"mujer cabra"

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Juan Carlos y Manuel eran dos camioneros que se encontraban en un viaje transportando vinos desde Mendoza hacia La Rioja
Ambos llevaban varias horas sentados en aquel enorme vehículo. El calor no ayudaba a su estado de ánimo.
Entre mate y mate conversaban sobre sus familias. Juan Carlos tenía a su esposa enferma, pero no era algo grave. Mientras que Manuel era un tipo soltero sin ningún compromiso.
La noche cayó lentamente y ambos querían llegar a un hospedaje. Pero estaban en medio de la nada rodeados de montañas.
Los ojos oscuros de Manuel se cerraban del cansancio, pero quería seguir en pie por su compañero. Juan Carlos se encontraba en la misma situación. Sus ojos pesaban y su brazo se adormecía.
En un segundo el camión se desvió de su camino. Juan Carlos piso los frenos del camión haciendo que su compañero se golpease la frente contra el tablero del vehículo.
—¿Qué sucedió Juan? — el grito histérico de Manuel se podía oír a kilómetros.
—Creo que he atropellado algo— respondió Juan con sus manos temblando de los nervios.
Ambos se bajaron del vehículo con linternas en mano.
Caminaron lentamente hacia la parte posterior del camión. No sé veía nada a simple vista.
Al ver al costado de la ruta lograron observar a una cabra muy mal herida. Dicho animal no se movía, no parecía estar vivo. Pero por las dudas se acercaron muy despacio, esos animales reaccionan mal ante el miedo.
—Gracias a Dios que solo fue un animal— Juan juntó sus manos en señal de agradecimiento al cielo.
—No creo que en medio de la nada haya personas— comentó Manuel señalando el campo a su alrededor.
Ambos amigos acordaron llevarse el animal para que el seguro lo cubriese. Pero ambos tenían hambre.
—¿Y si nos comemos la mitad y la otra mitad se la damos al seguro? — propuso Manuel analizando al animal muerto a sus pies.
—Hasta que usas el cerebro— bromeó Juan.
Estacionaron bien el camión y sacaron la parrilla detrás del camión. Juntaron algunos pedazos de madera de alrededor y prendieron el fuego.
Luego de una hora, se sentaron a comer entre chiste y chiste.

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A la mañana siguiente llegaron a su destino. Descargaron los cientos de cajas de vino fino con una máquina.
Le preguntaron al encargado donde podrían encontrar una sucursal del seguro en esa provincia.

Después de hacer su trabajo se dirigieron al seguro.
El gerente del lugar le tomó los datos y escribió de manera rápida el relato de los hechos en su computadora. Les pidió que le mostrarán los restos del animal.
Ambos aliviados que el gerente les creyese y sacarse un peso de encima. Caminaron hacia el camión que se encontraba detrás del local. Abrieron la compuerta de atrás y un olor fétido inundó sus fosas nasales.
El animal se encontraba guardado en una bolsa en la enorme caja de herramientas del camión, un charco de sangre oscura y un poco densa salía por debajo de la caja.
Manuel abrió la caja tapándose con su remera la nariz y boca.
—Ahí está la cabra— dijo Manuel sin mirar el interior.
Los ojos del gerente del lugar se abrieron tanto que casi se le salen de órbita, seguido de una estruendosa arcada avisando el futuro vomito.
Manuel giró para ver el motivo de tal reacción.
Dentro de la caja estaba la parte superior de un cuerpo.
Un cuerpo de mujer. Se encontraba desnuda, su pelo rubio manchado de sangre y sus ojos abiertos de par en par mirando a la nada.
Manuel tuvo la misma reacción del gerente, vomitando todo el contenido de su estómago.
No lo podía creer, él juraba que era una cabra cuando la guardaron la noche anterior en la caja de herramientas. No encontraba lógica posible para lo sucedido.
Juan Carlos al notar que tardaban en bajar, subió y vio lo mismo que su compañero y el gerente de la aseguradora. Él solo se quedó petrificado en su lugar y comenzó murmurar cosas sin sentido.
El gerente una vez recompuesto salió disparado del camión y sacó su celular para llamar a la policía.
Manuel se bajó detrás de él aún vomitando bilis verde.
Su compañero se quedó en el mismo lugar. Dió pasos débiles hasta una pequeña compuerta debajo del piso. Sacó una pistola 9mm y la puso en su boca. Cerró sus ojos y apretó el gatillo.

Manuel asustado por el sonido, se asomó y encontró a su amigo tendido en el suelo del vehículo con la mitad de su cráneo esparcidos por todos lados.
Cuentan que después de ese hecho inexplicable, Manuel se volvió loco y lo tuvieron que internar en un hospital psiquiátrico de su provincia.
La policía forense, después de reunir todos los datos gracias al gerente de la aseguradora, se encargaron de hacer una autopsia.
Los resultados fueron irrelevantes. Decía que el ADN de dicha mujer, no era humana sino animal.
Después de varios intentos dejaron el caso de "La mujer cabra" estancado y lo cerraron a falta de pruebas.

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Bueno mis pequeños seguidores, aquí un nuevo relato.

Datos curiosos:

•Este cuento es una leyenda urbana en la provincia de Mendoza.
•No he encontrado noticias verificando el relato, pero en su momento (2005) fue un furor en las noticias locales de dichas provincias.
•He investigado que algunas "brujas" podían transformarse en animales de campo el tercer viernes del mes. 🤷

Saludos.
RomiCalderon 👀👀

Cuentos que no son cuentos. #SA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora