Ya habían pasado dos meses desde el suicidio de Clarita. Daniel con ayuda de sus compañeros de trabajo pudo sacar adelante la empresa.
A las cinco de la tarde finalizaba la jornada laboral. Cerraban todo entre rejas y por último colocaban la alarma. No podían correr el riego de que le robaran algo.
Daniel había tenido sueños donde su ex jefa le sonreía, solo eso. En los sueños, ella reflejaba paz y tranquilidad. Ya se había acostumbrado a soñar con ella.
No alcanza a poner un pie en su hogar que su teléfono recibe una llamada.
—Hola— dice secamente, no se molestó en ver quien llamaba.
—Hola Daniel, llamaba para avisar que nos olvidamos de sacar la carne para el menú de mañana del frízer— la voz de una de sus empleadas le hizo bufar en alto.
—Ahora voy a sacarlo, pero para la próxima se las arreglan como pueden— contestó de mala forma el nuevo jefe, estaba fastidiado y se desquitaba con sus empleados.
Cortó la llamada y le pidió a su hijo de catorce años, Nicolás que lo acompañase. Quería pasar un poco de tiempo con su hijo.
Al llegar a la empresa, todas las luces se encontraban apagadas. Daniel desactivó la alarma e ingresaron junto a su hijo y se dirigieron hacia la sala donde se encontraban los frízeres y la cámara frigorífica. A lo lejos se veía la sala, con grandes ventanales, se encontraba en medio de una gran parqueado. Algo llamó la atención de ambos hombres, una luz blanca se paseaba en medio de los frízeres y se perdía en la puerta.
Ninguno sintió miedo, si no una paz dentro de su pecho que le impidió irse corriendo del lugar.
—No tengo miedo papá— la voz de Nicolás sonaba tranquila— ¿Es normal?
—Creo que sí— dudó Daniel en responder— Tu abuela dice que las almas o espíritus buenos nos dan paz y los malos nos hacen sentir miedo.
—Supongo que debe ser bueno— dijo Nicolás— Pero por las dudas te espero acá.
El hombre miró a su hijo y negó con la cabeza. Aun le quedaba algo de miedo en su interior. Capaz su parte irracional le decía que se mantuviera alerta.
Daniel sacó la carne y en ningún momento se sintió observado ni el temor se hizo presente.
*********
Cada vez que alguien se olvidaba de sacar algo del frízer, Daniel iba gustoso a sacarlo, no le permitía a nadie hacer ese trabajo.
Varias noches vio a la sombra blanca o mejor dicho luz blanca. Y en ninguna sintió nada raro.
Una noche, llamó la policía a Daniel advirtiéndole que habían ingresado a robar a la empresa. Asustado por las pérdidas materiales que podría sufrir, les pidió a sus hermanos que lo acompañaran.
Al llegar a la empresa, preso del miedo ante la pérdida, bajó corriendo hacia el móvil policial que sujetaba a dos jóvenes con cara de terror.
—Les juro oficial, había un fantasma dentro de ese lugar— decía uno de los jóvenes fuera de sí.
—Yo también la vi. Por eso nos entregamos, le tenemos mas miedo a lo de adentro que a ustedes— declaraba el otro joven con sus ojos llenos de lágrimas.
Todos los presentes se miraban entre sí. Pero Daniel sabía a que se refería y ahora confirmó sus sospechas: Clarita los cuidaba.
Meses después Daniel tuvo que trasladar la empresa, ya que el rumor de un fantasma hacia que las empleadas no quisiesen entrar a la sala donde guardaban la carne congelada.
Antes de irse, se despidió de su empresa y de Clarita, agradeciéndole la confianza y la protección que les brindaba.
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Aquí la segunda parte de Espíritus.
Datos curiosos:
*Este relato me lo contó el padre de mi ex novio, en su momento (10 años atrás) me dió mucho miedo.
*Según la última vez que hablé con Daniel, el espíritu aún sigue en donde antes era su empresa.En este momento creo en la frase: "ver para creer"...
Saludos
RomiCalderon 👀👀
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Cuentos que no son cuentos. #SA18
Paranormal" Recopilación de relatos basados en hechos reales. En general son leyendas urbanas de mi país, sucesos que les pasaron a mi familia y amigos , y una personal. Cuenta con relatos paranormales, sobre brujas, seres extraños y uno que otro sobre el di...