Percy:
El día había pasado bajo miradas de preocupación por parte de mi mejor amigo y bajo miradas de curiosidad por parte de Silena, y terminó con Clarisse amenazándome de muerte mientras me encerraba en mi habitación, bueno eso último se convirtió en rutina.
Yo estaba acostado en mi cama leyendo mi libro, estaba por el capítulo del pez espada, iba a pasar la página cuando alguien toco mi puerta.
Me levante y la abrí cuidadosamente agarrando mi espada por el mango sin desenfundarla, estaba preparado para un ataque, lo estaba haciendo porque ninguno de mis amigos prisioneros tocaba, ellos simplemente entraban y los piratas como los Stoll o Thalía tocaban y entraban, en cambio la persona que había detrás de la puerto solo había tocado, y después de un par de semanas con los piratas te acostumbras a desconfiar en la gente.
Cuando la abrí en mi habitación entro una cabellera rubia, yo sorprendido con a velocidad que tenía mi rubia, porque en menos de un segundo que tenía la puerta abierta ella ya había entrado, cerré la puerta sin hacer ruido, no vaya a hacer que Jason se enteré y descubra mi preciado secreto.
Me volví y contemple con más detenimiento a la persona que había entrado, no era un demonio como yo esperaba, era mi ángel.
Ella se había amarrado su pelo de princesa en una coleta, sus ojos grises cual tormenta tenían un brillo de felicidad que antes no tenían, ahora me estaba dando su sonrisa tan brillante como siempre, que iluminaba hasta la caverna más oscura.
- Creías que te iba a atacar -dijo ella interrumpiendo mis pensamientos sobre su belleza como la de la mismísima Afrodita.
-Bueno un par de semanas aquí y ya desconfías de cualquiera- me excuse.
-¿Desconfías de mí?-Pregunto acercándose seductoramente.
-Yo aunque quisiera nunca podría desconfiar de ti, confió ciegamente en ti- dije acercándome de la misma manera a ella y envolviéndola entre mis brazos.
-Sabes que los piratas no somos de fiar y yo entre todos los que hay soy una de las peores- dijo ella a apenas un par de milímetros de distancia de mis labios.
-Me arriesgaré- y sin esperar más, la bese.
Sus labios dulces se posaron en la míos y dejando todo lo tímido a un lado, nos embarcamos es un apasionado beso y sin saber cómo Annabeth acabo acostada en mi cama y yo sobre ella, a mí no me importaba la nueva posición y ella como seguía besándome como si no hubiera un mañana yo creo que tampoco le importaba mucho.
Me separe de ella un segundo para quitarme la camiseta, iba a besarla de nuevo cuando ella se quedo mirando mi torso, me paso sus delicados dedos que me hicieron estremecerme y miles de voltios recorrieron mi cuerpo mientras ella tocaba cada músculo de mi torso.
Nos besamos otra vez con la misma pasión que nos poseía, cogí el bordillo de su camiseta y poco a poco fui subiéndola, cuando estaba pr sacarle la camiseta, se oyeron espadas chocando. Nos separamos deprisa.
-¿Qué es ese ruido?-Pregunte confundido y con la respiración agitada
-Ese ruido significa que nos están asaltando- respondió Annabeth.
-¿Quién sería tan imbécil como para asaltar tu barco? Tu barco es el que destruye ciudades enteras y a sus enemigos, ningún pirata en su sano juicio te asaltaría-
-Tú querías asaltarme-
-He dicho pirata cosa que no soy y en su sano juicio y yo no estoy en mi sano juicio-sonreí y ella rió.
-Debería haberlo adivinado- sonrió mientras cogía su espada.
-Pero ¿Quién es el imbécil?-
-Yo tengo una ligera idea- y tras eso los dos salimos a cubierta.
La cubierta era un campo de batalla, no había un rincón en el que no hubiera una batalla.
Parecía que teníamos la batalla controlada, todos estaban luchando de maravilla no había necesidad de que hubiéramos subido, podíamos habernos quedado en mi camarote, mire alrededor y vi a Silena tirando espejos a todo el mundo, Beckendorf estaba con una maquina alucinante que luchaba por cinco hombres con espada, eso era lo que estaba construyendo con los piratas, Jason era el mejor que lo hacía era un gran espadachín, no como yo, pero era bueno, las clases de esgrima si le habían sentado.
Nadie parecía tener problemas mire a mi lado y Annabeth no estaba, mire a todos lados preocupado, mi rubia podría estar en peligro, no quería que le pasara nada, iba a seguir buscándola por todo el caos, cuando vi que Thalía y Clarisse estaban contra Luke, como no, ese era el único imbécil que iría contra ella, las chicas tenían problemas y fui en su ayuda.
Choque mi espada con Luke, seguimos así mientras las chicas iban a atacar a otros piratas, yo y Luke no nos rendíamos y nuestras espadas chocaban, no podíamos hacer que él otro cayera, pero de repente alguien capturo la atención de todos.
-!¿Es esto lo que quieres?!-Gritó mi rubia con un trozo de papel en la mano.
-Dámelo y se acabara todo esto- dijo Luke con una sonrisa ladina.
Me fije mejor y lo que tenía Annabeth en la mano no era un trozo de papel, era un mapa, y comprendí a donde llevaba ese mapa, llevaba al tesoro.
-No te lo daré- y acto seguido rompió en miles de pedacitos el mapa.
-¿¡QUÉ HAS HECHO?! Ahora ninguno podrá tener el tesoro- Annabeth sonrió.
-Tú no los podrás tener, pero yo llevo semanas memorizándolo.
-No quería recurrir a esto, de verdad no quería pero tú no me has dejado otra opción, preciosa- la furia se encendió dentro de mí y le di una estocada haciendo que él se tambaleara y cayera.
Reí y mi rubia me sonrió.
-¡AHORA!- Gritó Luke desde el suelo.
Y entraron más piratas, todavía no podrían capturarnos a todos y al parecer ellos lo sabían, pues los demás siguieron luchando con sus anteriores contrincantes, pero los nuevos se dividieron en dos grupos, uno venía hacia mí y el otro hacia Annabeth.
Annabeth se defendía bien, no iban a poder contra ella, cuando Luke apreció y le hizo un corte en la pierna, ella inmediatamente cayó al suelo
-¡NO!- grite, me dirigí hacia ella, pero había olvidado a mi contrincante, este sin perder más tiempo me enterró la espada por la espalda, luego llegó Jason y lo mato de una estocada
Luego de eso caí al suelo, comenzaba a ver todo negro - ¡NOOOO! PERCY- pude escuchar que alguien gritaba antes de caer en la inconsciencia, pero que supuse era Annabeth

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Un amor inesperado
RomancePercy Jackson es un soldado del reino de Olimpia, el cual tiene un gran odio hacia los piratas, que por sus méritos a sido ascendido a capitán de su propio barco. Pero el destino le enseñará a Percy que del odio al amor solo hay un paso