┊Sí┊

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"Amor como el nuestro no hay dos en la vida."

Ozpin me mandó un mensaje en la noche, que me presentara a trabajar al día siguiente. Mí primer día de trabajo. No puedo creer que me contratara.
Me topé con la musa, caminé directamente hacia ella y le ofrecí salir conmigo, escapar de todo, vivir una vida juntos.
—No puedo, soy esclava de mi jefe.
—¿Son novios?
—No.
—Quiero una explicación.
—No.
—¿Por qué no?
—No sé quién te crees que eres, pero...
—Soy tu dueño —dije sin ningún ápice de broma o burla. Hablaba en serio.
—No soy una mascota.
—Quiero estar contigo el resto de mis días, también puedo ser tu esclavo, puedo ser lo que quieras que sea —le dije mientras miraba fijamente sus ojos.
Ella dudó por un segundo y pestañeó muchas veces, incrédula de mis palabras.
—Eres un imbécil.
—No te amo si eso piensas, pero sé que lo haré y cuando lo haga te pediré matrimonio.
—Eres... —suspiró.

Puse una mano en su hombro, mi musa se veía afligida. ¿Cuántas veces no le dijeron estas cosas? Entendí que no me creyera. Necesitaba lograr que confiara más en sí misma para que así confiara en mí. Yo no le rompería el corazón, no la haría llorar, antes que eso prefiero que me mate a puñaladas en el pecho o de la manera que prefiriera.
—Sé que también te gusto.
—Los hombres son unos idiotas.
—Lo somos, pero también hay mujeres idiotas.
—Mmm —me miró curiosa, sé que quería preguntarme porqué dije eso, pero era demasiado orgullosa como para cuestionarme directamente. La ignoré.
—¿Cuántas veces te han ilusionado?
—Más de las que quisiera recordar.
—Yo soy más que palabras y eso que soy escritor.
—Ya decía yo que tu nombre me sonaba de algo.

En ese momento empecé a amarla, ella no quería mi fama -"fama" que estaba muerta desde hace años-, tampoco tenía mucho dinero, lo gasté en alcohol. Tampoco me pedía explicaciones, ella era perfecta y única. Esto iba más en serio de lo que creía. La tomé de la cintura, la jalé y le robé un beso. Cuando trató de alejarse -después de 4 segundos- puse mi otra mano en su cabeza y no la dejé, necesitaba saborear sus labios más tiempo.

—No se pongan a hacer eso en la oficina —dijo Ozpin, mi nuevo jefe.
La solté y ella gritó con un sonrojo muy fuerte en su cara, yo me mantuve serio, inexpresivo —. Perdón.
—¡Aaaaaaah! Yo no quise —gritó —. ¡Fue su culpa! —me señaló con un dedo.
—Sí, fue mi culpa.
Ozpin suspiró —. No me importa, sólo no lo hagan aquí.
—¿No Jimmy lo hace todo el tiempo? —pregunté.
La musa me miró con odio, ¿será posible que Ozpin no lo supiera?, ¿lo arruiné? Miré sus expresiones y creo que lo sabía, sólo ignoraba el hecho, pero ¿por qué?
—Pues... —Ozpin habló.
—Eres nuevo y ya estás holgazaneando —interrumpió Jimmy. No contesté nada ante eso, supongo que fue porque lo ignoré que me miró tan mal o por celos. Ese tipo me odia y yo no puedo decir nada porque me despedirá. Por otro lado, ¿me ve como una amenaza? Porque lo soy. La musa sólo me amará a mí, sí o sí.
—Agh —me quejé.
—Señor, no volverá a ocurrir —me defendió. O al menos eso sentí.
—Última advertencia —me señaló amenazante y se fue.

Hoy era un día ocupado, Ozpin y Jimmy se fueron por lugares distintos, él se llevó a mi musa a su carro, charlaron unos minutos, los observé desde lejos, necesitaba saber qué clase de relación podían tener. Cuando ella bajó del auto me di la vuelta por toda la cuadra para encontrármela "casualmente". Funcionó.

Necesitaba indagar más sobre Jimmy, espero no incomodarla... Ella siempre pone esa mirada de tristeza cuando habla de él o con él. Esa mirada de que espera algo, pero ¿qué? Creo que en algún momento, cuando la musa era joven e ingenua, ella quiso estar con él, en una relación quiero decir y él jamás se lo pidió. Imagino que de allí viene su rencor. Esto me da... ¿posibilidades?

Falsa inspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora