ITALIA

91 4 0
                                    


Toc, toc, toc.

–¡Hija, es hora que despiertes!

La voz enojada de mi madre me despertó de un profundo sueño propio de un día sábado. Me desperecé con lentitud, frotándome los ojos antes de abrirlos y contesté sin ánimo en dirección a la puerta:

–¿Qué pasa, mamá?

–Necesito conversar contigo. Por favor, levántate para que vayamos a la sala de estar.

Entonces me acordé con brusquedad de lo que había sucedido en la noche anterior.

–Ya voy –afirmé entonces con menos ganas que antes.

Caminé arrastrando mis pies hacia la sala de estar, donde mi madre ya se hallaba sentada en uno de los sofás con una taza de café en sus manos. Me saludó con un serio "buenos días, hija" y me invitó a sentarme delante de ella.

–¿Quieres café? –me preguntó.

–No, gracias –respondí. Mi madre se acomodó un poco en su asiento antes de empezar a hablar sobre lo que realmente quería decir.

–Mira, hija, tu padre me contó todo lo que pasó ayer, como ya te podrás imaginar. Yo, siendo sincera, no me esperaba eso de ti. Creí que podíamos confiar en nuestra hija, pero te aprovechaste en el primer instante, lo cual no nos gustó para nada. Tu padre quiere sacarte del curso de danza, y yo no estoy de acuerdo, mas tampoco quiero que no te castiguemos por la metida de pata que hiciste anoche, así que tuve como idea que te canceláramos el viaje a Argentina o que nos presentes a Lucas, pero sin poder juntarte con él por al menos un mes completo después. Tú eliges.

Me quedé callada por un momento, ya que no me esperaba esa propuesta. Por dentro me esperaba que me cancelaran el curso, ya que ése habría sido el castigo menos doloroso. Pero que pensaran en cancelar el viaje a Argentina era el colmo, aunque, solo fuera una de las propuestas entre dos opciones.

–Prefiero presentarles a Lucas –contesté finalmente.

–Bueno. Lo esperaremos hoy a las cinco de la tarde.

–¿Qué? ¿Tan pronto? –exclamé–. ¡Pero si no somos novios!

–Me da lo mismo. Quiero saber con quién se junta mi hija.

–Ay, mamá... –me quejé, poniendo los ojos en blanco.

–Debiste habernos dicho la verdad. Mentir siempre trae consecuencias. Ahora, si quieres irte, puedes hacerlo, pero ya sabes que lo espero a las cinco de la tarde, y pobre de ti que traigas a otro que se haga pasar por él –dijo mi madre mirándome con severidad.

–¿Cómo se te ocurre pensar eso?

–Contigo ya nunca se sabe.

Solté un suspiro de disgusto y regresé a mi pieza. Una vez adentro, abrí mi WhatsApp para escribirle a Lucas y mandarle mi ubicación.

10:40 AM. ¿Conque sabías qué hacer, eh? Te cuento que ahora debes venir a las cinco de la tarde a conocer a mis padres, o podré olvidar el permiso para ir a Argentina. Te espero.

Lucas no tardó en responder.

10:42 AM. Oh, lo siento mucho, linda. Pero debo admitir que tus padres realmente son graciosos y que tu castigo podría haber sido mucho peor. Si conocieras a mi padre, lo sabrías. Pero no te preocupes, estaré en tu casa a esa hora, no permitiré que arruinen tu travesura de verano.

No le respondí más, y volví a dejar el celular donde estaba. Ahora solo faltaba esperar.

...

La LlamadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora