Durante la última semana, todo lo que su cabeza podía procesar era esa mirada en el rostro de Kyle, pidiendo a gritos un poco de confianza por su parte, mas el chico no había podido tener ni siquiera una simple migaja de ello, a pesar de lo hambriento que estaba por ello. Sin embargo, Sean no era capaz de hablar de ese momento tan doloroso y crucial en su vida como lo era la muerte de Tori. Aun dolía demasiado como para dejar que su lengua se soltase y hablase de todo aquello que aun mantenía almacenado en su mente como si de un sótano maloliente se tratase, guardando todo lo doloroso y horrible que fue aquella etapa de su vida, cuando no era nada más que un mocoso ignorante del sufrimiento de una de las personas más queridas para él. Llegar a la absoluta verdad de que todo aquello paso y atravesar por ello cuando ni siquiera era capaz de aceptar el hecho de que ella ya no estaba, no fue algo fácil para él, y mucho menos después de que por pura cabezonería, asistió al juicio que dictaminaría que el hombre que se caso con su hermana, la había asesinado. Conocer cada detalle por propia boca del causante, fue tan terrorífico y horrible como lo fue llegar a visualizarlo en sus sueños. Las pesadillas en ese entonces no eran cosa para niños. No era algo que un niño de once años debería tener. Pero el paso por todo ello aun cuando rezaba incansablemente, postrado en sus rodillas, para implorar por olvidar todo lo escuchado. Aun así, no hubo paz para él, solo más y más noches llenas de miedo por aquellos sueños que llegaba a él.
Así que hablar de todo ello con Kyle, cuando la herida aun era supurante y dolorosa, no era algo agradable de hacer con su pareja. Mucho menos cuando había tantas cosas por hacer en Richmond. Lo último que quería era darle esos recuerdos al hombre que amaba, a pesar de que el pedía su confianza, no era algo que quisiera entregarle. Sin embargo, con cada hora que pasaba, era más y más consciente de que su relación necesitaba algún tipo de empujón. Estaban bien. Eran una pareja animada y amorosa. Se pasaban el día juntos, achuchándose en cada pequeño momento y riéndose sin parar de las pequeñas y grandes cosas que cada uno decía, pero aun así, poco a poco, llegaban a un punto de control donde tendrían que dar un paso decisivo para ellos, y es que a pesar de que todo lo que quería darle a Kyle eran sonrisas, una relación no se mantenía únicamente por la diversión que se experimentaba con la otra persona. Hacía falta entregar mucho más que eso. Algo como los miedos. Las preocupaciones. Las ambiciones y sueños. Entregarle a la otra persona aquello que quería alcanzar. Y el aun no había llegado tan lejos con Kyle, a pesar de haber compartido su cuerpo, su corazón, al menos el lado que guardaba todo eso, seguía cerrado a cal y canto. Y eso no podía seguir así.
Por mucho que no le gustase, por mucho que odiase hablar del caso de Tori, iba a contárselo todo a Kyle. Aunque tal acto lo llevase a la destrucción. Al menos esperaba que si se rompía en un millar de pedacitos, Kyle fuese capaz de reconstruirlo y completarlo como un puzle terminado.
Pues a veces el amor no era nada más que un juego. Algo entretenido y emocionante que daba muy buenos momentos, pero que a veces se volvía tedioso y doloroso. Pero amar a alguien no era tan fácil. La confianza tenía que ser entregada y atesorada como si de un tesoro precioso se tratase y para conseguir algo así, se necesitaba mucho arduo trabajo. Confesar secretos. Compartir sentimientos. Entregar a la otra persona desde los sueños más pequeños a los miedos más ocultos, y solo entonces, la confianza crecía y se convertía en un pasaporte directo hacia un tesoro precioso que no era fácilmente dado a nadie salvo al único que lo merecía; un precioso corazón. Esas eran las creencias de Tori, no las suyas, pero aún así esas palabras permanecían extrañamente vivas en su memoria.
Ahora es el momento en el cual necesita, más que nunca, confiar en esa persona y darle todo lo que llevaba años guardando dentro de su pecho. No era su corazón, pues este ya lo tenía Kyle, sino todos esos pensamientos y miedos que aún roían su interior. El caso de Tori era algo que llevaba silenciando años. Callando el dolor por su perdida y el sufrimiento ante el conocimiento de lo que fue para ella convivir durante tantos años con un desgraciado como su ex marido, lo habían dejado agotado. Kyle gritaba en silencio que confiara en él y le diese la oportunidad de ser un apoyo donde conseguir fuerzas, pero hasta ahora no había sido algo fácil de hacer. Tenía la sensación que entregar algo tan íntimo y doloroso como todo lo de Tori, lo dejaría vacío. Pero a la larga sería mucho mejor para el vaciar su mente y su corazón de esa enorme bola de dolor que aún llevaba consigo a todas partes. Por eso, pese a la vergüenza que sentía y la culpabilidad que experimentaba cada vez que pensaba en Tori, iba a compartir con Kyle cada una de las cosas que hasta ahora no había podido decirle. Todo este tiempo, su monstruo había esperado pacientemente, a pesar de las distintas pullitas, el aguanto sus ganas de preguntar r insistir en un tema que ya sabía, era muy espinoso para él, así que a pesar de todo, era el momento de abrirse y desnudarse ante Kyle. Y esta vez no era para el placer de una unión, sino para la necesidad de una dolorosa limpieza.
Cuando fue a buscarlo, ya tenía en mente que debía hablar de Tori. Aun así, cuando vio a lo lejos al chico, un nudo se instaló en su garganta, haciéndole difícil respirar. Llevaba tanto tiempo guardando todas esas dolorosas emociones, que no era fácil dejar que sus labios confesarse y compartieran cada una de esos sentimientos con nadie más, pero iba a hacerlo, aunque para ello tuviese que hacer que ese nudo, desapareciera.
Los ojos verdes de Kyle se anclaron en el en cuanto se dio cuenta que se acercaba. Su expresión fácil y el ligero movimiento de su cabeza, le decían tan claramente como las palabras que su chico podía ver claramente el conflicto interno en su cara. Por eso mismo, pese a sus dudas y al deseo de dar media vuelta y huir, no lo hizo. Se afianzó sobre sus pasos y siguió avanzando. Sintió como su respiración aumento, y el latido de su corazón, era un bombeo descontrolado dentro de su pecho, pero eso no lo detuvo, no paró hasta estar frente a Kyle.
Frente a frente, vio como su propio brazo se extendía hacia Kyle. Sintió los dedos del chico rozar los suyos y fue entonces cuando todo el ruido mental se silencio. Agarro la mano de Kyle y apretó sus dedos por un momento en completo silencio.
Con los párpados entornados y su cabeza ligeramente ladeada, los ojos verdes de Kyle examinaron su cara. Frunció los labios y lo miro un poco más cerca.
--¿Estás bien?
Como respuesta, Sean solo pudo negar con la cabeza. Estaba bien hablar con él sobre Tori, pero no era algo que le hiciese estar bien. Más bien, se sentía enfermo ante los recuerdos que inundaban su mente sin necesidad alguna de ponerlos en palabras. Todas esas imágenes, eran como un festival de diapositivas, pasaba de una a otra y cuando la última llegaba, el ciclo de reanudaba. Sin descanso. Una y otra vez.
--¿Quieres que te acompañe a casa? Parece que vas a colapsar, Sean.
--Necesito hablar contigo.
Las cejas de Kyle subieron hacia la línea de su cabello, pero sus labios no dijeron nada mientras con un leve asentimiento de cabeza tiraba suavemente de él hacia un lugar tranquilo junto a un frondoso y viejo árbol. Kyle tomó asiento y tiro de su mano para que lo acompañará en la verde hierba.
--Te escucho. Sea lo que sea de lo que quieras hablar, te voy a escuchar hasta el final.
--Si, bueno... Verás esto no es fácil...
--No tengo prisa, Sean. Tómate el tiempo que necesites para hablar. Yo solo me voy a quedar aquí en silencio, sosteniendo tu mano ¿de acuerdo?
Apoyado contra el árbol, el enorme suspiro que se le escapó fue tan grande que habría derrumbado un edificio si lo hubiese tenido delante. Por ese silencioso apoyo y su comprensión, Sean por primera vez, se apoyo en Kyle, física y emocionalmente. Su monstruo era un chico joven, no tenía mucha experiencia en relaciones, pero era un hombre increíble. Durante lo que parecieron horas, dejo que la brisa que recorría el rancho los acunara en medio de su silencio, pero pronto se sintió lo suficientemente listo para comenzar aquella necesaria conversación.
Abrió sus ojos y miro hacia delante. Rodeado de aquella preciosa naturaleza, sus labios dejaron que las palabras fluyeran.
--Quiero hablarte de Tori.
Kyle no se inmutó, o al menos no lo demostró. Guardo silencio y espero. Así que el continuo.
—Como ya sabrás, hablar de ella no es algo fácil para mí. Han sido muchos años guardándolo todo y aunque estoy a punto de comenzar a temblar por lo que esto supone para mí, quiero contártelo. Voy a entregarte mi confianza, hablándote de lo único que me hace daño.
La mano de Kyle se apretó con fuerza al rededor de la suya, dando su silenciosa petición a la continuación una la historia. Y mientras el pulgar del monstruo iba y venía sobre la piel de su mano, Sean encontró una pequeña fuente de energía para continuar. O más bien, comenzar.
—Antes que nada, quiero hablarte un poco de ella. De cómo era Tori. Ella era una chica mandona y cariñosa. Con una mente atada a las nubes y un deseo loco por ser una gran madre y esposa. Su personalidad alegre era la culpable de que en mi casa siempre hubiese más ruido de lo normal, así como ser la culpable de incentivar a los más pequeños a hacer trastadas que luego ella nunca pagaba. Tori era así. Alegre. Cariñosa. Muy risueña y alocada. Ella era mayor que yo, pero era la mediana de todos nosotros.
—Suena a alguien que encajaría bien con Emma.
—Creo que hubiese sido divertido que esas dos se conociesen. Nuestra vida habría sido un infierno, pero malditamente divertido.
— ¿Te pareces a ella?
—No. Ella saco lo mejor de mi madre y nada de mí padre, gracias a Dios. Era una mujer del tamaño de un cacahuete, con una energía desbordante y un molesto carácter cuando de cabreaba.
—Eso último me recuerda a ti.
—Quizás.
Pese a todo, se sorprendió ante la pequeña sonrisa que tiro de sus labios. La conversación hasta ahora, estaba siendo más fácil de lo esperado, y si eso era así, era por Kyle. Así que continuo tras un breve silencio.
—Con una mente como la de Tori, mis padres ya esperaban a que ella entrara cualquiera día por la puerta de casa y gritara que se iba a casar. Y eso ocurrió. Fue precipitado y sin sentido. Ella era demasiado joven y a él ni siquiera lo conocíamos, aun así y pese a la negativa de mis padres, ella lo hizo. Se casó con el poco después de haberlo traído a casa. Por aquel entonces, en las pocas visitas que hizo, ninguno de nosotros pudo llegar a sospechar que aquel hombre sería capaz de no solo maltratar a Tori, sino de matarla con sus propias manos.
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El Corazón de Sean (Parada Indefinidamente)
RomanceLo primero que sintieron nada mas conocerse, fue una intensa atracción. Ahora, meses mas tarde y con sus ideas mas claras que nunca, Sean y Kyle comienzan a experimentar lo que es una relación de verdad durante las vacaciones de verano. Romance y pa...