┊Héroe┊

22 4 4
                                    

"Para bien o para mal"

¿Cuántas semanas llevo trabajando con la musa? ¿Cuándo podría decirle por su nombre? ¿Cuándo le ganaré a Jimmy? Debía conformarme con salir con ella en "misiones", las pocas veces que nos dejaban juntos, claro. Y hablando de eso... ¿Qué trabajos estarán haciendo Ozpin y Jimmy? Quiero decir, ¿serán los más "peligrosos"? Ahora me estoy preguntando si hay algún peligro en nuestra chamba, me dan escalofríos de sólo imaginarlo. Por ello...

—Te sacaré de trabajar.
—No, no puedes, eres tan pobretón como lo soy yo.
—¿Es por eso que te acuestas con Jimmy?
—Sí, digo ¡no! No lo hago —se sonrojó.
—Ya veo, pero ¿sí quisieras?
—No.
—Interesante —medité.
—¿Qué es interesante? —preguntó molesta.
—Te excita que te fuercen, eso te hace sentir culpa y te sientes inhibida de responsabilidades.
Ella sólo gritó, era ruidosa cuando hablaba de ella y muy seria en todo lo demás, ¿en el sexo como sería?
—Imbécil —dijo más calmada —. No puedes ayudarme.
—Sí puedo.
—No, tengo una hermana menor en la universidad y uno en la prepa.
—Pensé que sólo tenías una hermana, no me hablaste del otro.
—Porque no lo quiero tanto, es un pequeño bastardo.
—Ya veo, ya veo —volví a meditar.
—¿No me juzgas por tener una hermana favorita?
—No, yo ni quiero a mi hermana, te comprendo.
—Y yo que me sentía mala hermana.
—A veces se lo ganan —me justifiqué y supongo que también a ella. Su cuerpo se relajó, yo sonreí internamente. Quería conocer cada una de sus caras y sus facetas.

Después de esa charla seguimos caminando hacia nuestro destino. Por lo regular los trabajos que hacíamos eran tontos, pero había que comer.
—Volviendo a lo del dinero —rompí el silencio —, eso explica tu otro trabajo.
—¿Qué otro trabajo? —preguntó.
—El nocturno.
—No tengo trabaj... —sus ojos se abrieron de par en par, se molestó tanto que la cachetada que recibí llegó de sorpresa —¡eres un idiota!
—¿Ahora por qué? —mentí, seguro se avergonzaba de que la descubriera.
—No soy prostituta, imbécil. Sólo trabajo como detective.
—Oh, lo lamento, es que ese día te vi con ese vestido demasiado corto y pensé...
Suspiró, lo había arruinado mucho esta vez.
—Además, la peluca...
—¡Este es mi cabello real!
—Oh —fue todo lo que pude decir.

Después de eso no hablamos en un buen rato, el camino se hizo largo, pero por fin llegamos a la escena del crimen. Desapariciones misteriosas habían ocurrido frente a esta casa abandonada, tenía un aspecto terrorífico, me gustó.

—Esto puede ser peligroso, por favor deja que yo vaya primero.
—Sé cuidarme sola, imbécil —sacó su magnum apuntando hacia abajo. Dio el primer paso y sólo pude quedarme detrás de ella.
Caminamos por todo el perímetro, aunque sin suerte. Bueno, jamás la he tenido. La miré, era hermosa, valiente y ese pantalón de mezclilla que llevaba puesto le quedaba pegado. Resaltaba su maravilloso trasero. ¡Demonios Qrow concéntrate! Suspiré.
—¿Sucede algo? —preguntó la musa, sin voltear.
—Nada, sólo pisé mierda.
—Oh. Vale —no supo que decir. La mejor mentira.

Seguimos un rato más hasta que escuchamos unos pasos y ellos a nosotros al parecer. Una voz murmuró algo, otra gritó "¡¿quién está allí?!" Le susurré a la musa que nos escondiéramos, aparentemente eran más. Fui hacia un arbusto creyendo que ella me seguía, pero no fue así.
—Hola preciosura, ¿qué haces aquí? —dijo ese maldito bastardo. ¡Si le toca un pelo a mi musa lo mato!
—Me perdí, pero ya me iba —dijo calmada, extrañamente calmada. Creo que analizaba la situación. También vi en sus ojos que contaba a los sujetos. Yo lo hice también: eran 5.
—Te ayudamos —dijo otro pendejo, acercándose a la musa. Los otros la rodeaban. ¿Qué hará mi heroína?
—Alto allí, soy detective. Ni se les ocurra tocarme —ordenó.
—¿Nos dispararás con ese juguete? —osaron burlarse de mi musa. Están muertos.
Salí de mi escondite, disparando hacia el cielo, ellos corrieron como ratas. La musa apuntó hacia ellos, sólo por asustarlos más.

—No necesitaba tu ayuda —dijo la musa, molesta.
—No iba a permitir que te tocaran ni un pelo y hablo muy literalmente.
—Eres un idiota.
—Me lo dicen mucho —sonreí de lado. La tomé de la mano y ella se dejó guiar por mí. Llegamos a mi auto que dejamos aparcado un poco lejos de allí. Creo que todavía tenía miedo. Prendí el estéreo.
—No quiero escuchar a José José —dijo.
—Vale, pero es la radio.
—Entonces pon música tú.
—Veré que tengo.
Busqué unos casetes que tenía por allí guardados. Encontré uno de Wanda Jackson. Lo puse. Era perfecto para nosotros. La tomé de la mano, ella se dejó. Entendía su temor.
—No tengas miedo, estoy aquí —dije suavemente. No dijo nada, sólo entrelazó sus dedos con los míos. Me preocupaba el pensar si esto le traía recuerdos, si en algún punto de su vida alguien trató de abusar de ella -o lo hizo-, en cualquiera de los dos casos... no me lo diría.

Giré mi cabeza en dirección de mi amada y mi corazón se encogió al verla contener sus lágrimas. Apretaba los ojos, no lloraba, seguro es alguna promesa que se hizo a sí misma después de tanto dolor. ¿Qué es lo que haría llorar a mi musa? Debo protegerla, es mi deber. Es mi obligación, nací para esto.

Destruiré todo lo que te haga daño mi musa.

- - - - - - - - - - - -

Aviso: hola, bueno según el fic era semanal, pero me gustó tanto que empecé a subir uno por día, ahora me arrepiento porque ya se está acercando a los capítulos que tenía adelantados, así que se volverá semanal como los otros. Eso es todo, saludines.
P.S. El siguiente capítulo me gustó mucho ;v; quizás lo adelante, quizás este aviso no sirva de nada al final jeje.

Falsa inspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora