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[JUNGKOOK]


Sentía un dolor desgarrador en mi pecho. Las palabras de Taehyung, de mi Taehyung se repetían en mi cabeza una y otra vez. Aquello dolía demasiado: "¿Qué te importa si me caso o no? Yo nunca fui nada para ti". Se equivocaba. Sí había sido algo para mí, había sido mi vida entera.

- Voy a recuperarte, yo... No puedo dejar que ese pijo se quede contigo.

Me coloqué bien mi chaqueta de cuero mientras caminaba hacia la tienda de flores. Llevaba dos días sin acercarme a Tae desde nuestro último encuentro. Desde que quise entrar en su vida y la promesa de un matrimonio me apartó.

¿Cómo había podido ser tan tonto? Siempre lo había tenido delante y nunca me había dado cuenta. Al final, es verdad lo que el "drogado" de mi hermano dice. Aprecia lo que tienes antes de que sea tarde. Y quizás tuviera razón con respecto a mi precioso hyung. Mi comportamiento era infantil y caprichoso. Lo quería únicamente porque era mío.

- Estas son perfectas - dije señalando las flores que me habían gustado.

La florista no tardó en cogerlas y empezar a preparar el ramo de flores. Iba a ser un buen hombre. Superaría a ese idiota en todos los aspectos y recuperaría lo que me pertenece por derecho. Taehyung está enamorado de mí.

Y yo... Creo que siempre lo he estado de él. Si antes no fui capaz de verlo. Ahora lo tenía claro.

Tomé mi teléfono y marqué el número de aquel chico de grandes mejillas y buen culo que había dejado en Corea, a la espera de saber noticias sobre el moreno. Ambos habíamos sido apartados contra nuestra voluntad de una de las personas más importantes en nuestra vida.

- ¡Jimin, hola! Lamento no haber llamado en estos días - dije nada más escuchar cómo el teléfono se descolgaba.

- ¿Lo has visto?

- Sí - contesté, sabía que se refería a Taehyung -. No ha cambiado nada. Sigue llevando el mismo corte de pelo. Bueno... Ya no sonríe cuando me ve, sus ojos no brillan tanto y... Estaba más gordo, definitivamente.

- ¿Taehyung? Ese chico no engorda. Puede comer mucho y no hacer nada, que no engorda.

- Pues se le habría acabado la magia.

Se hicieron unos segundos de completo silencio. Todas las preguntas no formuladas queriendo salir de nuestras bocas. Yo sabía que debía preguntarle qué  tal las cosas por allí. O si se encontraba bien. La última vez que nos vimos antes de que viniera a Japón, las cosas no habían sido demasiado buenas... No por culpa nuestra, claro. Él seguramente querría saber si Taehyung lo odia. No podría contestarle a ello ni aunque quisiera tranquilizar su alterado corazón.

- Se casa - rompí el silencio. Las preguntas estaban comenzando a amenazar mi cordura -. Él se casa con otro.

- ¿Sehun?

- Sí. Ese estúpido japonés... ¡No puede robármelo!

- Lo perdiste hace mucho, Jungkook. Él no te está robando nada.

Apreté el teléfono lo máximo que podía. Quería tirarlo, lanzarlo a cualquier parte y ver cómo se rompía. Pero no podía hacerlo. Suspiré tratando de calmarme.

Era verdad, y me lo merecía.

- No creo que esté bien contigo tampoco - comenté como si nada -. No hemos hablado directamente de ti. Pero sí que hizo una referencia... Había tanto veneno y dolor en la voz de Taehyung que dudo mucho que pueda perdonarte lo que le has hecho.

- Yo...

- ¿No era tu intención?

- Nunca quise lastimar a Taehyung.

Suspiré mientras miraba de lejos el hospital. ¿Sería muy temprano para ir? ¿Estaría Taehyung ya allí? No quería encontrarme a solas con Sana; aún no era el momento de disculparme por haber jodido la oportunidad que ella me brindó de que esto no pasase. Tampoco quería ver a ninguna otra persona que no fuera mi chico moreno de sonrisa cuadrada.

- Ninguno quiso. Pero yo fui un ciego y tú un egoísta.

Corté la llamada. Debía actuar y demostrar que lo que me cegaba, ya no lo hacía.

Kookie... I need you! [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora