Pasando de las dos de la mañana, la familia McCarter se despidió montándose en sus camionetas y asegurando al pequeño grupo de cuatro que se quedaba atrás, que habría más reuniones como esa durante las sofocantes noches de verano. Las mesas dispuestas en el jardín trasero aun estaban repletas de comida, que serian las sobras del día siguiente y el aire caliente aun olía a carbón. Pero al menos el ruido había cesado hasta dejar únicamente el canto de los grillos que invadían a noche cálida y bochornosa de Kentucky. Kyle miro sobre su hombro a un rezagado Sean quien parecía listo para huir de cualquier nuevo McCarter que abriera la boca para una nueva conversación. Tal parecía que su familia había agotado al pobre guardaespaldas, sin embargo Kyle, lleno de energía como estaba, no iba a dejar que el hombre se hundiera en un plácido sueño hasta que no arrancara un nuevo y potente orgasmo de su hermoso y sexy cuerpo. Posponer el deseo y la necesidad que aun bailaban dentro de sus entrañas por hundirse en el cálido interior del hombre más viejo no había sido fácil y aun así, Kyle logro subyugar esa creciente lujuria hasta que su familia había volado hacia sus respectivas casas. Aun estaba la pega de que Noah y Emma seguían allí, pero dado que se hospedaba encasa de la pareja, Kyle no iba a ser quisquilloso. Había muchas formas de acallar los gemidos y gritos de placer y él pensaba poner algunas en práctica. Sobre todo su favorita, la de tragarse esos maravillosos ruidos con sus labios.
Viendo la espalda de su hermano, Kyle dio un par de pasos hacia atrás, llegando al lado de Sean, apoyo una palma contra su baja y se aclaro la garganta.
--Bueno… Ha sido una maravillosa velada… ¡Nos vemos mañana! ¡Buenas noches!—grito, mientras empujaba a Sean a través del umbral de la puerta principal, dejando atrás las risas de su hermano y su cuñada.
No había que ser un genio para saber que iba a ocurrir en su habitación en cuanto llegaran a ella, pero estaba claro que se hacían una idea bastante clara de ello, sin embargo le daba igual. Kyle se había puesto una única meta esa noche, e iba a sobrepasarla con nota alta, sobre saliente y matrícula de honor.
--Podríamos habernos escapado sin llamar la atención. —protesto Sean.
Ante la queja, Kyle devoro el pequeño espacio entre ellos con un rápido paso, deslizo una mano sobre el musculoso pecho y presiono a Sean contra el suyo. Lo único que había entre ellos ahora era la delgada tela de sus camisetas que permitía al calor atravesar sus fibras, filtrándose en el cuerpo del otro con un torrente dulce que lo volvía loco. Atraído por el calor y el rico olor de la piel bronceada, Kyle mordió el cuello del hombre y se froto contra él, meciendo sus caderas contra Sean, al pie de las escaleras.
--¿Y arriesgarme a que Emma nos interrumpa para darnos las buenas noches? Ni soñarlo.
--Reconócelo, solo querías hacerlo público.
--No es nada que ellos no hayan hecho previamente, gatito. ¿Te molesta que sepan que vamos a hacerlo como conejos?
Sean exploto con una carcajada que se convirtió en un profundo gemido cuando la mano de Kyle serpenteo sobre la bragueta de sus vaqueros. Sus dedos rozaron la dureza sobre la áspera tela cuando las caderas de Sean se movieron, buscando la presión de la mano de Kyle sobre su anhelante erección. Cada día tenía la posibilidad de tocar a Sean tanto como quería, y sin importar cuantas veces deslizara sus manos a lo largo del cuerpo del su amante, el hambre por tocar mas de aquella exquisita piel lo abrumaba, volviéndose cada vez mas y mas fuerte. Ahogándolo. Convirtiéndolo en un ser hambriento y necesitado del que solo Sean podía hacerse cargo. El sentimiento era tan fuerte que la mayoría de las veces veía como sus manos temblaban, ansiando llegar cuanto antes al alivio que la piel de Sean era. Con el corazón martilleando, Kyle alzo su mano a la altura del cuello de Sean y allí, deslizo su pulgar sobre la terca línea de la mandíbula, alimentándose del tacto.
--Me importa una mierda siempre y cuando no dejes de hacer eso. — gimió el guardaespaldas dejando que su cabeza cayera sobre el hombro de Kyle, abandonado cualquier intento de lucha. Satisfecho por el acto, Kyle dibujo una sonrisa con sus labios cuando saco su lengua y lamio lentamente un lado de la expuesta garganta de su amante. El palpitante pulso lo llamaba, y sus dientes acudieron, mordiendo la tierna piel sobre la vena, acompaño el nuevo gemido de Sean con un jadeo, cuando las puntas de sus viajeros dedos encontraron la bulbosa cabeza del caliente pene.
Momentáneamente cegado por el deseo, unto la humedad hallada sobre sus yemas, esparciendo el dulce fluido sobre sus dedos, alzo la mano hasta su boca y bajo la atenta mirada de Sean, cerró los ojos y chupo sus dedos. El sabor acompaño la maldición teñida de placer del guardaespaldas, cuando sonrió con deleite cuando el sabor único de su hombre cubrió su lengua. Despertando sus sentidos en una furiosa sinfonía de sensaciones.
--Ah, bebé… Podría devorarte igual que a un helado. Eres mi sabor favorito.
--Tú y tu maldita lengua. —Se quejo Sean en un tembloroso jadeo que recorrió su cuerpo a causa de las palabras de Kyle, suavemente susurradas en su oreja.
--Hasta ahora no te habías quejado de mi lengua.
--Es verdad, pero me quejo de lo bien que usas mis propias debilidades contra mi ¿No es cierto, monstruito? Sabes que me gusta cuando hablas así. —dijo Sean, mirándolo brevemente por encima del hombro. —Ahora vamos arriba antes de que entren ¿o quieres darles un espectáculo a tu hermano y a Emma?
Riéndose entre dientes, Kyle uso su cuerpo para empujar a Sean hacia delante sobre los escalones. Y mientras subían las escaleras, el se dedico a mirar las prietas nalgas enfundadas en los ajustados jeans, y negó con la cabeza. Esa no sería una buena idea.
--Emma lo disfrutaría demasiado. Y tanto como la quiero, no me gusta la idea que otros ojos vean lo caliente que eres. Ahora sube. —incito, golpeando con las palma sobre las maravillosas burbujas. Solo basto el momento en el que su mano conecto con el culo de Sean para verse obligado a silenciar un gemido. Viendo como el guardaespaldas subía las escaleras por delante de él, Kyle recorrió con su mirada desde la cima de la cabeza de Sean hasta los talones del hombre, disfrutando de la vista y reconociéndose a sí mismo la suerte que tenia.
Fuese cursi o no, y teniendo en cuenta el rumbo de pensamiento que tenia, Kyle sabía que era un bastardo con suerte en cuanto al hombre que tenía a su lado, pues Sean no era solo una hermosa cascara, había una personalidad envolviendo todo el pack.
Pero aun así, también sabía a ciencia cierta que Sean era un cabrón tentador. Tan bellamente esculpido. Con un cuerpo tan duramente trabajado. Ah, pero Kyle no se engañaba. Con solo echar un rápido vistazo al interior del hombre, era fácil adivinar que Sean no era solo una bonita cubierta. Sean tenía un muro a su alrededor y el joven monstruo estaba dispuesto a quebrarlo y hacerse un hueco en la dura armadura de su hermoso amante, pues presentía que después de contarle todo sobre Tori, iba a necesitar a alguien que estuviese ahí para ser el pilar sobre el cual derrumbarse. Pero por ahora, dejaría todo eso atrás y se centraría en una única cosa; amar y satisfacer al hombre de cada una de las formas que le fuese posible.
Guio a Sean con su cuerpo por el único camino posible en aquel largo pasillo ante ellos.
Con cada vez menos verano que disfrutar, Kyle tenía muy claro que no podía despilfarrar ni un solo segundo de su valioso tiempo junto a Sean, así que las dudas y las tonterías podían quedarse al otro lado de la puerta cuando la cerrara a su espalda. Giro el pomo y llevo a su amante dentro de la habitación. Se giro para echar el pestillo y sonrió cuando el cuerpo de Sean, ligeramente más grande que el suyo, se presiono contra su espalda. Las grandes manos se movieron sobre sus caderas encontrando en su camino la bastilla de su camiseta, aferro con sus dedos la suave tela y la empujo hacia arriba sobre su pecho y afuera por sus brazos, desnudándolo en un fluido movimiento. Acorralado contra la puerta de la habitación, Kyle dio la bienvenida al movimiento. El no era el único que se negaba a perder el valioso tiempo que tenían. Quieto en la jaula que el cuerpo de Sean y la fría superficie de la madera habían creado para él, se quejo cuando la lengua de Sean se deslizo en una dulce lamida sobre su espalda. Su cuerpo se tenso por el placer y tembló cuando aquel maravilloso y suave apéndice dio paso a los dientes del guardaespaldas que sin demora, mordieron su piel, resiguiendo el camino marcado por su columna hacia su nuca. Allí, Sean clavo suavemente sus dientes, enviando un placentero estremecimiento a través de todo su cuerpo. Mientras su corazón latía, desbocado por la pasión y la necesidad, su piel se erizo.
El muy cabrón sabía muy bien lo sensible que era esa parte del cuerpo para Kyle y en cada oportunidad que tenia, usaba el conocimiento para volverlo loco con sus caricias. La experiencia de haberse recorrido el cuerpo de Kyle de arriba abajo le daban a Sean la oportunidad de hacerlo vibrar sin ningún tipo de esfuerzo. Acaricio su cintura y rastrillo las cortas uñas sobre sus abdominales, guiando los dedos hacia la cinturilla de los pantalones que abrazaban las caderas de Kyle. Estaba a punto de perder la cordura por culpa del sensual toque. Caía sin remedio en una bruma expertamente creada para él y de la cual no era tan fácil escapar una vez Sean lo sumergía en ella.
--Se suponía que hoy mi tocaba a mi atacar. —se quejo Kyle en un ronco gemido. Dejo que su cuerpo, tenso y sensible, descansara contra el fuerte pecho de Sean en un abandono total, listo para sumergirse en las expertas caricias de su amante, permitiendo que sus sentidos cobraran vida y sintieran dos veces más de lo normal guiados por las manos y la boca de Sean. El guardaespaldas se rio lamiendo el cuello de Kyle. Mordió su oreja y se froto contra él mientras sus manos se deshacían rápida y eficazmente de toda la ropa que aun lo cubría. Aturdido al sentir el montón de ropa alrededor de sus tobillos, Kyle respiro llenando la habitación con sus jadeos. ¿Cuándo aprendería que nunca debía bajar la guardia con Sean? Aun así, encontró el camino a su determinación y decidido, con la fuerza de voluntad robada de cien hombres, Kyle invertido las posiciones. Era su hora de atacar. Hundió sus manos en el pelo de Sean y beso sus labios con un demandante beso que le dio la oportunidad de guiar al hombre. Disfruto de cada pedacito de Sean que lograba alcanzar, dejando sin sentido al imponente guardaespaldas y haciéndose con un control que casi había perdido. Inclino la cabeza e hizo un camino con sus labios sobre la terca mandíbula cuando Sean jadeo buscando todo el oxigeno que Kyle le había robado, con la cabeza echada hacia atrás y los parpados bajos por el deseo. Las calientes ráfagas seducían a Kyle a besarlo de nuevo, a devorar de nuevo aquellos llenos labios, pero existían muchas formas de vaciar la mente de un hombre y él conocía cada interruptor en el cuerpo de Sean para convertir al fuerte guardaespaldas en un conjunto de músculos y huesos jadeantes y satisfechos. Sin importar que durante todo ese tiempo el hubiese tomado un rol más pasivo, había tenido su buena dosis de aprendizaje durante esos maravillosos ratos.
Mordió el sensible cartílago en la oreja de su amante y se retiro fugazmente para soplar sobre el húmedo cuello. Miro dentro de los brillantes ojos de Sean, satisfecho por la bruma que lo cubría, sabiendo que aquello era mucho más que un momento de frenesí sexual. Kyle necesitaba llegar a Sean no solo físicamente, y para ello también era necesarias las palabras.
--Puede que esté perdiendo mi mente por la necesidad de hacerte mío esta noche, pero no lo hare sin antes decirte lo mucho que te amo.
--Yo también, chico… Ahora, pon esa lengua a trabajar y deja las palabras para luego.
Riéndose, Kyle accedió a cumplir la petición contemplando al guardaespaldas desde arriba, bebió de la imagen por un momento. Ellos mantenían la broma del alfa en todo momento pero ambos sabían que no había realmente un dictador entre ellos. Encajaban bien y podían explorar todo aquello con lo que se sintieran cómodos. Kyle encontró que ser el que acogiera a Sean dentro de su cuerpo era lo que más le gustaba independientemente de ser el “alfa” o no. Después de todo la posición del “dominándote” estaba un poco sobrevalorada, pues el mismo siendo el “pasivo” había encontrado más control en Sean que el pobre hombre en el. Si se amaban y se sentían cómodos el uno con el otro, ¿Por qué debían encasillarse?
Arrodillado en medio de la cama, Kyle bebió de la imagen ante él. Desnudo, agitado y abrumado por el placer, Sean era un sueño húmedo para Kyle. Erótico y decadente. Comenzaba a sentir picor en las puntas de sus dedos ante la necesidad de adorar a aquel ser maravilloso que se extendía para él. Tan hermoso. Tan absolutamente perfecto e imperfecto en cada una de sus facetas que si Kyle no estuviese sintiendo el calor que manaba del inmenso cuerpo, no creería que realmente un hombre así pudiese llegar a existir. Pero lo hacía. Y estaba a la espera de que tomara el placer que le prometía. Tumbado sobre su espalda, con toda aquella gloriosa piel morena desnuda, Sean lo invitaba.
Rugiendo dentro de el, la necesidad por aprenderse cada rincón de Sean era un ruidoso grito que clamaba por obediencia. Llevo sus manos hacia las piernas de su hombre y las deslizo hacia arriba sobre los muslos abiertos, vibro ante el gemido que lleno la boca de Sean. Con la cabeza echada hacia atrás, el guardaespaldas había decidido abandonar la idea de mirar lo que Kyle hacia, sintió las caricias con los ojos cerrados. Jadeo en un mar de deleite cuando las manos de Kyle, grandes con cálidas palmas que tan bien conocían el cuerpo de Sean, se deslizaron hacia arriba por la cara interna de los fuertes muslos. Sus puntas cosquillearon sobre las ingles, siguieron hacia arriba obviando la dura erección descansaba sobre el bajo vientre de Sean, que boto derramando humedad desde la orgullosa cabeza. Bañando la piel del apretado abdomen.
--Kyle… No juegues. —gruño Sean, enfocándolo con un par de brillantes esmeraldas en un rostro contraído por el deseo. En esos momentos, Sean era la imagen de la cruda necesidad sexual.
--No lo hago adrede. Es la primera vez que te tengo así para mí. Déjame disfrutarlo un poco. Quiero aprenderme cada rincón de ti. —susurro.
Bajo su boca y presiono un beso sobre un muslo. Luego el otro, deleitándose con la suave y sensible piel que su boca rozaba. Escuchando el placer en la respiración de Sean. Subió sobre la caliente piel hasta la unión de aquellas fuertes piernas con las caderas, sintiendo bajo sus manos como el cuerpo de Sean temblaba a medida que lo acariciaba, mordió suavemente el prominente hueso, sintiéndolo saltar sobre la cama. Cada acción tenía su recompensa. No importaba cual fuese, Sean respondía a cada uno de los toques. Manos. Labios y lengua, cada parte del cuerpo de Kyle que podía dar placer estaba dispuesto a volver loco a Sean. Lamio su bajo vientre, disfrutando del sabor de la bronceada piel, mientras su mejilla, traviesa y exigente, rozaba la dura longitud que lloraba por un poco de su atención. Sean soltó un lamento, pero no lucho contra la atención.
Tenía tanta hambre de esto. Nunca había sentido la necesidad de “atacar” sin embargo, ahora que Sean era un festín para sus sentidos, Kyle no iba a ceder en nada. Necesitaba conectar con Sean de una manera que ni siquiera el mismo sabia cual era. Pero había algo que si tenía claro. Aun que Sean rogara, el no iba a dejar pasar aquella maravillosa oportunidad de memorizar una vez más los dulces rincones del cuerpo del hombre.
Subió por el fuerte cuerpo, parando para adorar con su boca la caliente piel. Moldeo sus labios sobre cada pronunciado musculo, sintiendo el poder brotar del jadeante hombre, miro hacia arriba bajo sus pestañas y sonrió. La sombra de la lujuria y la necesidad empañaba la mirada verde de Sean mientras permanecía tendido y a la espera de que Kyle extinguiera las llamas encendidas dentro de el. Pero aun no. Todavía no lo haría.
Perfilo con sus labios los inflados pectorales y se aferro a la endurecida cima. Chupando el tenso pezón en un duro ataque. Sean se arqueo. Un profundo gemido abandono sus labios cuando sus manos, grandes y exigentes presionaron la cabeza de Kyle más cerca de su cuerpo. Demandando más. Necesitándolo. Rogando por ello entre jadeantes respiraciones y roncos gemidos.
--Kyle… Kyle… Por favor. — Gimió Sean, sacudiendo sus caderas contra la parte alta del muslo de Kyle. Su erección dejo un rastro húmedo. Un grito silencioso de la dolorosa necesidad de obtener un poco de su atención.
Apoyado sobre las palmas de sus manos, Kyle miro hacia abajo al rostro de Sean y vibro. Su hombre tenía la piel brillante por el sudor. Sus músculos temblaban. Y su respiración era un jadeo constante que sacudía su pecho en cortas ráfagas de aire. El espero y no se movió hasta que los ojos de Sean se abrieron. La mirada aturdida y necesitada hizo estragos dentro de Kyle, pero aguardo hasta que el hombre se lamio los labios en un gesto de nerviosismo para romper el silencio.
--Dime qué quieres, Sean.
--¿Vas a hacerme decírtelo? Yo nunca te he hecho eso.
--Por que tu, mi hermoso amante, eres mucho mejor que yo. Dímelo Sean. Dime que necesitas de mí.
Durante un segundo, Sean lo miro en silencio, perdiendo parte de la bruma que cubría sus ojos cuando una lenta sonrisa se alojo en sus hinchados labios a causa de sus besos.
--Justamente eso, Kyle. Te necesito a ti.
Rendido por sus palabras, Kyle dejo caer su cabeza contra el cuello de Sean y respiro hondo por un largo minutos. Llenándose de la esencia del hombre se alzo y lo beso.
--¿Puedes tomarme así o quieres ponerte sobre tus manos y rodillas?
--Así. Y date prisa o voy a hacer el viaje sin ti.
Llenando su boca con una pequeña risa, estiro su cuerpo hacia la mesita de noche, recibiendo la hambrienta boca de Sean, tan pronto se cruzo el del guardaespaldas. Lamio y mordió su piel, jugando al mismo nivel que sus manos. Gruñendo, abrió el cajón de un tirón y agarro una pequeña botella de lubricante y un condón. Se hacia atrás sobre sus talones, dejo el paquete de aluminio sobre la cama para después y aferro la botella con su mano.
Apoyado sobre sus codos, Sean se estiro hacia él. Sus dedos se deslizaron sobre su abdomen, golpeando con las yemas de sus dedos la orgullosa erección que apuntaba desde sus caderas. Compartió una mirada con Sean y asintió, mas para sí mismo que para su hombre.
Roció sus dedos con un poco del pringoso gel y lo calentó en sus yemas antes de bajar y guiar su dedo hacia aquella apretada entrada. Rodeo el tenso musculo, escuchando un explosivo jadeo abandonar los labios de Sean, temblando cuando al piel hizo contacto con mas piel. Kyle se centro queriendo darle todo el placer posible a Sean, acaricio la delicada carne con sus yemas mientras su otra mano viajaba y rozaba la piel expuesta de Sean. Rodeo la firme carne de su erección con una mano, sintiéndolo pulsar contra su palma y lo acaricio en un lento toque que hizo estremecer a Sean.
Dividió su atención, queriendo que Sean tuviese todo el placer que fuese capaz de tomar. Lubrico su entrada, usando sus dedos para estirarlo. Primero uno. Luego otro. Frotando y rozando ese punto maravillosamente dulce dentro de Sean que hizo bailar al hombre sobre la cama con un agudo grito que Kyle tuvo el placer de silenciar. Con la piel perlada por el sudor, Sean era un exquisito cuadro representando a la perfección la pasión.
Estaba siendo muy difícil controlarse. Movió sus dedos, acariciando el suave calor dentro de Sean, sintiendo en sus dedos como el hermoso guardaespaldas vibraba. Sean respondía tan bien a sus caricias que Kyle se encontraba haciendo cuentas matemáticas para no liberar su carga sobre los extendidos muslos de su amate. Apretó los dientes y probo la entrada de Sean antes de añadir otro dedo al par que jugaban dentro del hombre. La nueva presión fue recibida con un gemido. Las caderas de Sean se movían, balanceándose buscando el encuentro con los dedos que lo preparaban para Kyle.
--Ya. —gruño Sean. Kyle negó y bajo la cabeza hasta que sus labios tocaron la tensa boca de su amante.
--Aguanta un poco. Casi estas, Sean.
--¡Y un infierno! No voy a esperar más.
Sean lo empujo, sacando de su cuerpo los dedos de Kyle. Se sentó sobre sus talones en la cama y alcanzo con un rápido movimiento el paquete de aluminio. Lo abrió y el fluido movimiento lo saco y lo deslizo por la llorosa erección de Kyle con un bajo siseo de placer. Enfundado en el condón, Kyle apenas registro el ataque. Parpadeo y vio a Sean, glorioso como solo él podía ser, montado sobre sus caderas, completamente desnudo y excitado. El hombre se inclino hacia delante, apoyando una mano sobre el pecho de Kyle lo guio hacia sí mismo.
Kyle apretó los dientes, sintiendo el acogedor interior de Sean rodearlo en un apretado puño, a medida que las caderas de Sean bajaban, asentando las firmes nalgas sobre la cima de sus muslos, logrando que Kyle se perdiera en la placentera sensación. Hundió los dedos en las caderas de Sean y abrió sus ojos para contemplar a su amante. Tenso, montado sobre él, su hermoso guardaespaldas respiraba hondo intentando ajustase a su grosor.
Kyle moría por moverse, pero prefería que sus bolas se cayeran azules por contenerse que hacerle daño a Sean, así que conto ovejitas y rezo por no irse demasiado rápido solo por el apretado agarre que lo mantenía firmemente en el acogedor interior de su amante. No era algo fácil de hacer. Todos sus sentidos gritaban al mismo tiempo en un cuerpo sensible por las emociones y las sensaciones que lo ahogaban. Froto sus manos arriba y abajo sobre los tensos muslos de Sean y miro la cara del hombre, anclándose en aquella increíble mirada. Poco a poco la tensión en los hombros del guardaespaldas disminuyo hasta que un largo suspiro se deslizo de sus labios entreabiertos. Sus miradas conectaron y una lenta y satisfecha sonrisa adorno los labios del hombre. Orgulloso por su audacia.
Capullo.
Movido por la necesidad de moverse, froto el pliegue en la cadera de Sean.
--Estoy muriendo aquí, bebé. ¿Puedes… moverte?
Por un breve momento Sean se sorprendió para dar paso a una risa que llevo a Kyle al extremo de un prematuro orgasmo. El joven apretó los dientes, conteniéndose, temiendo perder alguno de ellos por la fuerte presión, hinco sus dedos en los muslos de Sean y se tenso.
--¡No hagas eso, maldita sea!
Con una provocativa sonrisilla, Sean entorno los ojos y se rio de nuevo. Kyle le devolvió el gesto.
Bueno, si estas tan a gusto ahí arriba, vamos a ver si puedes manjar que me mueva, pensó Kyle.
Agarro los brazos de Sean y lo derribo sobre su pecho. Beso con hambre su boca y llevo sus manos al culo del guardaespaldas, apretando con sus palmas los músculos gemelos, hinco los talones en el colchón y se meció, saliendo para luego entrar de nuevo, arrastrándose dentro del apretado calor de su hombre. Sean se derritió en un gemido. Un abrupto sonido que lleno su boca cuando silencio el placer de Sean con sus labios.
Su corazón bombeaba con tanta fuerza que parecía que iba a partirle el pecho, mientras los riachuelos de sudor los bañaba a ambos, alimentando la fricción entre sus cuerpos desnudos. Donde atrapada entre ellos, la erección del guardaespaldas lloraba por las caricias, así como el hombre conectado a ella, rogaba por un poco más del placer completo que Kyle le negaba con el control de sus movimientos, llevando a Sean hacia la cumbre de un intenso orgasmo, solo para detenerlo a mitad de camino, justo cuando podía sentir la liberación de su deseo recorrer su cuerpo como un latigazo. El placer era una fuerte descarga que recorría su columna. Jadeos cortos, rápidos y ahogados abandonaban los labios de Sean mientras el se movía lentamente dentro y fuera de su cálido interior.
Recorrió con sus manos la suave espalda mientras sus caderas tomaban la iniciativa con un tortuoso vaivén. Cada golpe dentro de él arrancaba un nuevo gemido, un ahogado grito que los labios de Sean se tomaban el tiempo de bloquear cuando la roma cabeza se clavaba en el dulce lugar alojado dentro de él. Kyle sintió a Sean vibrar sobre su cuerpo, hambriento de algo que el lento ritmo no podía darle y tomo la oportunidad de devolución de cada uno de los favores que el hermoso guardaespaldas le había hecho en esa misma cama durante las semanas pasadas.
Abrazo a Sean y los giro, acostando a su sorprendido amante a descansar sobre su espalda. Busco los labios de Sea y los beso. Mordió la barbilla e hizo un lento camino hacia abajo por el cuello del hombre, sintiendo contra la delicada piel de sus labios el rápido pulso. Con una lenta sonrisa, miro a Sean lo justo para advertirle.
--Agárrate fuerte, gatito, hay baches en el camino.
Su gruñido fue acogido por una sofocada risa que dio paso a un duro gemido cuando las caderas de Kyle se estrellaron contra las de Sean. Ya no había más suaves vaivenes ahora todo consistía en arrancar cada pedazo de placer que pudiera lograr alcanzar. La piel abofeteando piel era una melodía llena de fuerza acompañando los gemidos que componían la canción perfecta en su batalla por alcanzar la cima del intenso orgasmo que el movimiento prometía. Kyle no dio tregua y Sean no parecía necesitarla, lo único que ambos ansiaban con cada una de sus jadeantes respiraciones era la liberación que solo el cuerpo del otro podía darles.
Incitado por los sonidos, el calor del momento y el dulce abrigo que lo envolvía, Kyle se movió como un hombre poseído hacia la cima. Yendo a través de la bruma, encontró un camino marcado y coronado por un fuerte estallido que cegó su visión cuando busco los labios de su amante para silenciar el grito de placer que su orgasmo arranco de su tenso cuerpo. Pulsación tras pulsación, Kyle libero su pesada carga dentro del apretado calor de Sean. Aferrado a él como un puño de hierro, Sean estaba en su propio mundo, permitiendo que su cuerpo pasara a través del placer obtenido.
Se desplomo sobre Sean, con la cara hundida en el pecho del guardaespaldas, busco entre resuellos todo el aire que le había sido robado. En esos momentos no era mucho más sólido que la masilla.
Con caricias lentas, Sean lo sostuvo sobre él. Deslizando sus dedos sobre su nuca y entre su pelo mojado por el sudor, el sexy guardaespaldas intentaba controlar su respiración tanto como él. Después de unos minutos de necesitado descanso, Kyle beso el pecho de Sean, y acaricio sus costillas antes de impulsarse hacia arriba sobre sus manos. Salió despacio del acogedor interior, extrañando ya el apretado abrigo y beso los labios del hombre antes de echarse hacia atrás sobre sus talones y quitarse el preservativo. Lo anudo rápidamente.
--No te muevas, ya regreso. —susurro, robando un rápido beso de los labios de Sean.
--Tranquilo… No creo que pueda.
Antes de entrar al cuarto de baño, Kyle echo un rápido vistazo sobre su hombro y sonrió con demasiado orgullo, pues tendido sobre la cama desecha, Sean mantenía los ojos cerrados mientras su lenta respiración expandía un pecho desnudo lleno de las marcas de sus besos. Desnudo de pies a cabeza, las relajadas extremidades solo revelaban la cansada satisfacción que invadía cada parte de su magnífico cuerpo. Quizás era pegarse demasiado de si mismo ¿pero quién había logrado aquello? Nadie salvo el. Y qué bien se sentía ser capaz de darle todo aquello que la persona que amaba necesitaba. Dada igual si era físicamente o de manera emocional o sexual, ser capaz de llegar a ese punto era increíble. Después de deshacerse del látex, Kyle humedeció dos toallitas pequeñas en agua fría. Si se atrevía a llevarle a Sean algo caliente en esos momentos, a pesar de lo adormilado que parecía cuando se había alejado de el, tendría la suficiente fuerza como para lanzarle cualquier cosa con la consistencia suficiente para hacerle saber su desagrado hacia la temperatura. Regreso a la habitación y sonrió. Si, su hombre estaba más en el mundo de los sueños que en el de los hombres despiertos. Limpio el semen sobre su abdomen, mimando la piel y a Sean con la pequeña tela, cuidando del guardaespaldas con suaves toques, caminos llenos de besos y miradas robadas hacia un rostro relajado y adormilado, escuchando algunos de los suspiros que derramaban sus labios. Se ocupo rápidamente de sí mismo y lanzo las toallas hacia el cuarto de baño. Se subió a la cama y se tumbo de costado al lado de Sean.
Había sido la primera vez le hacía el amor a un hombre, pero no a cualquiera, sino a su hombre. Para él, desde su punto de vista había sido perfecto. A veces sexo pro sexo estaba bien y era correcto. El cuerpo necesitaba la liberación que el acto podía darle, pero él no buscaba solo sexo en ese momento aunque inicio de ese modo en el oscuro aparcamiento esa misma noche. Ser capaz de conectar con Sean a un nivel mucho mayor que solo el físico creaba una fuerte sensación de satisfacción que poco tenía que ver con la parte física de una relación. Su pecho explotaba en esos momentos debido a la cálida sensación que bañaba todo su interior cuando fijo sus ojos en el rostro de Sean mientras el hombre entraba y salía del sueño. Beso el hombro de Sean y lo rodeo, cruzando un brazo sobre el duro estomago. Hizo un camino de besos sobre la clavícula y el hueco de la garganta, escuchando la respiración del guardaespaldas abanicar su oreja.
--Te amo.
***
Cuando Sean se despertó lo hizo solo en una cama desecha. Aturdido por el sueño, barrio la habitación con la mirada y suspiro. ¿Dónde estaba su monstruito? El chico no estaba por ningún lado y la intención de Sean cuando despertara había sido la de recompensar la increíble atención de esa madrugada. Su cuerpo aun sentía los efectos con suaves dolorcillos e incomodidades, pero nada que una ducha no pudiese aliviar, y nada tan grave como para no ir a por otra ronda tan pronto pudiera encontrar a su chico.
Estirando su cuerpo sobre las arrugadas sabanas, Sean bostezo con fuerza. Se sentía letárgico a causa de la satisfacción. Kyle le había demostrado ser un amante increíble dejando ver un lado que durante tantos meses permaneció dormido y casi diría que escondido, solo para despertar de la mejor forma.
Rasco su pecho, comprobando, cuando bajo su mano sobre su vientre con una pequeña sonrisa, que no había nada del semen que su explosivo orgasmo había dejado sobre su piel. Ni siquiera recordaba ser limpiado, pero estaba claro que Kyle cuido de él. Quizás estaba demasiado somnoliento como para registrar cualquier movimiento mas allá que el que hacia su pecho al respirar, pero agradecía mucho el detalle.
Salió de la cama y entro al cuarto de baño. Iba a darse una ducha e iría a conseguir algo de comida. Se sentía famélico. Era tarde para la hora en la que normalmente se levantaba, pero después de una buena noche sacando su cerebro con sexo, su cuerpo se había apagado como una luz listo para regenerarse de nuevo. Asique a pesar de que ya era un poco más del medio día, Sean no se sentía mal por haberse quedado dormido. Sí, tenía que hacer su trabajo y cuidar de Emma, pero ella sabía que no podía ir a ningún lado sin Coreo o el mismo así que estaba seguro que la embarazada no había puesto un pie fuera del rancho.
Chorreando agua sobre el suelo, Sean froto una toalla sobre su cuerpo, eliminando la humedad de la ducha, soltó un maldición cuando la suave tela rozo sus pezones. Al mirar hacia abajo, entrono los ojos.
Las arrugadas puntas estaban enrojecidas por culpa de Kyle. Su monstruito se había pasado minutos enteros amamantándose de las sensibles cimas, en un exitoso intento por volverlo loco con uno de los tantos puntos dulces que tenia. Y ahora Y ahora iba a pagar el precio por disfrutar tanto de la exquisita boca de Kyle. Sean se seco el resto del cuerpo, coloco la toalla en su cuello y camino desnudo dentro de la habitación. Consiguió un par de vaqueros y una camiseta, que paso cuidadosamente sobre su pecho y salió del cuarto.
Sus pezones no eran los únicos que dolían, pero cada pequeña incomodidad era bienvenida si Sean podía conseguir más de Kyle. Pero por hoy al menos, Sean lograría mantener su libido bajo control. La suya y la de Kyle. Por el bien de sus pobres pezones.
***
Aun estaba despierto cuando la puerta principal fue duramente sacudida por un agitado puño, poniendo todos sus instintos en alerta, salto de la cama al mismo tiempo que Kyle se despertaba completamente aturdido en medio de las sabanas. Pasó de volada, cogiendo los desechados vaqueros que cubrían el suelo y se los fue poniendo entre un paso y el siguiente, acercándose a la puerta que mantenía su privacidad intacta. No le hizo falta llamar a la puerta de Noah y Emma, pues tan pronto el llego a la altura de la habitación matrimonial, Noah salió. A su espalda, Sean escucho los amortiguados pasos de Kyle.
--¿Está todo bien, Sean?
--Voy a averiguarlo.
No era común que alguien llegara a interrumpir el sueño del jefe a esas horas de la madrugada ya que todo el rancho sabia que Noah se tomaba muy enserio la protección de Emma, sobre todo ahora que la mujer estaba embarazada. Por otro lado, si ocurría algo en el rancho respecto a los animales, era Craig quien se hacía cargo de ello.
Frente a la entrada, Sean agarro el pomo y tiro, abriendo la puerta de par en par. Al otro lado estaba Craig, el capataz del rancho. Bastante nervioso y a medio vestir, sus ojos se movían con urgencia.
--¿Qué ocurre?
--Necesitamos manos extras. Han roto la valla y parte del ganado se ha escapado. Nos han avisado que está obstruyendo la carretera. Una de las novillas ha muerto.
--Mierda…
Kyle apoyo su mano sobre el hombro de Sean y se coloco a su lado para hablar con el capataz.
--Voy a vestirme. Es mejor si Sean se queda aquí a cuidar de Emma. Vamos a tardar bastante aun con todos nosotros, así que llamare a mis primos por un poco de ayuda.
--No. Es mejor si voy yo. Corey no sabe arrear el ganado. El puede quedarse aquí con Emma.
--Iré a llamarlo mientras vosotros os vestís.
Sean asintió, aceptando la pequeña ayuda del capataz. Debido a que Sean siempre estaba en casa o lo suficientemente cerca como para ocuparse de la plena protección de Emma, y dado que Corey quería un poco de intimidad para sí mismo, el hombre vivía en una pequeña casita a unos minutos de la principal. Cuando Craig se marcho, Sean cerró la puerta y corrió escaleras arriba para vestirse con Kyle pisándole los talones. En el pasillo, Noah esperaba con los brazos cruzados apoyado sobre el marco de la puerta entreabierta.
--¿Qué pasa?
--Alguien ha roto la valla.
Anuncio Kyle y Noah arqueo las cejas.
--¿Alguien? ¿Por qué estas tan seguro que es un alguien?
--Por que las roturas de las vallas que repare hace semanas con los chicos no habían sido rotas por los animales. El corte era demasiado limpio para serlo.
--Y supongo que sospechas de alguien en particular.
--Los vaqueros creen que podría haber sido el tipo que despediste.
Soltando un suspiro, Noah golpeo su cabeza contra el marco. Sean no pondría la mano en el fuego ante ese hecho, pues no tenían pruebas de que el pequeño enclenque que pillaron maltratando a Goliat y que además se atrevió a saltar sobre Emma, fuese el culpable. Cuando el ayudante del Sheriff se lo llevo después de que Sean lo redujera, iba bastante asustado como para atreverse a hacer algo mas allá que mirarlos mal cuando se los cruzara por la calle. Que hasta el momento no había pasado. Pero todo era posible. Sin embargo, creía en el juicio de Kyle y si el chico se había percatado de que el corte era demasiado limpio, lo creía. Así que… Si no había sido el enclenque que despidieron ¿Quién mas podría haber sido? Mierdy-Bobby no era tan audaz como para acercarse demasiado al rancho, sabiendo que había tantos enemigos a los que debería batir si lo pillaban, de modo que era un seguro no en su lista de culpables. Pero como había dicho, no tenían pruebas de que hubiese sido este o aquel otro, de modo que por ahora lo único que podían hacer era poner sus culos en movimiento y regresar el ganado al pastizal del que había salido. Sellar la rotura y esperar a que amaneciera para poder hacer un trabajo limpio. Si por casualidad pescaban al culpable en un intento por reincidir en la valla, era un plus que se llevaban.
Abajo, la puerta principal se abrió y cerró, dando la bienvenida a un par de apresurados pasos que sonaron sobre las escaleras. Sean se asomo, dándole un rápido saludo a Corey, confirmo con unas pocas palabras que el hombre estaba al tanto de lo ocurrido y cuál era su trabajo en esos momentos y se alejo, dejando que Kyle hablara con su hermano mientras el conseguía las pocas cosas que necesitaban para salir corriendo hacia el caos. Consiguió un par de camisetas, botas y calcetines y salió de nuevo, entregándole los artículos al chico.
Iba a ser una noche movidita y Sean se preparo mentalmente para ello. Aun recordaba de sus años con sus padres como era el asunto de reunir y redirigir a un montón de vacas de regreso a las tierras a las cuales pertenecían sin que ninguna de ellas se revelara o descarriara. A parte de eso, el número de animales había aumentado de un tiempo a esa parte, pues Noah había decidido tener un rancho en toda regla. Quizás no compro el rancho con la idea de sacar partido de la tierra, pero en la actualidad lo hacía y muy bien de echo. El junto a Craig la mano derecha del hombre, habían convertido Los Ojos de Noah en un gran lugar.
Craig los detuvo en su camino para darles la dirección del cercado roto y se marcho de regreso a su camioneta. Juntos se dirigieron hacia el prado norte, donde un pequeño grupo de caballos despuntaba en una preciosa selección de negro, gris, chocolate y blanco de las distintas razas. Nada mas acercarse al cercado, Kyle silbo llamando a su inseparable compañero desde que Noah y algunos vaqueros lo llevaron al rancho dos semanas atrás, Kit era un precioso cuarto de milla que encajaba a la perfección con su monstruito. No era el único cuarto que habían llevado al rancho, pero estos vinieron acompañados por otros dos caballos de distintas razas. Si no conociera a Noah como lo hacía, pensaría que estaba pensando en meterse de lleno en la cría de caballos.
Kit se acerco con paso ligero, relinchando en cuanto se aproximo a la cerca y golpeo la mano extendida de Kyle con la nariz. Siguió el ejemplo de Kyle y llamo a Sombra otro cuarto de milla. Con sus monturas siguiéndoles el paso hacia los corrales donde guardaban todas las sillas de montas, mantas y herramientas para el cuidado de los caballos, Sean miro a Kyle con un poco de preocupación. Nunca había visto al chico en una situación complicada como la de esa noche y no quería que la inexperiencia le hiciera salir herido, así que estaba luchando contra sigo mismo para no mandar a Kyle de regreso a casa como si fuese un niño. Confiaba en el, sabía que podía montar como el mejor de los vaqueros, no por nada sus tíos tenían su propio rancho del que había disfrutado mucho cuando era niño, segundo el mismo Kyle había afirmado, pero ¿la estancia en el rancho había llegado a darle la oportunidad de ponerlo a arrear vacas? Por algún motivo, lo dudaba.
Prepararon rápidamente a los caballos, revisando sus cascos y asegurándose que todo estaba en orden antes de montarlos y dirigirlos al lugar del caos. Al llegar al lugar señalado por Craig, Sean maldijo en voz alta por el barullo de vacas y terneros que había allí. La cerca tenía un enorme boquete por el cual habían salido todas las cabezas de ganado que pastaban en ese pastizal, no dejando ni una sola dentro de los límites de la tierra.
Vio a lo lejos como Craig hacia señales para que comenzaran a ayudar y seguido por un impulso, antes de que Kyle pudiera alejarse demasiado de él, detuvo al hombre y al caballo, apropiándose de las riendas de Kit.
--Ten cuidado.
--Tu también.
Montado sobre su caballo, como un jinete experimentando, Kyle se alejo para comenzar a ayudar, dejando atrás a Sean con una extraña presión en la boca del estomago que no podía sacarse de encima. Era como un presentimiento. Si alguno de los animales se volvió loco y el caballo se asustaba, su monstruito podría salir despedido desde lo alto del corcel. Y una caída de ese estilo no solo era dolorosa sino también podría ser peligrosa.
Reprimiendo su necesidad de sacar a Kyle de allí, dirigió su montura hacia un lado de la carretera y comenzó a guiar al ganado dentro de la valla. Tenían un patrullero allí, bloqueando la carretera mientras se encargaban de todo el jaleo de vacas.
Trabaron hombro a hombro, guiando la masa de vacas hacia las tierras de Noah como si fuesen una sola unidad. Ayudándose los unos a los otros, estaba claro que todos los implicados estaban acostumbrados al trabajo. Debido a la tranquilidad que le trasmitieron los demás vaqueos y el par de primos que habían llegado tras la llamada de Kyle, Sean se relajo demasiado hasta que vio como a unos metros, el caballo de Kyle se encabrito debido a una de los animales que guiaba con su musculoso cuerpo. Sean vio el rostro centrado pero asustado de Kyle antes de que el chico saliera volando desde su montura. Fue lanzado duramente hasta aterrizar pesadamente sobre su espalda. Encogiéndose por dentro, Sean espoleo a Sombra.
--¡Kyle!
Cruzo la distancia en un tiempo record, olvidándose por completo de Kit y del resto de animales y personas, centrándose únicamente en el hombre tendido sobre el suelo. Freno a Sombra y salto del caballo para arrodillarse al lado de Kyle. Con solo verlo supo que Kyle estaba inconsciente sobre la tierra con unos pocos raspones aquí y allá sobre sus brazos y una sangrante herida en la cabeza. Asustado hasta la muerte, Sean busco el pulso del chico con temblorosos dedos, encontrándolo fuerte y constante así como su respiración, sin embargo ver que no despertaba sin importar cuantas veces la gente a su alrededor dijese su nombre no le gustaba.
--No lo muevas. Ya he llamado a la ambulancia y están en camino.
--No despierta… ¿Por qué no despierta?—pregunto sin apenas registrar las palabras del agente.
Temblaba de arriba abajo cuando acerco sus manos a las mejillas de Kyle y sin llegar a tocarlo las bajo para aferrarse a una de sus grandes manos, sintiendo como su corazón se saltaba un latido por culpa de la angustia.
--El estará bien, Sean. —dijo uno de los primos, colocando una mano sobre su hombro. Toda la familia era consciente de la relación que Kyle y el tenían, pero era la primera vez que cualquiera de ellos podía ver como el guardaespaldas se preocupaba por el universitario.
Pese a las palabras, Sean no se sintió mejor. No podría hacerlo hasta que los ojos de Kyle no se abrieran y comprobara de boca del mismo chico que estaba cien por cien bien. O mejor dicho, hasta que un profesional lo revisase y le dijera que su monstruito estaba en perfecto estado.
Se mantuvo al lado de Kyle hasta que la ambulancia llego y el paramédico a bordo lo aparto para poder atender a su amante. Kyle aun no había abierto los ojos. Y justo después de revisarlo rápidamente sobre el suelo, lo colocaron sobre una camilla y lo metieron en la ambulancia.
--¿Es usted familia del paciente o sabe como contactarse con ellos?
--Es familia. —intervino uno de los primos antes de que él pudiera contestar. Sean se sintió conmovido y agradecido por ello.--¿Cómo esta mi primo?
--Sus constantes son normales pero vamos a llevarlo para asegurarnos de que todo está bien.
Una fuerte palmada sonó en su espalda, pues más que sentirla la escucho. Miro sobre su hombro, comprobando que Nathan y Garrett estaban allí de pie junto a él. El mayor de los hermanos lo empujo, señalándole la ambulancia y Sean no se lo pensó dos veces.
--¿Puedo ir con él?
--Si. Desde luego.
Nada más llegar al hospital y ver como se llevaban a Kyle adentro, Sean se tomo un momento para respirar y llamar a casa. Probablemente ya habría recibido la noticia de boca de sus primos, era creía que era correcto avisar a Noah de que su hermano pequeño estaba en el hospital por una caída desde su caballo. Fue una llamada rápida que no le quito más tiempo que el necesario pues su jefe sabía que había ocurrido gracias a sus primos. Le aseguro que estaría allí tan pronto como fuese posible y le dijo que permaneciera al lado de Kyle, como si hiciera falta que lo dijera. En esos momentos, lo único que podía hacer era intuir lo que había pasado con Kyle y lo que el chico tenia, pero debido a que nunca estudio la carrera de medicina no estaba en su haber decir nada. Así que hizo lo único que podía hacer; esperar. Y no fue fácil, pero por suerte, mas pronto delo que creía posible un doctor con bata blanca salió y pronuncio su nombre.
--¿Es usted familia del señor McCarter?
--Si ¿Cómo está Kyle?
Por un momento el médico lo miro con suspicacia, notando el poco o el nada de parecido entre Kyle y el, pero igualmente respondió. No era incumbencia del bendito doctor si Kyle y el eran familia sanguínea o marital. A él solo le interesaba el conocimiento que el tipo tenia sobre su amante y nada más.
--Se ha despertado mientras le hacíamos las pruebas y ha expresado su deseo de regresar a casa. Tienen una pequeña conmoción cerebral que no debería ser ningún problema de cuidar en su hogar si hay alguien para vigilarlo y despertarlo cada poco tiempo. A parte de eso presenta algunos raspones y una herida que hemos cerrado con puntos de papel.
Todo el peso de la preocupación fue rápidamente lavada por el alivio y la gratitud.
--Muchas gracias, Doctor.
--No ha sido nada. Tan pronto le entreguen el alta podrá marcharse. ¿Usted podrá cuidar de él?
--Si, si… No se preocupe, lo hare. ¿Puedo ir a verlo?
Siguió el camino indicado por el doctor, con el cuerpo vibrando por la necesidad de ver a Kyle y nada más llegar al lugar indicado entro y respiro con alivio al ver los ojos verdes del monstruo abiertos de par en par. Acostado sobre la cama, Kyle mantenía la misma ropa con la que había salido de la casa para ayudar en el arreo del ganado pero los raspones que cubrían sus brazos y los puntos de papel que se vislumbraban bajo el pelo rubio no estaban allí cuando fueron a ayudar al resto de vaqueros. Una pequeña sonrisa lleno los labios de Kyle en cuanto lo vio.
--Hi.
--¿Hi? ¿No te dije que tuvieras cuidado? ¿Tú sabes…?
Ni siquiera fue capaz de terminar su reprimenda pues a medida que se acercaba las palabras se fueron apagando sobre sus labios cuando deslizo una temblorosa mano sobre la mejilla del chico, sintiendo la piel caliente y la suave respiración acariciar sus dedos.
--Lo siento. Kit se asusto cuando la vaca lo toco y no pude calmarlo.
Sabía que Kyle estaba hablando pero en ese punto apenas registro las palabras del chico cuando se inclino y acuno su nuca con una cuidadosa mano que rozo el corto pelo rubio mientras sus labios descendían hasta tocar la boca llena del monstruo. Fue apenas un leve susurro sobre la tierna piel pero lo único que podía calmar el corazón, aun, desbocado de Sean ayudándose del contacto. Verlos despierto. Escucharle hablar y saber que estaba bien fue como si alguien derramara un dulce bálsamo sobre él. Y no por primera vez durante esa noche se sorprendía de lo importante que podía llegar a ser una persona que hasta hacia uno o dos años atrás no era nada más que un desconocido para él. Ahora sin embargo, solo ver ese pequeño accidente con el caballo tenía a Sean ido por la preocupación. Pero ahora estaba tranquilo, aliviando así la imagen que parecía haberse grabado a fuego en su mente de ver como Kyle volaba sobre su montura y aterrizaba a un lado de la carretera, inconsciente. Su monstruito se había convertido en una parte indispensable para él. Amaba al chico de ojos verdes que hacía de compinche con Emma y que lo volvía loco con su sola presencia. Si… se había enamorado de él desde ese mismo instante en cual lo freno en ese aeropuerto atestado de gente para que no corriera detrás de una Emma que iba directa a los brazos de Noah en Nueva York. Y mientras tanto, el se quedo allí, plantado ante un hermoso chico de ojos verdes que desde ese mismo instante lo tentó.
Así que ahora que el estaba herido y con la necesidad de cuidar de el burbujeando dentro de sus tripas, Sean preveía que se convertirá en una pesada mamá gallina a la cual Kyle guisaría en un delicioso estofado, pero de la cual no iba a poder librarse fácilmente. Nada iba a detenerlo de velar por que no hubiese una segunda caída desde un caballo en su vida.
Como si pudiera leer sus pensamientos, los dedos de Kyle se movieron suavemente sobre la línea de su mandíbula, remontaron la barbilla y se deslizaron sobre sus labios.
--Estoy bien.
--Ajá ¿Quieres que revise tu espalda? Estoy seguro que hay algunos colores interesantes sobre ella. —replico contra la presión de las suaves yemas sobre su boca. Kyle entorno ligeramente los ojos, pero termino suspirando al retirar los dedos de sus labios, alejando el calor que desprendían.
--No ha sido mi primer arreo, Sean, se cómo manejar un caballo y esto no ha sido nada más que un accidente. Kit se asusto y no pude controlarlo. El no confía tanto en mí. Es normal. No ha pasado nada. Soy un chico grande y no necesito que hagas de mamá.
Si, el ya sabía eso y no pretendía comportarse como una mamá gallina, pero le era difícil alejar esa imagen de su mente cuando parecía un maldito GIF tatuado en subconsciente. Se reproducía una y otra vez, recordándole el modo en el que Kyle voló de su montura hasta aterrizar sobre le duro suelo, completamente inconsciente.
Envolvió a Kyle en un apretado abrazo y hundió la cara en el cuello masculino, dando gracias a quien quiera que lo escuchase por permitir que aquello no fuese más que un pequeño accidente. Beso la piel y recorrió con los dedos el suave pelo rubio de su monstruito sintiendo como su cuerpo se relajaba entre sus brazos.
Apoyo la barbilla en el hombro de Kyle.
--Entonces no dejes que tu caballo te tire de nuevo ¿de acuerdo? Ahora… ¿Qué infiernos quieres que sea?
Kyle bufo como si la respuesta fuese tan obvia que convertía a Sean en un tonto por no pensar en ella.
--Mi amante. —dijo el monstruo de ojos verdes con una enorme sonrisa cuando se retiro para poder mirarlo. Sean beso la llena boca y entorno los ojos.
--Ya lo soy.
--Si, pero no me refería a eso. El médico me ha recetado…
--¿Cuántas pastillas te ha retado?—interrumpió, nuevamente preocupado. —No llevas muy bien la medicina, te afecta dos veces más que al resto.
--Aun no lo sé. Pero no me refiero a eso. —Desecho Kyle con un movimiento de la mano. —Tengo órdenes del doctor. Cama y mucho sexo, y con eso me ha asegurado que me curare en un santiamén.
Mordiéndose el interior de la mejilla para no reírse, Sean pellizco la barbilla del chico. Se inclino y beso el labio inferior, retirándose antes de que Kyle pudiera siguiera saborear el beso.
--Nada de sexo hasta que te recuperes.
--¿N-Nada?—borboto incrédulo el hermoso monstruo de ojos verdes, logrando que toda la tensión de la preocupación se disolviera finalmente con una alegre carcajada.
Ya no quedaba nada del hombre que lo había amado tan intensamente una semana atrás. Ahora era un chico quejumbroso que intentaba por todos los medios agarrarlo con cada paso lejos que Sean daba para alejarse de la cama. Frustrado, Kyle dejo ir un bajo gruñido digno de un enfadado lobo y se reclino contra la almohada en su espalda. No tenía la intención d castigar a su amante, pues en realidad era un modo de asegurarse al cien por cien de que todo estaba bien con Kyle. Su principal prioridad ahora era que se recuperase y luego ya verían, pues no podía ir inclinando al chico en cada superficie plana que encontraran para aliviar un poco de la perpetua calentura que parecían llevar consigo cuando estaban en una misma habitación y a solas. No todo era sexo en una relación y a veces, cuando una de las dos partes lo necesitaba por x o por i, era bueno centrarse solo en la parte emocional y mental de una relación. Mimar. Cuidar. Amar de otra manera que no fuese la física a esa persona que lo completaba. Y después de todo no se podía considerar un castigo a cuidar de Kyle.
--Oh no, esto no va a quedar así, y espero que lo sepas. Voy a luchar por mi derecho a un buen polvo.
Bueno, eso fue todo. Sean se carcajeo con fuerza. No esperaba que al chico que siempre llamaba monstruo por sus preciosos ojos verdes lo fuese realmente, pero el real monstruo lo creo el mismo cuando le enseño a Kyle el placer latente en las caricias de un hombre. Y desde entonces, parecía siempre hambriento por un pequeño toque, convirtiéndolo en un precioso incubo al que no le molestaba en absoluto alimentar. Kyle era tentador con cada paso o respiración que daba.
--Supongo que si te ríes así es porque mi hermano está bien.
Sorprendido por la profunda voz que llego desde su espalda proveniente de su jefe, Sean se giro y comprobó que efectivamente tanto Noah como Emma estaban allí y habían llegado y entrado a la habitación sin que él lo notara. O quizás estaba tan centrado en Kyle que el resto de su entorno le daba exactamente igual. Comprobó rápidamente a Emma con la mirada, notando las líneas de preocupación que marcaban su cara y sonrió un poco. Todo el mundo sabía lo unidos que estaban Kyle y ella y no le extrañaba que estuviese allí, en primera fila a la espera de ver al herido. Por suerte para todos, Kyle estaba bien.
--¿Cómo estas, Kyle?
--Estoy bien, gracias, pero no hacía falta que vinierais.
--Una conmoción cerebral no es estar bien. —protesto Emma confirmando las sospechas de Sean de que el par había hablado previamente con el doctor. La mujer se acerco a la cama y agarro la mano libre de Kyle. —Me voy a quedar contigo hasta que te den de alta por la mañana.
Aun sabiendo que lo único que corría por la mente de la embarazada eran buenas intenciones, Sean se erizo, sintiéndose un poco amenazado. Quería a Emma como si fuese su hermanita pequeña, pero en esos momentos su protegida le estaba declarando la guerra sin saberlo. Sean era un tipo protector por naturaleza y en esos momentos se sentía aun mas protector de lo normal. Y no tenia porque, pues Kyle era un chico grande tal y como el propio chico había dicho, pero los instintos no eran fáciles es de controlar.
--Y yo te lo agradezco, pero me voy esta misma noche.
--¡Claro que no!
--Tú sabes tan bien como yo que no voy a quedarme. Me han dicho que solo necesito descansar y que alguien me despierte cada hora o par de horas para asegurarnos de todo está bien; que lo está.
Eso fue lo último que dijo Kyle al respecto y tal y como dijo se hizo. Una hora después estaban metidos en la parte trasera de la camioneta, sumergidos en la oscuridad de una cabina en silencio mientras Kyle dormitaba por culpa de los analgésicos que le habían dado para la espalda. Con Kyle apoyado en su hombro, Sean apretó los dedos entrelazos del chico y cerro sus propios ojos. Un susto y no más Kyle. Ni uno más.-----------
Wow! Lo logre.
Hola a tod@s mis bellezas.
Nuevo capítulo, aún caliente y recién salido del horno, sobre Kean. Fuera de la zona de confort donde cada vez me encuentro más a gusto.
No diré que habrá capítulos super seguidos, pero espero volver poco a poco con Kean.
También me paso para anunciar que la otra novela ya está publicada. Se llama Sangre de Guerrero y es un nombre provisional. Sólo consta del prólogo y el primer Capítulo, si gustais ir y darle un vistazo.
Buenas noches y muchos besos!!
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El Corazón de Sean (Parada Indefinidamente)
RomanceLo primero que sintieron nada mas conocerse, fue una intensa atracción. Ahora, meses mas tarde y con sus ideas mas claras que nunca, Sean y Kyle comienzan a experimentar lo que es una relación de verdad durante las vacaciones de verano. Romance y pa...