohol.

Yoongi arqueó una ceja hacia mí, tomando un pequeño trago de su bebida. ¿Por qué no estaba ebrio? Ha tomado dos vasos más que yo. Esto no era justo, la vida no era justa. Parpadee intentado no llorar. Era lo ultimo que quería, ya me había humillado lo suficiente ante él.

Pero todo era tan injusto.

—Sabes, Seokjin. No eres tan perfecto como pensé. —sonrió tontamente.

Dos cosas pasaron por mi cabeza en ese segundo: 1- Él no estaba tan sobrio como pensé.
2- Min Yoongi tenía una linda sonrisa.

Su sonrisa lo hacia ver menos frío, distante. Es mas se veía joven y lindo.

—Bueno, gracias. Si que sabes como animar a alguien.

—Te aseguro que fue más un halago que una ofensa.

—Si tú lo dices. —murmuré, jugando con las servilletas.

—Si yo lo digo es cierto. —una mirada extraña, insegura, cruzo fugazmente por su rostro— No sé si debería decirte esto.

—Dilo.

Volvió a sonreír.

Sí, era lindo. Cuando lo conocí el lunes nunca lo imagine así, consolando mi patético trasero con alcohol y helado. Jimin, otro de los profesores de la academia, no para de decir que le daba miedo acercarse a Yoongi, y después me llama para decirme lo bien que le quedan esos jeans negros. Nunca entenderé a ese muchacho.

—Yo estoy pasando por algo parecido a ti.

Por un momento no pude registrar lo que dijo por lo rápido que salió de él.

—¿Estás ebrio en una heladería? —dije.

—Bueno, eso también. Yo, eh, puede que tenga algún interés hacia alguien que no debería.

—Salud por eso. Ahora no soy solo yo el patético.

—No soy patético. —frunció el ceño— Es un leve interés que se irá pronto. Todo es muy platónico.

—¿Alguna vez te han dicho que pareces un gatito enojado?

Se encorvó con un gato cuando está a la defensiva. Gruñó: —No hablemos de gatos.

Hice el gesto se cerrar mis labios y tirar la llave.

—Eres ridículo.

—El que lo dice lo es.

—También eres infantil.

—Soy un alma joven.

—Nada divertido.

—Qué dices, soy malditamente hilarante.

—Y comes mucho. La cuenta me va a costar un ojo de la cara.

Me levanté abruptamente. —SI QUIERES YO PAGO. ES MAS, TOMA MI BILLETERA.

—Me faltó escandaloso.

Le di mi mejor mirada de conmoción que solo logró que el mostrara sus dientes de gatito, carcajeándose. No puedo creer que pensara que era lindo.

—No voy a aguantar este maltrato. Me marcho.

Con la poca dignidad que me quedaba, tomé mi chaqueta y caminé regiamente hacia la salida.

Iba maldiciendo la tercera generación de la familia Min por la calle cuando éste me tomó del brazo para detenerme y hacerme ver su tonta sonrisa.

—¿Qué? —dije bruscamente.

—Tu billetera.

Lo maldije de nuevo y se la quité.

—Estoy bromeando, Seokjin. Vamos, no estés enojado conmigo. ¿Acaso no somos amigos?

—No.

—Después del segundo pote de helado pensé que eramos mejores amigos. Me lastimas.

—Que te den, Yoongi.

—Lamentablemente nadie me puede dar esta noche.

Dejé de caminar. —No acabas de decir eso.

Su rostro estaba inexpresivo pero sus ojos sonreían. Fui el primero en caer y soltar una carcajada. A los pocos segundos él se unió a mí. Rodee sus hombros con mi brazo, olvidando mi enojo fácilmente. ¿No es increíble estar ebrio?

—Sabes, Min Yoongi. También eres ridículo. —dije, volviendo a caminar aún con mi brazo a su alrededor.

—¿Viste? Mejores amigos por siempre. —apoyó su cabeza en mi hombro, soltando un gran bostezo— Ya es hora de ir a casa, apenas puedo mantener los ojos abiertos. —volvió a bostezar— ¿Dónde está tu casa?

—No sé. —respondí con una sonrisa. La verdad no sabía ni en que parte de Seúl se supone que estoy. ¿Tengo una casa? ¿Tendré un gato? Mi gato se va a llamar Yoongi. Y tiene que ser negro y gruñón, o blanco y que te mire mal siempre. Solté una risa.

—Increíble. —suspiró— No te voy a llevar a mi departamento, tengo suficiente con Hoseok y Lady Min.

Me detuve. —Min Yoongi. Necesito que me cargues. —volví a reír y, antes de que si quiera él pudiera negarse, ya estaba sobre su espalda. Creo que maldijo pero aún así camino conmigo encima.

El. Mejor. Amigo. Del. Mundo.

—¡Oh por dios! Yoongi. —golpeé sus hombros, haciendo que se tambaleara— Es como en los dramas, cuando la joven muchacha inocente y frágil está ebria y es cargada por el atractivo protagonista. ¡Lo estamos recreando! —exclamé con emoción.

—Primero, no eres una inocente muchacha. —gruñó por el esfuerzo— Y menos algo frágil, me estás destruyendo la espalda.

—Ya, pero tú tampoco eres el apuesto personaje principal... ¡Ay! ¡Por qué me soltaste!

—Te dije, mi espalda.

Se estiró, haciendo crujir los huesos de su espalda, ignorando que seguía en el suelo. Me miró desde arriba, sin expresión. Eso, por alguna razón, me hizo reír mucho.

Yoongi negó con la cabeza. Las esquinas de su boca contrayéndose. —Tu risa es divertida. —dejé de reír y me tapé la boca. Había olvidado controlar mi risa. Podía oír a mi madre regañandome por ser escandaloso, por no ser perfecto. Cerré mis ojos en un intento de callarla. Realmente odiaba que esos momentos feos con mi madre fueran los que más recordaba— Hey, no lo dije para que te detengas. Es... linda. —lo miré sin decir nada— Hace que todos quieran reír. —Seguí sin decir nada. Él suspiró— Ven, sube a mi espalada, te voy a llevar a mi casa.

Brinque sobre él con una sonrisa complacida.

¿Me Ayudas? [Yoonjin/Sujin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora