Dia de suerte.

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- Ok, empezemos muchacho, ¿Como dijiste que era tu nombre?
- Oliver, Oliver Sander señor!
- Mmmm Oliver, veo que tocas la guitarra.
- Sí señor, también me gusta escribir.
- Interesante...
- ¿Por qué quieres el trabajo?
- pues vivo solo con mi papá pero este  está muy pendiente de mi, ya tengo 19 años y necesito valer por mi mismo.
- Ok, ¿Tienes ya alguna experiencia?
- No señor, pero le aseguro que daré mi más grande esfuerzo.
- No me convences pero bueno necesito un mesero, veamos cómo te va, te daré 5 días para que estés en práctica y veas cómo es la rutina aquí.
- ¿Eso significa que tengo en el empleo? - dije con alegría en mi rostro.
- ¿Qué acaso no me escuchaste o tengo que repetir?- Dijo con tono agresivo
- No señor, Ya entendí.
- Ok, te espero a las 8 am, en punto jovencito.
- Está bien, muchísimas gracias de verdad.

Bueno, en casa no hay nada que hacer ni nada que me interese, así que me sentaré a escribir en el parque y a tocar algunas melodías hasta que llegue la noche. Saco la guitarra y empiezo a tocar " My heart will go on", mientras toco, puedo ver a una joven que me observa como si fuera algo extraordinario, es muy bonita, tiene una cabellera muy llamativa. No deja de mirar, ya se está volviendo algo incómodo ni siquiera parpadea, parece estar muy concentrada... ¡Caramba! Viene hacia mi...

- Hola ¡tocas muy bien! - dijo con una sonrisa algo tímida.
- Hola, muchas gracias - respondí detrás de ella.
- ¿ Cómo te llamas?- preguntó la chica de rizos de oro
- Pues... Me llamo Oliver... Y tú?
- Mmm vaya. Sofía, mucho gusto.
- Gracias, por cierto ¿Vienes muy seguido por aquí? Digo... Nunca te había visto.
- No, de hecho te veo tocar todos los días. << Se sonroja>>
- Va.. vaya, eso no lo esperaba- Dije.  Quedé totalmente sorprendido.
- pues si, me gusta hacer yoga así que casualmente me la pasó por estos lados tomando aire puro. Tu si que sabes tocar con el alma, con mucha inspiración, se nota que lo disfrutas.
- Si, gracias, es lo que mejor se hacer- le dije sonriendo.
- ¿me puedo sentar?
- si claro, no hay problema.

Hablamos toda la tarde de cada cosa que venia a nuestras mentes, conversaciones muy profundas la verdad, Sofía es una chica muy agradable y conversadora, simpática en todo el sentido y de mente muy abierta, me agradó mucho e incluso tiene mi misma edad, eso es bueno. Pero lastimosamente cayó la noche y tuvimos que despedirnos pues... Iré a la  cafetería como suelo hacerlo siempre a esta hora.

Después de caminar varias calles por fin llego a la cafetería, pido un té caliente y me acomodo en uno de los asientos. Ha sido un gran día, me han pasado cosas muy buenas hoy y eso me llena de mucha alegría. Ya he comprendido que para ser feliz no es necesario de llenarse de cosas materiales, simplemente tener un buen corazón, la fé y la esperanza en lo más alto, y una que otra persona sincera a tu lado. Por muy roto y vacío que estés, por muy solo que te sientas, siempre llega algo o alguien que te hace ver la vida de otro modo, que hace que te reinicies por completo, te hace olvidar muchos de malos años en un solo segundo, y es ahí cuando te das cuenta, que esa persona o ese algo realmente te importa, que darías todo por ello, o simplemente... Estas enamorado.

Y allí viene ella, con su hermoso semblante, es totalmente perfecta en todo el sentido. Parece que la conociera de hace tiempo, y es que de una u otra forma siento como si estuviéramos conectados o... Quién sabe, serán ideas mías.

Buenas noche. Dice al mesero. Ha pedido té de hierba buena, y sostiene su teléfono en la mano como si estuviera a espera de una llamada. Lentamente me acerco a ella, la contemplo por la parte de atrás como un lobo contempla la luna y de lo más adentro de mi sale un suspiro y me digno a hablarle.

- Hola... Taylor. Voltea y me mira como tratando de reconocer mi rostro.
- estén... Hola. - Dijo seguidamente.
- ¿Me recuerdas?
- Por Supuesto, Oliver ¿ No es así?
- Si si. - Dije rápidamente. La otra vez tuviste que irte y no pudimos hablar, me preguntaba si podríamos charlar un rato.
- Mmm vale, no hay problema.
- Veo que vienes aquí todas las noches...
- Si, es mi cafetería favorita, diariamente vengo aquí y espero hasta que llegue mi turno de trabajo, o hasta que alguien pase por mí.
- Mm vaya, y ¿En qué trabajas... Claro, si puedo saber?. Me mira con el seño algo fruncido, parece estar algo nerviosa y un hermoso color de manzana caramelizada se posa en sus mejillas.
- Tú té se enfriará - Dijo.
- Ah si claro, es que al frente de una chica como tu cualquier cosa podría olvidar.- Dije con voz lgo tímida.
- Vaya, tomaré esto como un cumplido- Dijo Taylor cuando me miraba detenidamente.

Todo está saliendo tan natural, al principio sentí algo de nervios pero después de empezar a hablar con ella todo cambia... Es tan esencial, tan única, a pesar de que se muestra muy madura no deja de lado esa pequeña timidez e inocencia al decir algunas cosas.

- Y entonces Taylor cuéntame ¿Qué edad tienes?
- 17 ¿y tú?
- ¡Caramba! Pensé que tenías más edad, pues yo tengo 19
- Si, me suele pasar. Vaya todo un jovencito.
- ¿Jovencito? Pues en todo caso soy dos años mayor que tú.
- si, así es, pero pues la costumbre de lidiar con personas mayores y maduras...
- Ahh ok ok, supongamos que entendí. ¿Me podrías regalar tu número telefónico?- Dije cuando esté vibró.
- Claro, de hecho aquí tengo una tarjeta. Ten, y adiós ya me tengo que ir, fué un placer charlar contigo.
- Vale adiós, te escribiré Taylor.

Se levanta de la silla y camina hacia la esquina, de paso llega una camioneta blanca, se sube y anda hasta desaparecer de la cuadra. Es un chica algo misteriosa, eso me gusta. Desde el día en que pude hablarle no hay algo que me haga tan feliz que recordar su cara y  esa sonrisa tan resplandeciente que siempre trae... Bueno, ha sido un largo día, y mañana no quiero ni imaginar, ahora iré a casa a descansar un poco.

Un Pasado Destruye Un Presente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora