┊El cliente┊

24 6 7
                                    

"La vida no es tan difícil".

Después de llegar a casa me tomé una ducha y lavé su chaqueta, pero no sin antes olerla. Me encantaba ese aroma a hombre, podría drogarme con ello todo el día, pero llegaron mis hermanitos.
—¡Hola! Ya estamos aquí —dijo Weiss.
—Buenas noches, hermana —dijo Withley.
—Buenas, ya está casi lista la cena —mentí —, métanse a bañar o algo, yo les aviso.

Weiss se metió al baño y Withley se sentó en nuestro único mueble a ver la televisión.
—¿Cómo te fue en la escuela? —pregunté.
—Bien, ¿y a ti en el trabajo?
—No me quejo —si me quejaba.
—¡¿Estás lavando ropa?! —gritó Weiss desde el baño.
—Emm... —no supe cómo responder.
—¡Vale! —gritó con una voz neutral. Creo que se molestó, no sé qué habrá pensado.
Cuando salió recién bañada fue directo a comer, nos sentamos los 3 juntos en la pequeña mesa que teníamos. Sigo sin concebir como de ser millonarios pasamos a esto. Extrañábamos los lujos, odiaba ser su madre de estos dos, más si son adolescentes. En lo único que podía pensar era en salir de pobre, aunque pobres-pobres no éramos.

—Necesito un violín nuevo —dijo Weiss.
—¿Qué? ¿De nuevo? Pero si hace un mes te compré otro.
—Eres una tonta, no cuidas tus cosas —intervino el menor.
—¡Yo no fui! —gritó y la miramos esperando una explicación que no llegó. No quise insistir.
—Vale, buscaré algún préstamo —finalicé la conversación.
—Si es así, ¿puedes comprarme un celular nuevo? Todos mis compañeros cambian a cada rato y se burlan de mí.
—No —dijimos en unísono.
—Qué malas —hizo un puchero.
—Lo lamento, pero hay prioridades. Ella estudia música y lo necesita, por cierto, ¿para cuando lo necesitas? —dije y le di un sorbo a mi agua.
—Para mañana —sonrió nerviosa.
—Weiss... demonios, debiste decirme con tiempo, ¿ahora cómo lo consigo?
—Perdona —bajó la cabeza.
—Veré como lo arreglo —la tranquilicé.

Terminamos de comer, hoy le tocaba a ellos recoger la mesa y lavar los trastes sucios, yo fui al patio a fumarme un cigarrillo, le marqué a Ironwood.
—Buenas noches, señor.
—Buenas noches, ¿qué sucede?
—A mi hermana... le surgió algo en la universidad y...
—¿Necesitas dinero de nuevo?
—Necesito comprarle un violín nuevo.
—¿No lo hiciste hace como un mes?
—Sí —me resigné a que no me diera nada, escuché un suspiro del otro lado de la línea.
—Vale, mañana te lo doy en la oficina.
—Lo necesito para hoy —dije asustada, sabía que me costaría más caro.
—Iré a un cajero a depositarte, ya pasan de las 10 así que... ya sabes.
—Lo sé, muchas gracias.

Después de una tonta charla colgamos, me llegó la notificación a mi celular de que me había depositado dos mil grandes, mierda, esto me iba a costar. No era la manera que más me gustaba para salir de apuros. Creo que esta vez sí tendría que acostarme con él, lo había podido evitar durante varios meses, siempre me invitaba a comer a algún restaurante caro, fajábamos en su auto y hasta allí. Ya mucho me había aguantado.

Esto era humillante, ¿cuántos años más tendría que seguir así? A Weiss le faltaban como 3 años para terminar, la carrera de música era larga y cara, cuando Withley entrara a la universidad... creo que sólo comeremos huevos.

Cuando fui a dormir no pude evitar pensar que no me molestaría prostituirme con el cliente, al menos creo que no me llevaría a fajar en la primera cita. Él era encantador, un loco encantador.

Falsa inspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora